mientrastanto.e Num. 53 del 12-2007

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"¿Por qué no te callas?" o la colonialidad del poder
Por Boaventura de Sousa Santos

Microhistoria de la Barbarie: noviembre 2007
Regia metedura de pata. Fascistas sin vergüenza.

La Ley de ocultación de las ventas de armas
Por Eduardo Melero y Tica Font

Die Stille vor Bach: el momento de la verdad
Pere Portabella ha hecho, con Die Stille vor Bach... / El silencio antes de Bach...

La Biblioteca de Babel
· Ramiro Pinilla, Antonio B.,
El Ruso. Ciudadano de tercera

·
Mircea Cărtărescu, Por qué nos gustan las mujeres

Devedeando, que es gerundio
·
Sergio Corbucci, El gran silencio (1968)

Foro de webs
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Revista mientras tanto
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53
Diciembre de 2007

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"¿Por qué no te callas?" o la colonialidad del poder

Boaventura de Sousa Santos*

 "¿Por qué no te callas?". Esta frase, pronunciada por el rey de España dirigiéndose al presidente Hugo Chávez durante la XVII Cumbre Iberoamericana realizada en Chile el pasado 10 de noviembre, corre el riesgo de quedar en la historia de las relaciones internacionales como un símbolo cruelmente revelador de las cuentas por saldar entre las potencias ex colonizadoras y sus ex colonias. De hecho, nadie se imagina a un jefe de Estado europeo dirigiéndose públicamente en esos términos a un par europeo, cualesquiera fuesen las razones del primero para reaccionar ante las consideraciones del último. Como cualquier frase que interviene en el presente a partir de una larga historia no resuelta, esta frase es reveladora en diferentes niveles.

 En primer lugar, revela la dualidad de criterios para evaluar qué es o no democrático. Está documentado el involucramiento del primer ministro de España de entonces, José María Aznar, en el golpe de Estado que en 2002 intentó derrocar a un presidente democráticamente electo, Hugo Chávez. Como a esa altura España presidía la Unión Europea, esta última no puede siquiera clamar su total inocencia. Para Chávez, Aznar al actuar de esta forma se comportó como un fascista. Podría llegar hasta cuestionarse la adecuación de este epíteto. Pero, ¿no hay tantas razones para defender las credenciales democráticas de Aznar, como hizo patéticamente Zapatero, como para denunciar el carácter antidemocrático de su injerencia? ¿Se haría lugar a la misma vehemente defensa si un presidente electo de un país europeo colaborase en un golpe de Estado para deponer a otro presidente europeo electo?  

La dualidad de criterios tiene aún otra vertiente: la valoración de los factores externos que interfieren en el desarrollo de los países. En los primeros discursos de la Cumbre, Zapatero criticó a aquellos que invocan factores externos para encubrir su incapacidad para desarrollar a los países. Era una alusión a Chávez y su crítica al imperialismo norteamericano. Pueden criticarse los excesos de lenguaje de Chávez, pero no es posible hacer esta afirmación en Chile sin tener presente que allí, hace 34 años, un presidente democráticamente electo, Salvador Allende, fue depuesto y asesinado por un golpe de Estado orquestado por la CIA y Henry Kissinger. Tampoco es posible hacerlo sin tener presente que actualmente la CIA tiene en curso las mismas tácticas usando el mismo tipo de organizaciones de la "sociedad civil" para desestabilizar a la democracia venezolana. 

Tanto Zapatero como el rey quedaron particularmente  irritados por las críticas a las empresas multinacionales españolas (busca desenfrenada de lucro e interferencia en la vida política de los países), realizadas en diferentes tonos por los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Argentina. Es decir, los presidentes legítimos de las ex colonias fueron mandados a callar pero, de hecho, no se callaron. Esta negación significa que estamos por entrar en un nuevo período histórico, un período poscolonial, teorizado, entre otros, por José Martí, Gandhi, Franz Fanon y Amílcar Cabral, y cuyas primicias políticas se deben a grandes líderes africanos como Kwame Nkrumah. Será un período duradero que se caracterizará por una fuerte afirmación de los países que se liberaron del colonialismo europeo en la vida internacional y se basará en la recusación de las dominaciones neocoloniales que han persistido más allá del final del período colonial. Esto explica por qué la frase del rey de España, destinada a aislar a Chávez, fue un tiro que salió por la culata. Por la misma razón se explican los sucesivos fracasos de la Unión Europea de aislar a Roberto Mugabe.  

Pero, "¿por qué no te callas?" es todavía reveladora a otros niveles. Destaco tres. Primero, la desorientación de la izquierda europea, simbolizada por la indignación hueca de Zapatero, incapaz de darle cualquier uso creíble a la palabra "socialismo" e intentando desacreditar a aquellos que lo hacen. Puede cuestionarse al "socialismo del siglo XXI" —yo mismo tengo reservas y preocupaciones en relación con algunos desarrollos recientes en Venezuela—, pero la izquierda europea deberá tener la humildad para reaprender, con la ayuda de las izquierdas latinoamericanas, a pensar futuros poscapitalistas. Segundo, la frase espontánea del rey de España, seguida del acto insolente de abandonar la sala, mostró que la monarquía española pertenece más al pasado de España que a su futuro. Si, como escribió el editorialista de "El País", el rey desempeñó su papel, es precisamente este papel el que más y más españoles ponen en cuestión, al abogar por el fin de la monarquía, en definitiva una herencia impuesta por el franquismo. Tercero, ¿dónde estuvieron Portugal y Brasil en esta Cumbre? Al mandar a callar a Chávez, el rey habló en familia. ¿Brasil y Portugal son parte de ella?

* [B. de Sousa Santos es Doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale, catedrático en la Universidad de Coimbra, Portugal, y profesor visitante en las universidades de Wisconsin, Madison, Sao Paulo, y en la London School of Economics.]

 

Microhistoria de la Barbarie: noviembre 2007

Regia metedura de pata

La intervención del rey de España en la Cumbre latinoamericana se ajusta tan poco a los modales diplomáticos como las interrupciones de Chávez a Zapatero. Ninguno de los dos, ni Chávez ni el Rey, tenía el uso de la palabra. Zapatero, ante las interrupciones, evitó pedir a la presidenta de la reunión, la chilena Bachelet, que llamara al orden al presidente venezolano: trataba de capear un temporal del mejor modo posible. La salida de tono del rey de España merece comentario: lo veremos después. 

A nadie puede extrañar que un dirigente populista como Chavez, en plena campaña para aprobar en su país unos cambios constitucionales de marcado cariz personalista, acudiera caliente a la cumbre iberoamericana: en los últimos días Aznar no se había cansado de criticarle en sus conferencias y en la prensa, con el estrepitoso antecedente de haberse aliado activamente con Bush también en el fallido golpe de estado contra Chávez y haber reconocido a su efímero líder. No se puede objetar el derecho a quejarse de Chávez, pero sí la forma prepotente en que lo hizo sin la menor consideración hacia Zapatero, a quien puso en la nada envidiable situación de tener que pedir respeto para Aznar pues de otro modo hubiera sido objeto de la furia del PP por no defender “a España”.

Pero la “España” que cuenta en este contexto tiene nombres propios: Telefónica en Argentina, Repsol en Bolivia y América Central, Unión Fenosa en Nicaragua y otros países. Quienes en la Conferencia Iberoamericana habían denunciado malas prácticas de las empresas españolas no eran pocos: los presidentes de Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina, además de Venezuela. Y sobre la realidad de esas malas prácticas no nos tiene que convencer nadie: nos basta saber cómo se comporta Telefónica con nosotros, qué hacen las compañías de la luz, etc.  

El rey de España tenía motivos, tanto públicos como privados, para estar nervioso. La proliferación de voces críticas con la institución de la corona en España, sobre la base de una instauración monárquica hecha por Franco y sólo legitimada mediante la actividad orquestal de los mass media, que en aras de la paz pública le ríe todas las gracias a la familia real y calla sobre sus negocios y sus intervenciones políticas, es la base, bien fundamentada, de la real  inquietud. En cuanto a los motivos privados, no pueden entrar en línea de cuenta: nadie toma en consideración, para juzgar los comportamientos de los políticos si en su privacidad tienen dolor de muelas, se están separando de su pareja o cosas por el estilo. De modo que la salida de tono del rey ha de ser juzgada como lo que es: una metedura de pata en el ejercicio de sus funciones, cuando ostentaba la máxima representación simbólica del Estado. 

No hay duda de que a este rey no le gusta Chávez como persona: un militarote golpista como el que le encumbró a él —aunque no sanguinario como éste—, de cultura cuartelaria,  aspirante a suceder a Castro en el imaginario colectivo de la izquierda latinoamericana y, last but not least, tolerante con la inmensa corrupción de la administración que preside. Ciertamente, Chávez distribuye entre los pobres los réditos del petróleo venezolano en vez de permitir que se los lleven los ricos de su país y las compañías multinacionales. Y por eso obtiene adhesión de mucha gente de la izquierda social. En mi opinión es el candidato perfecto para morir del modo que los norteamericanos suelen reservar a los díscolos de su “patio de atrás”: el accidente aéreo. Lo cual justifica tener cierta indulgencia al menos con sus maneras. 

Llama la atención el modo en que los mass media españoles han tratado la metedura de pata regia —que seguro tendrá consecuencias en Iberoamérica—: aparentar que ha sido todo lo contrario de una metedura de pata. Es la consecuencia de la irresponsabilidad legal y política de la institución de la corona. A un presidente de la República española le caerían chuzos de punta de haber actuado como lo hizo el rey, porque un presidente sería responsable. Pero no es éste el caso, y la prensa, la radio y la televisión de este país han preferido maquillar y mentir para salvar una vez más a este Jefe del Estado que tan bien se las apaña para buscarse amigos dudosos (Colón de Carvajal, Conde, De la Rosa, Armada, p.ej.) y crearse enemigos. Los mass media públicos y del empresariado, mediante diluviales cortinas de humo antichavistas, han tratado de disimular lo evidente: que el mal paso regio ha puesto muy difícil para la Jefatura del Estado español asistir sin ser zarandeada a las cumbres latinoamericanas venideras, y que además ha avivado los justificados recelos de los antiguos colonizados en relación con “la madre patria”. No se puede conseguir más con cinco palabras inoportunas e inmeditadas. 

El incidente ha aclarado algo, sin embargo: que el Rey de España no es la Reina de Inglaterra.


Fascistas sin vergüenza
 

Como era de esperar la siembra de crispación del Partido Popular está dando una buena cosecha de fascistas en activo que, a diferencia de muchos dirigentes de ese partido, no se avergüenzan de serlo. Un muchacho antifascista vallecano, Carlos, ha sido asesinado. Carlos era un chico de 16 años; su asesino, un militar neofascista que iba a manifestarse contra los inmigrantes provisto de un machete, con el que además apuñaló seriamente a otro muchacho, Alejandro. Las agresiones de estos nazis se producen en un ambiente de cuasi-impunidad. Por si fuera poco también ha habido estropicios policiales contra manifestantes antifascistas en Madrid.

Al propio tiempo he visto imágenes de una manifestación antifascista en Barcelona en la que algunos manifestantes dieron muestras de gran violencia. Lo mismo ha ocurrido en ocasiones en Madrid. ¿Sólo rabia acumulada, justificada por demás? De pronto, parece como si algunos jóvenes de este país se estuvieran alejando de las maneras civilizadas de ejercer el derecho de manifestación.

No sólo la violencia de jóvenes fascistas merece análisis y crítica, y por supuesto condena ejemplar y aflictiva. También hemos de preguntarnos por qué jóvenes antifascistas adoptan modos de manifestación parafascistas. Y se me ocurren dos tipos de hipótesis explicativas, ninguna de las cuales resulta tranquilizadora. 

Una es que los antifascistas “parafascistas” fueran provocadores de extrema derecha o actuaran inducidos por éstos. No se puede excluir en absoluto esta posibilidad, a la vista de que los grupúsculos ultraderechistas han crecido y se mueven como motos en el terreno abonado de la política crispadora y confusionaria del Partido Popular. Con la política de los Rajoy, Acebes, Zaplana y compañía el Partido Popular espera conservar a sus votantes, pero también excita a toda esa españa de la saña que sólo usa la cabeza para embestir. Y ahí están de nuevo los grupos activos de fascistas que tras el 23 F fueron a parar al sumidero de la historia. Esta hipótesis no se puede descartar, sobre todo si se pone en relación con la que sigue. 

La otra hipótesis es que los antifascistas violentos estén mimetizando simplemente los modos de hacer de los fascistas que les provocan, tanta es la distancia que se ha creado entre ellos y las instituciones tradicionales de la izquierda social (partidos, sindicatos, asociaciones), incapaces de transmitirles la cultura política que hizo imposible en este país la prolongación del franquismo, o al menos de sus formas “puras y duras”.  

Está cada día más claro que la política del régimen actual, insuficientemente democrático, tiene completamente abandonados a los jóvenes. Media un abismo entre el lenguaje neutralizante, políticamente orientado, de la clase política y de los medios de comunicación, y el lenguaje y las necesidades vitales de los jóvenes. 

Es cierto que las estéticas de los neofascistas y los antifascistas violentos se parecen muchísimo. El uso de prendas de camuflaje militar, de botas militares, etc., por no hablar de otras modas que el lector puede adivinar fácilmente, es frecuente, normal. Pero si además de la semejanza estética se afianzara una semejanza ética el asunto resultaría infinitamente más grave. Porque significaría la penetración de la barbarización político-moral en la izquierda social. 

Las prédicas de la COPE y los obispos, la emotividad de las jaurías del ojo por ojo, la ceguera de ETA y el definitivo y expeditivo cinismo de Acebes, Zaplana, Rajoy y Aznar —por no mencionar a otros— han hecho mucho por calentar a personas marginadas que sin duda ven que no viven en el mejor de los mundos, pero que distan de atribuir su precariedad existencial a las desorbitadas ganancias del empresariado y de sus cuadros, al crecimiento de la desigualdad, culpabilizando en cambio a los que pasan por ahí: a las gentes de la izquierda y a los emigrantes, a los homosexuales o, simplemente, a quienes no son como ellos. Ésas son las fuentes de alimentación de los nuevos fascistas.

Pero que el sistema político sea impermeable para los jóvenes educados en valores democráticos, hasta el punto de que cuando son agredidos —y éste es el caso, no lo olvidemos: los muertos y los apuñalados son antifascistas— tiendan a mimetizarse con los agresores, para acabar emprendiéndola alegremente con la policía, debe obligar a reflexionar.

[Juan-Ramón Capella]

 

CARTA DE UN LECTOR

 Benvolguts amics de Mientras Tanto:

Tot i que amb un cert retard, em dirigeixo a vosaltres com a subscriptor que soc des dels  primers números de la revista, perquè m'ha dolgut el tractament que heu donat a la Coordinadora de Centres d'Estudi de Parla Catalana (CCEPC) en el núm.50 del Butlletí electrònic, a l'apartat de "Política omphaloscópica" de les "Crónicas".

Soc membre fundador de la CCEPC, i  vice-president de l'Institut d'Estudis Penedesencs, i m'agradaria de aclarir algunes qüestions al respecte.

1. La CCEP, que fa uns deu anys que funciona, va ser creada per aquells centres d'estudis locals i comarcals d'orientació més progressista, que volien donar un tomb al que havien estat els centres d'estudis fins aquell moment. Al capdavant d'aquests centres hi havia gent  d'esquerres (des del PSC a l'esquerra extraparlamentària, passant per ICV). I això s'aconseguí malgrat l'oposició dels centres d'orientació més conservadora, i de la pròpia Generalitat de Catalunya convergent.

2. Des de la seva fundació la Coordinadora ha potenciat diversos projectes de recerques conjunts que han permés als centres sortir dels marcs locals i comarcals, i dels àmbits massa historicistes. Temes com el Franquisme, la Memòria Històrica, la Transició, el Patrimoni popular,... han estat treballats des de la Coordinadora en diversos congressos i seminaris.

3. Crec que és just el premi que ha rebut la Coordinadora, i penso que no es pot posar en el mateix paquet que d'altres.

4. A vegades sembla com si tot lo que fos català haguès de ser conservador i tot el que fos castellà progressista. 
 

Ramon Arnabat

 

La Ley de ocultación de las ventas de armas

Eduardo Melero y Tica Font*

Tras la aprobación en el Congreso de los Diputados del Proyecto de Ley sobre el control del comercio exterior de material de defensa y de doble uso sólo queda pendiente su aprobación por el Senado. Es poco probable que se produzcan modificaciones a su contenido, objeto de un comentario crítico en esta nota.

Para poder exportar armas se necesita una autorización administrativa que concede el Ministerio de Industria. Esta autorización se concede siempre que exista un informe favorable de la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso (JIMDDU), que es el órgano que valora que las exportaciones cumplan los requisitos establecidos por la ley. Por ley la JIMDDU tiene que velar por el cumplimiento del Código de Conducta de la UE, código que ha quedado recogido por la misma Ley. Este código establece que no deben venderse armas a países sancionados, inestables, en conflicto armado, que vulneren los Derechos Humanos, que no condenen el terrorismo o que tengan un nivel de bienestar delicado.  A la vista de ello ¿Cómo hay que interpretar las exportaciones de armas españolas a Turquía, Arabia Saudita, Marruecos, Ecuador, Colombia, India, Israel, Venezuela, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Singapur, Tailandia, Sri Lanka, Angola, Ghana, Pakistán y Kenia?. A la luz de estas exportaciones ¿cómo comprobar que la JIMDDU cumple la ley si sus decisiones y sus actas son secretas?

Desde Justicía i Pau entendemos que una verdadera transparencia tiene como condición previa que se prohíba clasificar como secreto de estado el contenido de las actas de la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso (JIMDDU). Mientras se mantenga el contenido de dichas actas como secreto de Estado, hablar de transparencia en materia de comercio de armas es una forma de manipulación. El secreto de Estado en el comercio de armas impide hablar de transparencia y además otorga la cobertura necesaria para ocultar el descontrol existente en este tipo de comercio. Un descontrol que la nueva Ley no atajará mientras mantenga sus auténticas causas: el secretismo y los poderes arbitrarios que se otorgan a la JIMDDU.

Mantener las actas de la JIMDDU clasificadas como secreto de Estado, supone que la información sobre el comercio de armas no puede ser conocida por la opinión pública ni sometida a control parlamentario. Precisamente por eso se han clasificado como secreto de Estado, para ocultar a la ciudadanía y al parlamento los aspectos más escandalosos del comercio de armas. Éste se convierte así en un negocio secreto, que sólo conocen las industrias armamentísticas y la Administración. El secretismo imposibilita en la práctica que se pueda llevar a cabo un control judicial de las autorizaciones administrativas de exportación otorgadas. Jurídicamente esta clasificación como secreto vulnera la Ley sobre Secretos Oficiales, que sólo permite declarar como secreta aquella información cuyo conocimiento público “pueda dañar o poner en riesgo la seguridad y defensa del Estado” (artículo 2).

Otro de los aspectos más negativos de la Ley es que otorga a la JIMDDU el poder de no exigir informe previo ni documentos de control en aquellas exportaciones que se determinen reglamentariamente (artículo 14, apartado 3). El reglamento vigente le permite a la JIMDDU una libertad total en este sentido, situación que muy probablemente no cambie con el nuevo reglamento. La ley no impide que la JIMDDU decida no controlar determinadas exportaciones, poder que podrá utilizar a su libre arbitrio. Si sumamos secretismo y arbitrariedad el resultado no puede ser otro que el descontrol (o falta de control) en el comercio de armas.

La Ley también obliga al Gobierno a enviar al Congreso de los Diputados información estadística sobre las exportaciones de armas (artículo 16). Se recoge así legalmente una práctica que venía realizándose desde hace varios años. El contenido de estas estadísticas es muy deficiente ya que impiden conocer realmente qué armas se exportan. Por ejemplo el informe del 2006 recoge que a Marruecos se han exportado armas por valor de 6.922.200 € dentro por la categoría 4 (bombas, torpedos, cohetes, misiles). Es decir podemos saber el valor de la exportación por país, pero no exactamente el producto: ¿se han vendido minas antipersona?, ¿se han vendido bombas de racimo a alguno de estos países? Esta información no la ofrece el informe del 2006 y no se ofrecerá en los informes de los próximos años.

Se nos presenta como avance que el artículo 16 contemple que el gobierno informará sobre usuario final y la naturaleza pública o privada de la exportación. El informe del 2006 facilita la siguiente información: por ejemplo, en las exportaciones a Canadá, en un 99,61% (del valor de lo exportado) el usuario es privado y el importador es una empresa privada, y en el 0,39% el usuario son las fuerzas armadas y el uso es público. Canadá recibió por categoría 4 (bombas, torpedos, cohetes, misiles) armas por valor de 1.031.850 €. Resulta alarmante que se hayan podido vender a una empresa privada y para uso privado bombas o misiles y que no podamos saber qué clase de empresa es, a qué se dedica y bajo qué conceptos puede la empresa usar dichas bombas o misiles. ¿Significan dichas exportaciones que empezamos a privatizar la guerra?

Si a ello le sumamos la aplicación del secreto estadístico, que ya no se recoge expresamente en el texto de Ley pero resulta aplicable en virtud del artículo 13 de la Ley 12/1989, de 9 de mayo, de la Función Estadística Pública, las estadísticas de exportación no van a incluir datos relativos a los exportadores y a los productos exportados.

Por último, la Ley no prohíbe la fabricación y exportación de bombas racimo, sino que se limita a señalar que el Gobierno promoverá y apoyará las iniciativas nacionales e internacionales para restringirlas y, en su caso, prohibirlas (disposición final tercera). Aparte del dudoso valor jurídico de esta fórmula, el secretismo existente impide saber si realmente se están exportando bombas racimo.

En conclusión, contrariamente a su denominación, la ley aprobada no es la ley del control del comercio de armas, sino la ley que garantiza su descontrol y su ocultación. Nuestra valoración de que esta Ley no va a suponer una mejor práctica de nuestro gobierno viene avalada por otras políticas que impulsa el mismo a través de diversos ministerios. No podemos esperar que nuestro gobierno sea escrupuloso en el cumplimiento del espíritu de la Ley si desde diferentes ministerios se llevan a cabo políticas de apoyo a la industria de armamento, como la política de inversión o la política de investigación y desarrollo de nuevas armas, o la participación en proyectos europeos de nuevas armas, o la política de fomento de las exportaciones de armas españolas. Cabe destacar la compleja organización administrativa dedicada a patrocinar las exportaciones de armas españolas: la Oficina de Apoyo Exterior del Ministerio de Defensa, las Agregadurías de Defensa que existen en las embajadas, y las empresas públicas DEFEX S. A. e ISDEFE (Gerencia de Cooperación Industrial).  Finalmente destacar que muchas de las exportaciones de armas españolas se realizan con financiación pública o se aseguran a través de la empresa pública Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación, S.A.

 Parece razonable pensar que la política de exportaciones de armas españolas se regulará no sólo a través de la legislación sino mediante la interpretación y aplicación de la misma, piezas de la política de fomento de las exportaciones de armas. Prueba de ello son las escasísimas denegaciones de autorizaciones que se producen (16 en 2005 y 3 en 2006, según las estadísticas oficiales). 

*[E. Melero y T. Font son miembros del Centre d'Estudis per la Pau J.M. Delàs. Justicía i Pau]

 

Die Stille vor Bach: el momento de la verdad

Pere Portabella ha hecho, con Die Stille vor Bach / El silencio antes de Bach (2007), lo mismo que había hecho con Cuadecuc (1970): un golpe de tuerca a toda la cinematografía. Nada fue enteramente igual después de aquella película que mostraba cómo se rodaba una película.

Tampoco nada seguirá siendo igual ahora. Nadie (o casi nadie: Jean-Marie Straub, hace cuarenta años) había pensado en hacer un musical con Bach como objeto. Nadie había pensado antes en una película no sobre un compositor sino sobre su música. Nadie había pensado antes en hacer una película musical de estas características. Y nadie había pensado antes que los documentales sobre música, llenos de piezas pregrabadas, quedarían barridos por una película de ficción, pues de las dieciocho piezas que se interpretan en la película, solo la de Gyorgi Ligeti y el final proceden de una música pregrabada: todo lo demás es rigurosamente en sonido directo. Nadie había pensado antes en hacer todo esto, pero ahora Portabella ya lo ha hecho. Ahora, los documentales sobre música y las películas musicales pueden ser distintos.

Pero tampoco el cine volverá a ser cómo antes. Nadie había contado con imágenes de qué iba una película como lo ha hecho Portabella, con el deslumbrante plano secuencia del combate entre la pianola mecánica y la cámara. Nadie había pensado antes en un caballo que bailase una de las Variaciones Goldberg, como la que ejecuta el caballo Casandro; y —menos aún— que esto fuese material para una película de ficción. Nadie —o casi nadie: Antonioni, Angelopoulos, Jia Zhang-ke— había pensado en usar el travelling como lo usa Portabella. Nadie, sin embargo, había osado antes hacer un travelling tan conceptual como extraordinariamente hermoso como el que acompaña las ventanas de un tranvía recorriendo las calles de Leipzig. Este plano es estallantemente bello porque es justo.

Y tampoco el público debería ser igual que antes. Nadie había pensado antes en hacer una película rompedora de las normas narrativas, que a la vez fuera accesible a gran número de espectadores. Desde el principio, Die Stille vor Bach adquiere un vuelo aéreo con su juego de movimientos de cámara y música, que rapta al espectador hasta el final. Muchos han pensado antes hacer precisamente esto, pero muy pocos lo han conseguido. La película de Portabella consiste en una pieza maestra de un cine de ruptura y de búsqueda, que pocos practican.

Pero que una película llegue a su público es extremadamente difícil. Porque entre ambos está la propaganda de las multimillonarias multinacionales de la distribución con sede en Estados Unidos. Y también están los prejuicios, nacidos de los años de silencio de Portabella. Die Stille vor Bach es un caso típico de película que puede llegar a un gran público pero sólo si se rompen ciertas barreras. De lo contrario, al igual que Cuadecuc, tardaremos años en que se reconozca su mérito y su condición pionera. Es decir, que su naturaleza de auténtica gozada, de seducción mediante la imagen y el sonido, deje de ser condicional y se reconozca por los espectadores de hoy en día. Y ello, ahora, en el momento del estreno. No dentro de treinta años.

Sobre esto, el vanguardista ruso Vladimir Maiakovski dejo dicho claramente: “El arte no es un arte de masas desde su nacimiento, se vuelve arte de masas como resultado de una suma de esfuerzos”. Ahora, esta suma de esfuerzos hace más falta que nunca. Hay que hacer un esfuerzo para que Die Stille vor Bach salga de los pequeños cenáculos de apenas pocas ciudades. Defender el cine como medio de expresión (por lo demás, amenazado) implica también defender la película de Portabella, para que mañana se la recuerde como una película que marcó el cine del presente. Como una película absolutamente crucial para el cine de hoy.

[Josep Torrell]

 

La biblioteca de Babel

Ramiro Pinilla, Antonio B.
El Ruso. Ciudadano de tercera
Tusquets, Barcelona, 2007, 633 págs.

Han pasado veinte años desde que se publicó este libro por primera vez. Le costó salir a la luz precisamente porque lo que alumbraba eran las vergüenzas y las desgracias de la época franquista. Y lo hizo incluyendo en su relato componentes culturales, sociales, políticos, religiosos, económicos y jurídicos. Al narrar con calma la vida de Antonio Bayo, explica el ambiente en el que le tocó vivir:

miseria, hambre en la mesa todos los días, dominación sobre la mujer, brutalidad policial, corrupción, curas cabrones que hacían buenos a algunos de los jueces con los que topa El ruso, represión, cárceles, penales… y, en medio de todo esto, el intento por sobrevivir, la búsqueda de afecto, la defensa de una mínima dignidad… Lo más básico en medio de la desgracia.

[Antonio Madrid]

 

Mircea Cărtărescu
Por qué nos gustan las mujeres
Trad. De Manuel Lobo, Funambulista, 2006 / Círculo de Lectores, 2007

Mircea Cărtărescu es un escritor rumano sólido y de larga trayectoria de quien, hasta la publicación en 2004 de la edición rumana del libro reseñado, poco se sabía fuera de su país. De hecho, apenas se cuentan entre sus publicaciones internacionales un puñado de traducciones al italiano (a cargo de Bruno Mazzoni, que en esta obra es literaturizado como personaje secundario) y al inglés. En España Seix Barral publicó en 1993 El Sueño (1989).

Esta obra contiene los cuentos que Cărtărescu estuvo publicando para la edición rumana de la revista Elle (donde aparecieron la mayoría de los cuentos del volumen): Dilema, România Literară, Lettre Internationale y Tabu. Este conjunto de relatos están trazados por una pluma sobria, que no titubea, austera con las observaciones mundanas y algo más

elocuente con las apreciaciones sobre los mundos ficticios (la imaginación, la ensoñación y los sueños). Historias con apariencia autobiográfica que siempre acaban fundiéndose con la memoria y donde brotan imágenes poéticas que cobran vida en la mente del lector y resiguen su experiencia (de forma particular, y circular, en relación con las mujeres). Además, el libro incluye una sorpresa más que suculenta –sólo apta para bibliófilos y mitómanos de las letras– en la página 999.

En cuanto a las dos ediciones en castellano, sólo difieren en las ilustraciones y el precio. La de Funambulista incluye las simpáticas ilustraciones de Álvarez, mientras que la de Círculo de Lectores tiene un precio considerablemente inferior.

[Óscar Capdeferro]

 

Devedeando, que es gerundio

Sergio Corbucci
El gran silencio (1968)
Impulso, La Laguna, 2007

Han pasado veinte años desde que se publicó este libro por primera vez. Le costó salir a la luz precisamente porque lo que alumbraba eran las vergüenzas y las desgracias de la época franquista. Y lo hizo incluyendo en su relato componentes culturales, sociales, políticos, religiosos, económicos y jurídicos. Al narrar con calma la vida de Antonio Bayo, explica el ambiente en el que le tocó vivir:

Ojo, que os conozco, y vais a montar un cirio de agárrate y no te menees. Para que te enteres: hay dos películas con el mismo título y salidas al mismo tiempo. Una es del oeste y la otra una de cartujos, a mayor gloria de su dios. La nuestra no es la segunda —¡ábrase visto!— sino la primera. Que lo sepas, monada. “¡Joder, si que vais fuertes! ¡Para navidad un espagueti western!” Oye, vosotros informaros antes de hablar, porque la peli ésta la recomendaban incluso la Rote Armé Fraktion. Porque éste, tontolaba, es un espagueti con pedigrí. Por ejemplo, en España ni se estrenó, porque la censura se olió el percal. ¿Por qué? Porque ésta es una de las rarísimas pelis que permite entender la historia de los Estados Unidos. O séase, una peli del oeste típica acaba bien: con los malos barridos.

Al domingo siguiente, viene otra del oeste, y lo mismo: los malos, barridos y fregados. Siempre lo mismo, pueblo tras pueblo. Pero resulta que no se entiende que una vez limpitos los pueblos, vayan y voten a la banda de carroñeros que mandan a Washington. Y no se entiende que traten de convertir el planeta en un far west privado. Entonces, en el 1968, se les ocurrió a unos chicos que, para entenderlo, habían de terminar la película pero que muy mal, o sea: con maldad y recochineo.  El productor no lo veía muy claro y, por si un aquél, mandó rodar un final alternativo, y si no funcionaba la película, se remontaba y a otra cosa mariposa. No hizo falta: El gran silencio funcionó precisamente por su final. Era el 1968, claro. Algunos propagandistas fueron famosos (a uno le suicidaron en una cárcel alemana de gran seguridad), como Andreas Baader, cuando era dirigente estudiantil, que llenó las salas con su alegato en favor de una peli que dejaba como un trapo sucio los calzoncillos de banqueros y cazadores de recompensas. Ahora se ve con la nostalgia de un tiempo que ha cambiado, y, la verdad, ya no existen pelis comerciales como ésta. En las navidades, es el plato más suave del menú audiovisual que he encontrado para estas fiestas, porque iréis de comida (de la otra) hasta el buche y no os enterareis de lo que veis.

La Puri (Oficina Soviética para el Cine).

 

Foro de webs

Privacy International
http://www.privacyinternational.org/

 Página en inglés de esta prestigiosa organización formada en 1990 para denunciar los excesos de las políticas de vigilancia e invasión de la privacidad por los estados y por los mercados (vigilancia antiterrorista, control de tarjetas de identificación personal, videovigilancia, control de datos personales con valor económico, etc.). PI tiene sede en Londres y delegación en Washington DC, aunque las campañas e investigaciones que promueve tienen un alcance mundial.

 

PÁGINAS-AMIGAS

Centre de Treball i Documentació (CTD)
www.cetede.org
Nómadas
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas
www.ucm.es/info/nomadas
El Viejo Topo
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Revista mientras tanto

Contenido del número 102

 mientras tanto
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Primavera 2007

102

NOTAS EDITORIALES
Capitalismo intangible
A. Recio
Memoria democrática o memoria fascista
X. Doménech
¿Un doctorado en crímenes de guerra y daños colaterales?
J. L. Gordillo

ARTÍCULOS
EL ORIGEN NORTEAMERICANO DE LA IDEOLOGÍA DEL TERCER REICH
Domenico Losurdo

LA CABEZA DE JANO. EL DERECHO DE EXCEPCIÓN NORTEAMERICANO EN EL PRIMER MANDATO DE GEORGE BUSH
Ramón Campderrich

NUEVO CAPITALISMO, PRISIÓN Y LÓGICAS DEL CASTIGO
Brandáriz García

LA PROPIEDAD INTELECTUAL DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIAL: UNA CRÍTICA AL MODELO VIGENTE
Eduardo Melero Alonso

LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA Y JURÍDICA DEL GÉNERO. REFLEXIONES DESDE UNA PERSPECTIVA INCLUSIVA
Antonio Giménez Merino


EDUCAR COMO TAREA POLÍTICA
José Manuel Barreal San Martín y
Manuel García-Morán Escobedo

RESEÑA
Pedro de la Llosa, 'Retratos plumistas',
Pepe Gutiérrez

 

mientras tanto bitartean mientras tanto mentrestant
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Contenido del número 103

 mientras tanto
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Otoño 2007

103

NOTAS EDITORIALES
La historia interminable: nueva crisis financiera
A. Recio
Dilemas constitucionales en Venezuela
G. Pisarello
La sombra de un ciudadano ejemplar
J. Torrell
En la muerte de Lluís Maria Xirinacs
J. Sempere
 

ARTÍCULOS
LOS SERVICIOS SOCIALES Y LA CUARTA PATA (¿COJA?) DEL ESTADO DEL BIENESTAR EN ESPAÑA
José Adelantado

EL CUIDADO DE LA DEPENDENCIA: UN TRABAJO DE CUIDADO
Teresa Torns

SINDICATOS Y JÓVENES: EL RETO DE SUS VÍNCULOS
Antonio Antón

DERECHOS FORMALES Y DERECHOS REALES DE LOS TRABAJADORES EN LA ESPAÑA DE COMIENZOS DEL SIGLO XXI
Daniel Lacalle

L’ESGLÈSIA CATÒLICO ROMANA A ESPANYA: PODER I PRIVILEGI
Ángel Zaragoza i Tafalla

RESEÑA
Entrada en la Barbarie
Joaquim Sempere

 

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