mientrastanto.e Num. 48 del 06-2007

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Teatro de Variedades
El presupuesto para Afganistán.- Democracia participativa en las elecciones locales: el caso de Barcelona.- ...

Tras las elecciones municipales y autonómicas
Los balances electorales suelen ser aburridos y poco esclarecedores, excepto cuando...

Frontex, el instrumento del egoísmo colectivo de la Europa rica
La Europa fortaleza se consolida. En 2004 se creó la Agencia para la Cooperación en las Fronteras Exteriores, conocida como Frontex...

Grand Prix de la inconsciencia
Pocos días antes de las elecciones el Ayuntamiento de Valencia anunció a bombo y platillo un preacuerdo para...

 

Educación para la Ciudadanía igual a Educación Social
En el artículo de opinión publicado en La Nueva España del 27 de abril, titulado ...

Comercio de armas y secreto de estado
En estos momentos se encuentra en fase de tramitación parlamentaria un Proyecto de Ley sobre ....

Cuatro décadas con Marat-Sade
En esta Experiencia terapéutica libre a cargo del equipo médico del Sanatorio Psiquiátrico “Doctor Nervión” y con...

La biblioteca de Babel
· Manuel Sacristán, Lecturas de filosofía moderna y contemporánea.

· Riutort, Bernat (coord.) Carbonero, María Antonia; Miguel, Alejandro: Riutort, Bernat; Sales, Tomeu; Valdivieso; Joaquín (eds.)
Indagaciones sobre la ciudadanía. Transformaciones en la era global.

 

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Número 48
Junio de 2007

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Teatro de Variedades

     El presupuesto para Afganistán.- Democracia participativa en las elecciones locales: el caso de Barcelona.- ¿El huevo o la gallina? - Reivindicación de Patricia Ferreira.- El flautista de Hamelín.- Neoliberalismo en pensiones y en sueldos públicos.- Diferencia entre la Bolsa y Gescartera.- La vida de los otros.- Maderos de Catalunya.- Nuevas rutas turísticas.

El presupuesto para Afganistán

     Se confirma lo ya dicho: la guerra de Afganistán se ha recrudecido. Varios militares españoles destacados allí han pedido el envío de más tropas: temen que se produzcan ataques y con ellos muertes de soldados. Las tropas españolas (digámoslo así, aunque hay bastantes inmigrantes alistados) no están ya en misión de policía, sino como cuerpo auxiliar del ejército norteamericano. Por eso son blanco de ataques de los resistentes al gobierno títere instalado por los Estados Unidos.

     IU le ha pedido al presidente del gobierno que reconsidere la presencia militar en Afganistán; y el gobierno, de momento, ha mostrado su talante al respecto comprando un carísimo avión indetectable y unos missiles de crucero de la mejor calidad. Para estos juguetes siempre hay dinero público. Sin embargo crece la urgencia de la retirada. Un modo algo más efectivo de exigirla que las palabras sería la enmienda del presupuesto público para gastos militares. IU debe pasar de las palabras a los hechos y objetar ese gasto, desperezando a otros partidos y buscando alianzas con ellos.

     Nosotros, los pringaos, podemos escribir cartas de protesta a Zapatero (www.la-moncloa.es/Presidente/EscribiralPresidente/), como si fuéramos lectores británicos del Times, pero sobre todo podemos manifestarnos y cacerolear cuando nos convoquen las plataformas contra la guerra. Eso se oye más y no se puede echar a la papelera.

     También se escucharán llantos, y veremos a caballeros y señoras compungidos asistiendo a funerales transmitidos por la tele.

Democracia participativa en las elecciones locales: el caso de Barcelona

     Nadie daba un duro por el “participativo” alcalde Clos de Barcelona. Que había viajado a los Foros Sociales por cuenta del presupuesto público, pero realizaba una política urbanística antipopular —en esto, no sólo la política urbanística: hay que recordar su “ordenanza cívica”— con la que se ha levantado un muro de rascacielos entre la ciudad y el mar al urbanizar hacia el río Besós. Pues bien: vino el hábil Montilla y le organizó la “patada p’arriba” para que su partido no perdiera la alcaldía de la ciudad. En su lugar colocaron en el cargo a un digno Hereu de Clos el tiempo suficiente para publicitar su imagen.

     De modo que ahora ha llegado la democracia participativa de los políticos catalanes: el momento de ratificar en unas elecciones municipales una decisión tomada exclusivamente en una sede de partido, sin discusión interna fuera de la cúpula misma de ese partido y acaso ni eso. Y lo mismo en CiU: su candidato es un profesional de la política, bien conocido por acumular derrota tras derrota, al que no es necesario publicitar más: ya reúne en su persona todas las características antropológicas del botiguer, lo que le convierte en un espejo de sus propios votantes.

     No creo que, en el microcosmos barcelonés, me haya decidido yo a participar como me piden: que incremente el porcentaje de participación, casi lo único que cuenta en este caso. La no contabilización ni publicitación de los votos nulos y en blanco tal vez me haya aconsejado quedarme en casa. Molesto además por el deliberado olvido en que ha caído el porcentaje de participación en el referéndum del Estatut. El retraimiento electoral es también una opción política (que, como todas, hay que practicar sólo cuando conviene y sin exagerar). Pero en las elecciones generales no me retraeré: votaré sin dudarlo contra el PP.

     Pese a todas las publicidades y apologías directas e indirectas, ¿es Barcelona una ciudad vivible? ¿Tiene metro útil, transporte público rápido? ¿Alguien paga el tiempo de transporte al trabajo? Los jóvenes trabajadores barceloneses ¿pueden tener vivienda propia con lo que les pagan los empresarios barceloneses? ¿Con lo que pagan los entes públicos municipales? Y Barcelona, ¿es una ciudad polucionada, ruidosa, o gratamente paseable, cívica? La ciudad de Barcelona, ¿tiene memoria de sí misma, o cuenta ahora una historia que no fue? El pasado obrero de Barcelona como La Rosa de Fuego, ¿es ya del todo agua pasada?

¿El huevo o la gallina?

     En el País Vasco unas 150.000 personas no habrán podido votar a quien prefieren porque votarían a formaciones ilegalizadas. Antes de eso, y tememos que también después, otras muchas personas del País Vasco serán amenazadas, coaccionadas, amedrentadas, por nacionalistas radicales.

     Los derechos políticos no se deben limitar, pero a la gente tampoco se la puede coaccionar con violencia porque no piensa como tú.

Reivindicación de Patricia Ferreira

     La publicidad multiplica y magnifica muchos iconos de completa inanidad cultural, pero también hay muchos expertos en el arte de ignorar, que decía Pasolini. A Patricia Ferrerira la ningunean los hacedores de famas en el cine español, cuando esta realizadora cinematográfica es una autora de gran consistencia y ha construido excelentes películas rebosantes de sensibilidad y talento, que cautivan a quienes las consiguen ver, a pesar de no estar amparadas por la industria publicitaria y el sistema del amiguismo cultural.

     Sé quien eres, su primera película, de 1999, es un extraordinario thriller político que regresa desde la normalidad del régimen a los tiempos de la transición. Está a la altura de los mejores films del género y es idónea para suscitar un debate real sobre ese episodio de nuestra historia, la transición, en cine-clubs, centros escolares, etc., y también un inteligente entretenimiento personal si se recurre al DVD. El último film de P. Ferreira, Para que no me olvides (2005), es un extraordinario e indirecto elogio de la memoria, de nuestra trágica historia y sus consecuencias, o sea, una película oblicuamente política con la que consigue despertar la sensibilidad del espectador. Creo que es el mejor ejemplo en nuestro país y en muchos otros de cine —de temática no específicamente feminista— realizado con una sensibilidad femenina y de feminismo de la diferencia.

     Ferreira ha realizado otra película: El alquimista impaciente (2002), también un buen thriller, aunque menos ambicioso que Sé quien eres, en el que la acción se articula sobre dos trasfondos: uno inquietante —el de la industria nuclear— y otro socialmente profético: la especulación inmobiliaria. (Tendré que dejar para otro día su aportación con El secreto mejor guardado al film de varios autores En el mundo a cada rato, de 2004, pues no he conseguido dar con él). El lector puede buscar estas pelis en los establecimientos de ventas de DVD si no tiene la suerte de verlas en el cine o en su mejor sucedáneo (el videoproyector casero), y reflexionar luego sobre lo que ha visto y también sobre las razones del ninguneo infligido a esta cineasta extraordinaria.

El flautista de Hamelín

     Sarkozy es un Berlusconi con maneras: su bufete profesional ha sido un centro de anudamiento de los intereses de las grandes empresas francesas con las multinacionales norteamericanas, y de ahí su salto a la política. Es derecha pura, sin las excrecencias de Le Pen. Su política consistirá en algo muy sencillo: liberar de impuestos al empresariado, y liberarle también de obligaciones respecto de los trabajadores. Eso significa que los derechos sociales de los franceses van a enflaquecer hasta morirse de inanición. Es posible que con Sarkozy resucite el AMI, el acuerdo multilateral de empleo, o cosas parecidas, en la Unión Europea. Su elección significa también que los franceses no oriundos de Francia y los extranjeros residentes lo van a tener más que crudo. Eso sí: en Francia habrá más policía, con las manos más libres, y más violencia social —la prensa ha pasado de puntillas sobre los más de 500 coches que ardieron al conocerse el resultado electoral, sobre los centenares de detenciones—. La elección de Narkozy significa más “atlantismo”, o sea, más americanismo. El flautista de Hamelin ha hipnotizado tras de sí a gran parte del electorado con su melodía chauvinista de la renovación de Francia. Muchos se ahogarán en el pantano al que los lleva. Las gigantescas diferencias sociales que ya hay en ese país, como aquí, se consolidarán y ensancharán. ¡Cumbres abismales!

Neoliberalismo en pensiones y en sueldos públicos

     Los sindicatos han tragado —los actuales dirigentes sindicales ya ni se acuerdan de cuando trabajaban— que los fondos de tesorería de la Seguridad Social se apliquen a jugar a la Bolsa, esto es, que sirvan para inyectar capital a los vendedores de esos volátiles papelitos llamados acciones, cuyo precio es oscilante, emitidos por las grandes empresas cuando necesitan fondos. Por otro lado hace tiempo que una parte “complementaria” (aunque hablando de salarios, nada es ‘complementario’) de los sueldos de los funcionarios, según sectores y según qué comunidades autónomas, se paga en forma de “aportaciones a planes de pensiones”, lo que es otra forma de jugar a lo mismo: en este caso, dar dinero público a los empleados, sí, siempre que antes quede en manos de las entidades financieras privadas para que jueguen con él. O sea: un préstamo forzoso de los asalariados públicos a las grandes empresas e instituciones financieras.

     El gobierno central, los gobiernos de las comunidades autónomas y las grandes centrales sindicales están de acuerdo pues en una cosa: hay que ceder al gran empresariado todo el dinero que se le pueda ceder, pues no es otra cosa lo que se ha convertido en condición habitual para cualquier “mejora”. Para eso han ganado la guerra fría (o más exactamente: la guerra fría a los asalariados). La consecuencia material del asunto está por ver: si la Bolsa “va mal”, te quedas tú sin aumentos y sin reservas la Seguridad Social. Si “va bien”, el negocio no lo habrán hecho los funcionarios o los pensionistas, sino las entidades financieras y todo el conglomerado de parásitos generado por los tinglados neoliberales (en forma de consejeros de administración, asesores financieros, “gestores de inversiones”, analistas, comentaristas bursátiles, etc.: esos tipos que llevan coches de lujo y juegan al golf).

     Hay además otra consecuencia socialmente perversa de esas medidas: quienes tienen parte de sus derechos sociales en forma de valores bursátiles, por indirecta que sea la forma de tenerlos, pueden acostumbrarse a verse ellos mismos como detentadores de capital. Van a desear que la Bolsa “suba”. Van a desear más capitalismo.

     Inocentes. Pero aprendamos a leer la inteligente (para él) acción microscópica del capital, y la colaboración con él incluso de los ministros más sociales del gobierno y del sector oficialista del sindicalismo hispano.

Diferencia entre la Bolsa y Gescartera

     Hay un viejo timo, consistente en ofrecer una rentabilidad muy alta a cambio de un dinero depositado en manos del timador, que dice invertirlo en vaya usted a saber pero mientras tanto paga altas rentabilidades a los codiciosos incautos que han picado con el nuevo dinero que le van depositando los incautos nuevos, empujados todos por el deseo de ganar sin hacer nada. La cosa puede durar mucho tiempo, hasta que el timador se esfuma o, si le pillan, alega que sus inversiones le han salido mal. La furiosa multitud de los timados exigirá entonces al Estado —o sea, a todos los contribuyentes— que “les devuelvan el dinero”. El Estado, naturalmente, no puede hacerles caso, pues eso sería financiar el timo.

     La Bolsa es muy distinta. Las empresas emiten unos papeles llamados acciones que se venden inicialmente por un precio determinado. Se supone que ese precio corresponde a la estimación de un “valor objetivo” de la empresa que los emite, certificado por una empresa que se dedica a vender certificados de este tipo. Luego los papelitos rentan un dividendo a sus propietarios o no, pero cotizan en Bolsa, y —según las expectativas de todos respecto de los negocios, la solidez de las empresas, el sector de actividad, el ciclo económico y la madre que todo lo parió— cotizan al alza o a la baja. Pero el buen dinero que costaron ya está en manos de quien tiene que estar. Y si los papelitos no valen lo que se esperaba —pues el comprador de papeles no puede controlar la actividad de la empresa de la que es nominalmente socio— nadie va a pedirle al Estado que le devuelvan el dinero, porque esas son las leyes del mercado, las más sacrosantas de todas las leyes, el verdadero tabú de la postmodernidad.

     Ésta es una diferencia importante entre la Bolsa y Gescartera, ¿qué os creíais?

     Por cierto, que el neoliberalismo ha logrado un verdadero milagro: que la riqueza no dependa del trabajo. Al menos no del trabajo propio para quien especula en Bolsa o ha especulado en Gescartera.

La vida de los otros

     Éste es el título de la mejor película del año. No pueden perdérsela los lectores de mientrastanto.e. La película se presta a muchas reflexiones. Una, de importancia menor, es la siguiente:

     Los ciudadanos alemanes tienen derecho a examinar los expedientes sobre ellos de la policía política de la antigua RDA. Nosotros, no. No los nuestros en España. Los archivos de la Brigada Político-Social del franquismo existen, pero están desaparecidos para los ciudadanos.

     Y eso, a su vez, nos lleva a otra cosa, esta vez mayor: a la miserable Ley de Memoria Histórica patrocinada por el Psoe. Una ley que no da derecho a nadie a la averiguación de la verdad, porque proteje a los canallas; que impide hacer justicia, porque no permite recurrir a los tribunales; que impide a las víctimas obtener reparación. Más que de Memoria Histórica, parece una Ley de Complicidad Histórica.

Maderos de Catalunya

     Una de cal y otra y otra y otra más de arena. Los mossos de Catalunya han exhibido siempre como policía de tráfico unos modos altaneros que contrastan con la actitud distante pero educada de la Guardia Civil. Cuando los dirigía la consellera anterior, de cuyo nombre por fortuna ya ni me acuerdo, los guripas mantenían de rodillas en la calzada a los detenidos en manifestaciones (en las minoritarias, claro es). Ahora, por un lado apalean a detenidos en la comisaría, según la valiente tradición de tantas policías, pero son descubiertos por su propia poli de polis que los vigila con cámaras ocultas: las denuncias por malos tratos debían ser ya muchas. Los mossos también han protagonizado violentos desalojos de okupas, en plan “Policía de Los Ángeles”. O sea: lo que nos temíamos desde que fue creado el cuerpo de los mossos: te joderán, pero en català. La penúltima historia de mossos ha consistido en usar punzones contra manifestantes okupas con el apoyo político del conseller “ecosocialista”. Y la última, de momento y al escribir estas líneas, en Badalona, es incluso más infame. La vida de un detenido esposado y custodiado, ¿acaso no está en manos de la policía?

     El conseller y sus maderos deberían volver a la escuela (no a la suya, donde les han enseñado tan mal, sino a otra), a cursar educación para la ciudadanía. Y no dar mal ejemplo, no sea que ahora alguien nos atraque ecológicamente a golpe de punzón.

Nuevas rutas turísticas

     Los casquetes polares que se están fundiendo por el cambio climático pueden ser visitados a precios moderados. Un turismo exclusivo, pues las generaciones futuras no lo podrán disfrutar. Ya saben los viajeros: ni Túnez, ni Turquía, ni Varadero. Ahora, Groenlandia.

 

[Juan-Ramón Capella, mayo de 2007]

 

Tras las elecciones municipales y autonómicas

     Los balances electorales suelen ser aburridos y poco esclarecedores, excepto cuando reflejan un viraje radical en la situación de voto. No es éste el caso de los últimos comicios, donde los cambios son más de matiz, aunque en algún aspecto reflejan tendencias de fondo que ya eran en parte perceptibles en acometidas anteriores. No espere por tanto el lector grandes descubrimientos. Más bien la nota responde al compromiso de nuestra publicación mensual de dar cuenta de la actualidad más reciente. Y como la cosa resultaba aburrida nuestro coordinador no ha hecho sino echar mano del primer insensato que ha comentado que efectivamente debíamos sacar la nota.

I

     Mirando los grandes números hay un hecho bastante claro: las principales oscilaciones en los comicios se producen menos por trasvases de votos entre los bloques políticos y más por fluctuaciones en el nivel de participación. Y este es sobre todo un problema para la izquierda, que tiene un electorado más volátil y menos disciplinado que el de la derecha. La cacareada victoria del PP se ha producido sólo con un aumento de 39.000 votos, un crecimiento que hubiera sido intrascendente si el PSOE no hubiera perdido 241.000 y las coaliciones relacionadas con Izquierda Unida otros 200.000. A la vista que este voto no ha ido a otras formaciones a su izquierda, parece evidente que, una vez más la abstención ha sido, fundamentalmente, de izquierdas.

     Hay tres cuestiones básicas, todas ellas preocupantes, que a mi entender explican esta situación. En primer lugar la ausencia de aparatos políticos bien relacionados con movimientos sociales e instituciones que caracteriza a las fuerzas de izquierda. En muchos casos las únicas vías de relación con su electorado se encuentran en las políticas clientelares que se promueven desde las instituciones que controlan, un medio de promoción que se vuelve en contra cuando se produce algún deslizamiento electoral (vale la pena recordar que no hace muchos años Murcia y Valencia eran dos áreas donde el PSOE ganaba con facilidad). La derecha en cambio goza de una amplia red de brazos que le permiten conectar con sus bases y marcarles líneas de actuación. Es evidente que hay una desproporción manifiesta de medios económicos. Pero resulta palpable que la única posibilidad de hacerles frente es construir un tejido social que hoy es muy frágil y al que habría que promover y reforzar. Y sin duda algo puede hacer al respecto la izquierda institucional si no quiere, también ella, perecer con la necrosis que hoy afecta a muchas de las organizaciones sociales que movilizan, orientan, alientan a esa población sufriente que suele votar izquierda.

     En segundo lugar está la dificultad de generar un discurso movilizador como el que promueve la derecha apelando a ideas irracionales (el quebrantamiento de la unidad de España, la cesión al chantaje terrorista, la invasión de los inmigrantes…). En gran parte ello es debido a la dificultad de compatibilizar un discurso socialmente aceptable con la experiencia cotidiana de la gestión económica neoliberal. Hay mucho de desconcierto intelectual en todo ello, pero también de limitaciones objetivas que van más allá de las querencias de los propios líderes de izquierda. La hegemonía neoliberal se fundamenta en una sólida combinación de instituciones económicas internacionales, grandes poderes multinacionales y una ideología tecno-científica (con mucho de ideología) que ha sido mamada por la mayor parte de expertos y asesores con los que se topa cualquier político en activo. Con ser ese un obstáculo importante no es el único. La diversidad de cuestiones que debe articular cualquier proyecto de izquierda hace difícil generar un discurso simple que no deje descontentos a una parte de la “clientela”. Se trata en este caso de una dificultad que a menudo explota en el interior de los mismos partidos y movimientos sociales y está en la base de muchas de las disputas cainitas que a menudo paralizan cualquier entusiasmo social. Frecuentemente el resultado de esas dificultades y la incapacidad de hacerles frente se traducen en falta de credibilidad. Esto es especialmente importante para IU-ICV, abocada a pactar con el PSOE y sus políticas neoliberales, de gestionar la política del día a día, y sin embargo necesitada de buscar sus votos en los sectores más activos de la izquierda. Es por ejemplo algo que puede haber afectado al voto de ICV en Catalunya, donde su buena labor en determinados campos —especialmente la promoción de servicios sociales— ha quedado ensombrecida por diversas intervenciones impresentables de los Mossos de Escuadra (malos tratos en comisaría, uso de punzones antimanifestantes...) que actúan bajo el paraguas de la Consellería de Interior presidida por Joan Saura.

     En tercer lugar está el propio comportamiento social del electorado y los activistas de izquierda. La derecha juega siempre con una clara conciencia de sus intereses sociales y con una tendencia a la obediencia a sus líderes que resultan muy útiles para fines electorales. Una parte del “pasotismo” del electorado de izquierdas tiene que ver con la ausencia de cultura política y social que afecta a amplios sectores de la clase obrera. Una incultura fomentada ampliamente por los medios de desculturización de masas, y combinada con las propias condiciones materiales de la vida social y con la pervivencia de culturas e instituciones que promueven la sumisión. Cualquier honesto activista sindical o vecinal puede contar mil y una historias del desconocimiento de derechos que tienen sus representados. Parte de esta incultura se traduce en desprecio de la política, pese a que ésta ha sido casi la única vía que en los últimos años ha posibilitado a la población obtener alguna mejora sustancial en sus condiciones de vida (en su entorno urbano, en la extensión de servicios públicos, etc.). Y a esa base social desapegada de la política se suma una larga tradición de fraccionalismo e intransigencia en los sectores sociales activos. Incapaces a menudo de mediar en sus conflictos, de llevar a cabo un verdadero diálogo y encontrar soluciones de compromiso. En el largo proceso de rupturas de las organizaciones políticas de izquierda pueden encontrarse muchos ejemplos de este tipo. Pero también los activistas sociales manifiestan esta misma tendencia al encastillamiento y la divergencia. El desencanto político de izquierdas tiene mucho que ver con el burocratismo y el apoltronamiento de los profesionales, con su incapacidad para generar buenas conexiones y sinergias con los activistas sociales. Y, asimismo, con la poca disposición de esos activistas a reconocer que también en el espacio institucional se juegan algunas bazas. Sin duda, una gran parte de la responsabilidad recae en las grandes organizaciones —en especial en IU-ICV-EUiA—, en su incapacidad para generar unas relaciones fluidas con los movimientos que se mueven fuera de su entorno. Pero estos esfuerzos deberían contar con una reflexión en el “otro lado”, en una maduración en los movimientos sociales que estimo imprescindible para alcanzar algún desarrollo en las complejas sociedades del capitalismo maduro (quizás putrefacto). Tal vez sea pedir demasiado a una izquierda que vive en el desconcierto, en el desamparo y en la derrota casi permanente, pero me parece la única vía para que las cosas cambien. La de combinar movimientos sociales con alguna intervención en la esfera institucional.

II

     Los resultados electorales también apuntan al buen estado de forma del nacionalismo y el regionalismo. No me refiero sólo al éxito de Nafarroa Bai o al mantenimiento de PNV y CiU (aunque en lo municipal se han convertido casi exclusivamente en un partido rural), sino también a la tendencia al fraccionamiento del mapa electoral en un espacio donde la hegemonía de cada partido se asienta en un espacio territorial bien definido. En cierto sentido esta evolución recuerda la italiana, donde las diferentes fracciones de la derecha son hegemónicas en el Norte y el Sur, mientras que el centro —entre Genova y Nápoles— es territorio de la izquierda. Aquí el espacio es aún más fraccionado pues a la existencia de potentes fuerzas nacionalistas en las nacionalidades históricas se suma el reforzamiento de partidos regionalistas en otras comunidades (Cantabria, Rioja, Aragón) o provincias (especialmente en León). El mismo PSOE aparece como un partido central en Andalucía, Catalunya, Extremadura. Y uno tiene la tentación de apuntar que ese mismo nacionalismo explica parte de la consolidación del PP en Madrid y en la Comunidad Valenciana. En este último caso parece fuera de duda que la derecha nutre su hegemonía de la explotación del anticatalanismo (reforzado por la polémica sobre el Plan Hidrológico) como elemento constitutivo del valencianismo blavero. La explotación de las diferencias entre comunidades resulta al fin y al cabo un elemento movilizador. De ello se desprenden a mi modo de ver dos consecuencias. La primera es que el discurso nacional español que ha tratado de desarrollar una parte del PSOE ni funciona en algunos territorios ni sirve para neutralizar al PP, que se presenta como el verdadero defensor de lo español (aunque ello le cueste muchos votos en muchas partes). La segunda, que el discurso cosmopolita, internacionalista, no puede perder de vista la importancia de ese sentimiento regional o nacional y por tanto debe cabalgar sobre un territorio espinoso. Sin duda una reelaboración federalista podría ayudar en este sentido. Pero la primera premisa es la de reconocer la importancia y complejidad de la cuestión.

III

     No se pueden tampoco despreciar los errores políticos propios. En el caso de Madrid este hecho es especialmente importante, por cuanto en los últimos años PSOE e IU parecen haber rivalizado en batallas internas y en promoción de personas poco presentables, que han ayudado también a la desmovilización del electorado.

     De hecho la izquierda madrileña aún no ha conseguido cerrar el fiasco del affaire Tamayo de hace cuatro años. Incluso en una encuesta publicada hace pocos días, el PSOE salía más asociado a la corrupción que el PP, a pesar de que toda la evidencia indica que hay una mayor tendencia a la corrupción municipal a medida que se avanza hacia la derecha en el espectro político. El nuevo caso de Ciempozuelos (o el cercano de Seseña) ha tenido más repercusión pública que la larga sucesión de casos que han afectado a las comunidades de Valencia y Murcia. Posiblemente, allí donde la corrupción está más desarrollada ésta trasciende menos al conjunto de la sociedad. Ya se sabe que las mafias siempre se saben proteger con redes clientelares y la promoción de la cultura del dinero antes que nada.

     La izquierda ha fallado tanto en presentar unas propuestas claras al electorado como en saber manejar sus disputas internas. Dos viejos problemas que hace tiempo no se saben resolver. También por el mérito del PP (y de muchos medios de comunicación) al marcar un terreno de debate pantanoso que ha obligado al PSOE a ir siempre a la defensiva y que ha puesto en evidencia el poco calado y convicción en defender un proyecto diferente.

     El resultado es una campaña que además de producir los resultados ya comentados no ha servido para abrir un debate social sobre los temas que verdaderamente deberían discutirse en unos comicios locales: como afrontar los graves problemas que existen en los planos de las desigualdades sociales, la crisis ambiental, el desarrollo de una verdadera política de cuidados, las políticas cultural y educativa. Así como temas tan centrales en los últimos años como el de la vivienda, la gestión de los servicios públicos y la corrupción (o en su caso la influencia de los grandes grupos privados), los tres vértices del triángulo de la actual gestión municipal. Hacer política debería ser eso, discutir de proyectos con electores responsables. En lugar de ello todo el espacio está monopolizado por la propaganda y el marketing electoral que acaban por confundir a los políticos con los vendedores de coches.

IV

     Y a pesar de todo, los resultados no han sido catastróficos. El PP ha obtenido una pírrica ventaja de votos respecto al PSOE (ha perdido si consideramos el conjunto de votos de la izquierda) y ve reducida su influencia territorial. El mapa de comunidades y grandes ciudades es un poco menos azul que antes del 27 J, lo que indica que esta derecha está lejos de obtener la hegemonía política que dice tener.

     Vistas las noticias que a uno le llegaban de nuevas crisis en Izquierda Unida, el leve retroceso electoral suena casi a milagro. Muestra más bien que a pesar de los numerosos desencantos existe una base de población que quiere seguir defendiendo un espacio a la izquierda. Por más que éste sea un espacio en sí mismo poco organizado, en el que coexisten aspiraciones a veces contradictorias y que cuenta con unos líderes que a menudo no están a la altura. Ya va siendo hora de que alguien empiece a trabajar en serio para que lo que ahora es sólo una “izquierda en sí” se vaya convirtiendo en una “izquierda para sí”, esto es, en un proyecto de socialismo verde violeta realmente transformador.

[Albert Recio]

 

Frontex, el instrumento del egoísmo colectivo de la Europa rica

     La Europa fortaleza se consolida. En 2004 se creó la Agencia para la Cooperación en las Fronteras Exteriores, conocida como Frontex. Tiene la sede en Varsovia. Está encargada de controlar los flujos migratorios y rechazar las llegadas de inmigrantes indocumentados. Esta agencia está dotada con 116 barcos, 27 helicópteros, 21 aviones y 400 radares móviles, que se instalan también en las costas de países de origen y de tránsito, en virtud de acuerdos bilaterales de la UE con esos países. (Por cierto, era horrible que las autoridades de Alemania del Este impidieran a sus conciudadanos viajar fuera del país, pero nuestros gobiernos untan a varios gobiernos africanos para que impidan a los suyos hacerlo, y les facilitan medios policiales y armas para ello.)

     En la web de la agencia se hace saber que su presupuesto para 2007 —que procede en su casi totalidad del presupuesto de la UE— asciende a 34.980.00 €, frente a 6.280.202 € en 2005: se trata, pues, de una agencia en rápida expansión. Los efectos de estos medios de disuasión ya se hacen notar. En las Canarias las entradas de inmigrantes indocumentados han descendido en un 56% en el último año. No obstante, la presión migratoria no cesa, y los candidatos alargan la ruta saliendo de puntos más alejados (Guinea y Senegal) y navegando más lejos de las costas, y utilizan otros medios —–como embarcaciones más pequeñas y rápidas—. Esto no puede dejar de aumentar el peligro de muerte, el sufrimiento y el gasto económico de esos exiliados de la pobreza.

     En el blog de Gabriele del Grande “Fortress Europe”, se estima, a partir de fuentes periodísticas, que los muertos en estas operaciones desesperadas de huida ascienden desde 1988 a 8.212 personas (sólo en abril de 2007 se cuentan 28 migrantes muertos en la costa atlántica de África y en el Mediterráneo).

     El consenso en torno a esta agencia y en torno a la política que está llamada a implementar es muy amplio, al menos entre los eurodiputados. El Parlamento europeo señala (www.europarl.europa.eu/news) que el informe que establece que Frontex controle de manera permanente el impacto de la inmigración ilegal en las islas europeas fue aprobado el 15/03/2007 por 473 votos favorables, 26 en contra y 35 abstenciones. Poco después, el 26/04/2007, la Comisión Europea aprobó la creación de un cuerpo especial de agentes fronterizos europeos constituido por patrullas de intervención rápida (conocidas como “Rabbit”) que pueden desplazarse a donde las necesiten. El Parlamento europeo dio su visto bueno por 526 votos favorables y 63 contrarios.

     Todos estos datos no se dan a conocer al gran público. Nuestros representantes velan por nosotros. Velan por nuestra buena conciencia. Como en el Titanic. En aquel supertransatlántico había más plazas de pasaje que plazas en las lanchas salvavidas, por lo que en caso de naufragio (¡absolutamente improbable en un navío tan moderno y potente!) la mitad más o menos de los pasajeros estaban condenados a morir. Cuando se produjo el naufragio hubo miembros de la tripulación que impidieron físicamente a la mitad condenada que accedieran a los botes salvavidas: así se pudo salvar a la otra mitad, la mitad privilegiada del pasaje. El criterio selectivo era evidente: se salvaban los que habían pagado billetes más caros. Y estos privilegiados ni siquiera tenían que sufrir por los demás ni tener mala conciencia. Alguien hacía discretamente el trabajo desagradable, de modo que siempre era posible pensar que las víctimas habían muerto por un golpe del destino cruel. A nosotros, los europeos privilegiados, nos hacen el mismo favor. Siempre podremos pensar que los africanos que arriesgan sus vidas para llegar al balneario del mundo son víctimas de un destino fatal. ¿A nadie se le habrá ocurrido que deberíamos estar fabricando desde hace años, a marchas forzadas, las lanchas salvavidas necesarias para salvarnos todos? (Propuesta de ejercicio para clases de matemáticas y de ciencias sociales de bachillerato: ¿cuántos euros se gastan en publicidad, en armamento y en políticas represivas de fronteras en el mundo rico? ¿Cuántos se necesitan para programas de desarrollo en África? ¿Qué porcentaje del PIB estadounidense se gastó el gobierno de aquel país en el Plan Marshall? etc. Sacar conclusiones sobre las posibilidades de que África se libre de la pobreza extrema y de que disminuya la presión migratoria.)

     Mejor que nadie levante la liebre: así dormiremos tranquilos mientras los demás se mueren... por un golpe del destino.

[Joaquim Sempere]

 

Grand Prix de la inconscienciaeatro de Variedades

     Pocos días antes de las elecciones el Ayuntamiento de Valencia anunció a bombo y platillo un preacuerdo para organizar una prueba del mundial de Fórmula 1 en la ciudad. Con una condición: que Rita Barberà y Camps ganaran las elecciones. Al día siguiente el País y los partidos de izquierda denunciaban lo burdo de la maniobra electoral y lo consideraban un escándalo. Nada que objetar a esta crítica. La maniobra de Ecclestone, el jefe del negocio, su “socio” Agag (el yernísimo) y los populares es tan burda y soez que no merece ningún respeto. Lo triste o escandaloso del asunto es que nadie cuestionó lo que verdaderamente importaba: la inmoralidad e insensatez de proponer una carrera de este tipo en Valencia.

     Los motivos para oponerse sobran. España es el único país del mundo donde cada año se celebran dos grandes premios de Fórmula 1 y tres carreras del campeonato del mundo de motocicletas. Un auténtico despilfarro económico, por cuanto estas celebraciones reciben una importante subvención pública. Una muestra de la inconsciencia ecológica que predomina en este país, pues resulta evidente que estos eventos se realizan como promoción de la industria del motor. El despilfarro energético, la apoteosis de ruido y los colapsos de tráfico que se producen en esas competiciones son la mejor muestra de lo que representa el sector. Y, sobre todo, una promoción de la velocidad, en un país con una de las tasas más altas de accidentes del mundo, especialmente entre los jóvenes (la Ministra de Sanidad siempre tan preocupada por los consumos inadecuados podría atreverse a actuar contra estas competiciones). Detrás de muchos accidentes juveniles está la emulación de los Alonso, los Pedrosa, los Lorenzo, pretendidos héroes modernos fabricados a mayor gloria de la promoción industrial. Sólo hay que percatarse de la hornada de nuevos jovencitos que surgen cada año en las carreras de motos (menores de 18 años) para darse cuenta que se trata de una calculada estrategia de marketing del sector del motor. Celebrar además un gran premio en una ciudad es añadir una cota más de irresponsabilidad. Cuando es evidente que en las ciudades hay que restringir el tráfico y la velocidad, celebrar carreras a lo bestia es la mejor forma de promover un comportamiento incívico.

     Que el PP apueste por estas cosas a nadie extraña a la vista de la calidad moral de sus líderes, empezando por Aznar, el velocista bebedor. Lo triste es que la izquierda se limite a denunciar el oportunismo del anuncio y no a impugnar la propuesta entera. Con ello están diciendo que la celebración es una buena cosa y por eso Rita lo presenta como un as electoral. No es sorprendente a la vista de la sumisión que tiene la izquierda ante la industria del motor. En parte por la importancia que ésta tiene en la creación de empleo (aunque cada vez más estamos en peligro de un fin de ciclo del sector) y en parte por el miedo a plantear posiciones impopulares en un país adicto al coche (al fin y al cabo la modernidad se asoció al 600). La cosa llega a tales extremos que la televisión pública catalana, que tiene un costoso convenio de retransmisión de la F1, no duda en romper toda la programación, incluida la de informativos, los días de carrera. No extraña que sin un debate cultural de fondo a los del PP les haya resultado tan sencilla la reelección:

     Si todos queremos Grand Prix votamos al que nos lo va a traer.

     No estaría mal organizar una campaña contra estos eventos, para empezar a cuestionar uno de los totems culturales que atrae y aliena a millones de jóvenes.

[Albert Recio]

 

Educación para la Ciudadanía igual a Educación Social

     José Manuel Barreal San Martín y Manuel García-Morán Escobedo
Miembros del Foro por la E. Pública

     En el artículo de opinión publicado en La Nueva España del 27 de abril, titulado “Educación para la Ciudadanía: ¿cuál es el problema?”, se dan cuatro razones que el autor, Silverio Sánchez Corredera, entiende contribuyen a la polémica sobre la nueva asignatura. Entre ellas se refiere a la razón “político religiosa”. Estando de acuerdo con la totalidad del artículo, quisiéramos referirnos a esta última.

     Permítasenos una breve introducción al contexto para, posteriormente, mostrar lo que queremos decir

     En los pasados tiempos hubo una burguesía, que fue la protagonista de la revolución liberal y para la cual emanciparse suponía acabar con el absolutismo, con los privilegios de la nobleza y del clero. Surgió, por aquel entonces, la nueva clase obrera, propiciada por el incipiente desarrollo del capitalismo, y para ella emanciparse pasaba por sacudirse el yugo de la burguesía en cuanto clase dominante, distribuir la riqueza y socializar la producción. Se quería, en aquellos tiempos, poner las bases de una real existencia ciudadana, querían, en definitiva ser ciudadanos de pleno derecho. Era el nacimiento de una incipiente ciudadanía social.

     Ahora, otro tiempo, la derecha junto con los obispos, reinventando el género del exabrupto ideológico y de la más trasnochada reacción, intentan no perder el dominio en el terreno social con declaraciones en las que la siempre omnímoda y privilegiada Iglesia Católica, junto con una derecha postfranquista, quisieren volver a aquellos tiempos en los que decían qué era lo bueno y lo malo, qué se tenía que hacer y que no.

     Es en este contexto en el que las llamadas a la “rebelión”, debido a la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EPC), adquieren su cénit y no por “grupos extremistas católicos” sino por la propia jerarquía católica. Una asignatura que lejos de adoctrinar y de perseguir a nadie ––olvidándose que en la historia las mayores persecuciones religiosas fueron llevadas a cabo por las propias religiones––, es garantía de neutralidad ante las creencias y conciencias.

     Los obispos y algunos líderes de la derecha, junto con algún filósofo, convencidos de estar tocados por un soplo divino, se erigen en los únicos depositarios de la verdad y de los valores humanos y arengan a sus fieles a acabar con una situación en la que España está entrando por el abismo de la aberración y de la concupiscencia.

     Ellos, los obispos, saben que plantean una falsa polémica y que la asignatura de Educación para la Ciudadanía no es adoctrinadora. Lo que les ocurre es que la galopante secularización de la sociedad y de la juventud española les va a dejar a ellos, a sus prebendas y al uso sectario que hacen al aprovecharse indebidamente de la obligatoriedad escolar y de los fondos públicos para ––ellos sí–– adoctrinar, fuera de juego. Siendo, a su vez, conscientes del peligro que puede suponer la Educación para la Ciudadanía al poder tomar conciencia el alumnado de que la catequesis está de más en el sistema educativo, van a poder “ver” cómo la laicidad es uno de los pilares en los que se apoya una sociedad democrática en la que para ser ciudadano y ciudadana no hacen falta “ diseños inteligentes” ni personajes con verdades absolutas que les marquen el camino que deben de seguir sus vidas. Y cómo una cosa son los pecados, que dependen de la conciencia de cada cual, y otra muy distinta los delitos, dependientes éstos de las leyes compartidas por toda la sociedad.

     Ciudadanía rima con democracia, con solidaridad. Ser ciudadano y ciudadana es entrar en un mundo de relaciones horizontales; todo lo contrario de ser feligrés o creyente.

     Pero para que la ciudadanía no se quede en una asignatura más o menos teórica debe de convertirse en el eje de una práctica realmente democrática dentro del contexto escolar en el que va a desarrollarse, proyectándose más allá de las paredes de la institución escolar.

     Entendemos que capacitar para el ejercicio activo de la ciudadanía exige, además de enseñar la EPC, que la Escuela Pública esté organizada democráticamente, permitiendo la participación, la toma de decisiones, el compromiso y la puesta en acción de los valores democráticos. Nos estamos refiriendo a las relaciones entre el profesorado, familias y estudiantes. Si no es así, la EPC hará bueno aquello de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

     Educar para la ciudadanía debe de ser una tarea compartida y comunitaria. La escuela es preciso que abandone la soledad en la que se encuentra y se corresponsabilice con toda la comunidad social. Sólo un Plan de Convivencia Escolar en el que padres, profesorado, alumnos y alumnas y entorno social se comprometan en su elaboración, desarrollo y evaluación puede realmente hacer de la Educación para la Ciudadanía un proyecto democrático y efectivo.

     Una escuela pública que construya mediante el pensamiento racional y riguroso una práctica en donde los valores como el diálogo, la reflexión crítica, etc., se oponga y destierre el imperio del dogma, la verdad revelada y su acatamiento moral. Es decir, una ciudadanía social.

 

Comercio de armas y secreto de estado

Nota de Prensa de Justícia i Pau

     En estos momentos se encuentra en fase de tramitación parlamentaria un Proyecto de Ley sobre el control del comercio exterior de material de defensa y de doble uso.

     Dicho Proyecto de Ley no aborda una cuestión clave: los datos sobre exportaciones han sido clasificados como secreto de Estado (materia reservada) por el Gobierno (acuerdo del Consejo de Ministros de 28 de noviembre de 1986). Están clasificados los datos de producción, adquisición, suministros, transportes de armamento y munición. También están clasificadas como secretas las actas de la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y Doble Uso (JIMDDU). La JIMDDU es el órgano administrativo colegiado que analiza las solicitudes de exportación de armamento y productos de doble uso y otorga la licencia de exportación; de esta manera se hace imposible conocer y verificar la manera en que se aplica el Código de Conducta de la Unión Europea en materia de exportación de armas.

     En la práctica el Gobierno español ha dado muestras continuas de irresponsabilidad al permitir exportaciones a países como Turquía, Arabia Saudita, Marruecos, Ecuador, Colombia, India, Israel, Venezuela, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Singapur, Tailandia, Sri Lanka, Angola, Ghana, Pakistán y Kenia. La política española en esta materia es favorecer las exportaciones de la industria española de defensa y seguridad a toda costa, sin preocuparse demasiado por quién recibe dichas exportaciones y sin preocuparse por respetar los acuerdos europeos o internacionales en esta materia.

      Desde Justícia i Pau nos oponemos a la guerra y a la cultura de la guerra en todas sus manifestaciones. Dentro de la cultura de la guerra tiene especial importancia lo que nosotros llamamos el “ciclo económico militar”, uno de cuyos elementos es el comercio de armas y de los productos de doble uso, civil y militar.

     Desde Justícia i Pau consideramos que debería prohibirse totalmente la exportación de armamento a países en conflicto o a Estados cuyos gobiernos violan sistemáticamente los derechos humanos, en aplicación del Código de Conducta de la Unión Europea en materia de exportación de armas. Una política irresponsable en este sentido tiene como consecuencias agravar la inestabilidad regional o mundial, favorecer la escalada de conflictos latentes, y alargar la duración de guerras existentes. En definitiva, supone exportar sufrimiento humano en distintas partes del mundo.

     Desde Justícia i Pau entendemos que la transparencia en el comercio de armas es el mejor mecanismo de control de las exportaciones de armamento. La transparencia posibilitaría un control efectivo tanto de los países de destino de las exportaciones, como de la política gubernamental en esta materia. La transparencia es, además, una medida de fomento de la confianza, que reduce la escalada de armamentos en el mundo.

     Desde nuestro punto de vista, el secretismo en las ventas de armas es inmoral porque implica hacer negocios con el sufrimiento de la población. Pero además es ilegal, por que el conocimiento de los actos de las exportaciones de armamento no pone en peligro ni supone un daño para la seguridad y defensa del Estado. En un Estado democrático, el Gobierno no puede utilizar el secreto de Estado para favorecer las exportaciones de armas ocultando sus decisiones a las ciudadanas y a los ciudadanos.

     Desde Justícia i Pau estamos luchando, de forma pacífica y noviolenta, contra el secretismo en las ventas de armas. Una de las iniciativas que hemos llevado a cabo dentro de esta lucha es solicitar copia de las autorizaciones de exportación de material de defensa, materiales de uso policial y de seguridad, y productos y tecnologías de doble uso a Marruecos, Ghana y China, durante los años 2005 y 2006. También hemos solicitado copia de los informes emitidos por la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso en relación con esas autorizaciones.

     El Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, a través de la Secretaría General de Comercio Exterior se ha negado a entregarnos esos datos. Alegan que las actas de la JIMDDU están clasificadas como secreto de estado y que las autorizaciones están cubiertas por el secreto comercial con base en la Ley 12/1989 de la Función Estadística Pública.

     Pensamos recurrir esta denegación, primero ante la propia Secretaría General y después, si siguen sin darnos la información que pedimos, ante los tribunales. Están en juego la calidad de nuestra democracia y la dignidad y la vida de muchos seres humanos de nuestro planeta. El secretismo en el comercio de armas sólo sirve para ocultar el hecho de que se está exportando sufrimiento humano. La Ley sobre el control del comercio exterior de materia de defensa y de doble uso, que se encuentra en tramitación parlamentaria, debería prohibir que se declaren secreto de Estado las actas de la JIMDDU.

[Texto proporcionado por Eduardo Melero]

 

 

Cuatro décadas con Marat-Sade

     MARAT-SADE. Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat, representado por el grupo teatral de la Casa de la Salud de Charenton bajo la dirección del señor de Sade.

     Autor: Peter Weiss. Versión: Alfonso Sastre. Dirección: André Lima. Compañía de teatro: Animalario [www.animalario.net]. Año: 2007.

     En esta Experiencia terapéutica libre a cargo del equipo médico del Sanatorio Psiquiátrico “Doctor Nervión” y con la colaboración de la compañía teatral Animalario, según reza el subtítulo de la adaptación de André Lima, se ha sabido evitar la pretensión de emular las anteriores versiones, como por ejemplo la que fue llevada al teatro y al cine por Peter Brook en 1967 y ha sabido crear un lenguaje propio con una lectura desde el presente. En aquellos años la obra de Peter Weiss contó con una versión al castellano de Manuel Sacristán, junto con las de Alfonso Sastre, la cubana de Virginio Piñeira y algunas otras más. Me refiero a aquellos años de aquella España franquista en la que había que escribir con pseudónimo y que en la representación de Marat-Sade de Alfonso Marsillach la policía secreta se hallaba entre el público.

     En el preludio de los cuarenta años de Mayo del 68, cuando se asiste a la representación de André Lima y Animalario es difícil no tener presente el recuerdo de la magnífica versión de la Royal Shakespeare Company dirigida por Peter Brook que por suerte fue llevada al cine y que es fácilmente encontrable. Pero afortunadamente cada una tiene su espacio, la versión de Peter Brook es más histórica y respetuosa con el texto de Weiss, en cambio la de André Lima es una versión más libre y actual que le da frescura a la obra original. La que presentamos aquí es más cercana, más agresiva, más explícita, más radical y más contemporánea, adecuada a nuestros tiempos. En ella se mezclan pasado y presente y cada uno acaba de dar significado al otro. Habla de nuestras luchas, nuestras ilusiones y nuestras contradicciones. Junto al discurso demoledor de la obra de Peter Weiss (con resonancias de Artaud, Brecht, Focault...) sobre las instituciones penitenciarias-psiquiátricas, los falsos progresismos, el papel de la iglesia, el nacionalismo, la guerra, la monarquía, la libertad de pensamiento domesticada... Se añaden referencias sobre nuestro contexto: la Guerra Civil, nuestra monarquía, nuestra política... que la hacen más cercana y le aporta un sentido actual a Marat-Sade, pasando a ser fundamentalmente una reflexión sobre nuestra sociedad contemporánea.

     En esta nueva versión de Marat-Sade se despliega todo un juego de ironías que devienen en sátiras con la complicidad del espectador que actualizan la obra. Un continuo pedir disculpas por decir cosas que están pasadas de moda a oídos acostumbrados a discursos más convencionales sobre la bondad de las normas, sobre la virtud de las instituciones, y sobre el bla, bla, bla. Es a ese sector al que representa Charlotte Corday, la asesina de Marat, que escribió “Una llamada a los franceses, amigos de las leyes y de la paz”, símbolo de la contrarrevolución. Otra vez muere la revolución a manos de la contrarrevolución.

     Como en un ritual, eterno retorno de aquello que no queremos olvidar, hoy vuelve a morir Marat a manos de Charlotte Corday. En esta evocación en cadena la obra de teatro de André Lima nos trae actualizada aquella adaptación de Alfonso Sastre de 1968, a su vez, de aquella incendiaria obra de Peter Weiss de 1964-5, sobre aquellos eternos filósofos políticos de finales del siglo XVIII. Hoy Jean Paul Marat y el Marqués de Sade retoman su eterno diálogo sobre la revolución donde lo dejaron, mientras el coro repite: “Nosotros somos pobres; no nos dan ocasión. No esperes hasta mañana, dice nuestra canción”. La revolución social dialoga con la revolución individual, ambas derrotadas: la primera asesinada y tergiversada, la segunda confinada en cárceles, manicomios y escuelas.

     Del cuchillo de Charlotte, de su bello rostro y de sus bellas palabras (como ahora), llega el imperio y con él la guerra. Todo ello para un público que vive inmerso en un tiempo de contrarrevolución, del aniquilamiento de Mayo del 68, de nuevos napoleones, césares y otras barbaries.

[Joan Lara Amat y León]

 


 

 

 

La biblioteca de Babel

Manuel Sacristán
Lecturas de filosofía moderna y contemporánea

Edición de Albert Domingo Curto, Trotta, Madrid, 2007.

      Este libro de escritos de Manuel Sacristán Luzón, cuya edición ha sido cuidada hasta el menor detalle por Albert Domingo, reúne algunos de los trabajos más técnicos de su filosofar, en particular los dedicados a Leibniz, principalmente de su etapa de juventud, junto con otros escritos filosóficos muy juveniles y unos pocos de su última época, caracterizados en su mayoría por la preocupación epistemológica. Varios de los textos

permanecían inéditos y otros sólo habían sido publicados como artículos de revista. Con esta edición, y a falta de una completa edición crítica de la obra de Manuel Sacristán, el lector interesado en ella tiene acceso a algunos documentos clave para comprender la abarcante dimensión de su pensamiento.

[J.-R.C.]

 

Riutort, Bernat (coord.) Carbonero, María Antonia; Miguel, Alejandro: Riutort, Bernat; Sales, Tomeu; Valdivieso; Joaquín (eds.)
Indagaciones sobre la ciudadanía. Transformaciones en la era global.

Icaria, Barcelona, 2007, 366 págs.

     La presente obra coordinada por Bernat Riutort, director del grupo de investigación Política, trabajo y sostenibilidad de la UIB (www.uib.es/depart/dfl/pts), es una reflexión sobre el impacto que ha tenido la globalización capitalista sobre el concepto de ciudadano (en sus tres dimensiones: moral, política y jurídica), y como esas transformaciones han influido en la configuración del orden político y de la modernidad contemporánea.

      En el libro podemos encontrar los siguientes trabajos: Villavicencio, S.: Ciudadanía y civilidad: acerca del derecho a tener derechos; Riutort, B.: Ciudadanía, cosmopolitismo y democracia; Ródenas, P.: Orden mundial y ciudadanía; Quiroga, H.: Ciudadanía y democracia. La tensión entre libertad e igualdad en América Latina; Valdivieso, J.: Modernidad y modernización de la ciudadanía social; Acselrad, H.: Medio ambiente, ciudadanía, justicia; Carbonero, M.A.: ¿Hacia una ciudadanía inclusiva de genero?; Miguel, A.: La negación de la ciudadanía: movimientos migratorios y extranjería; Sales, T.: Individualismo institucionalizado y subpolítica: ¿Los ciudadanos del siglo XXI?; Müller, M.C.: La ciudadanía como participación política.

      Bernat Riutort en Ciudadanía, cosmopolitismo y democracia, aboga por una democratización de las instituciones internacionales que posibilite la participación ciudadana y el desarrollo de una ciudadanía cosmopolita. Pablo Ródenas en Orden mundial y ciudadanía, a través de su perspectiva poli(é)tica recorre el transito desde un incívico orden mundial hacia un macro-orden cívico de micro-órdenes cívicos con autogobierno y soberanía, autonomía y autodeterminación fundados en la justicia equitativa. Joaquín Valdivieso en Modernidad y modernización de la ciudadanía social, defiende un nuevo contrato social y ecológico que actualice el modelo social frente a los riesgos de la globalización. En el clarificador trabajo de Tomeu Sales, Individualismo institucionalizado y subpolítica: ¿Los ciudadanos del siglo XXI?, se realiza un estudio crítico de las principales concepciones de la modernidad contemporánea y de sus implicaciones en la ciudadanía, a través de Zygmunt Bauman, Anthony Giddens y Ulrich Beck.

      Una reflexión urgente en un momento de desgaste del fundamento de la democracia, la política y la modernidad: el ciudadano.

[Joan Lara Amat y León]

 

 

 

 

 

PÁGINAS-AMIGAS
Nómadas
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas

www.ucm.es/info/nomadas
El Viejo Topo
www.elviejotopo.com
La Insignia-
www.lainsignia.org

 

 

 

Revista mientras tanto

Contenido del número 101

 mientras tanto
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Invierno 2007

101

NOTAS EDITORIALES
El proyecto de Ley de Memoria histórica
Quim Sempere
Corrupción y delincuencia económica
Albert Recio

ARTÍCULOS
LAS RAZONES DEL TERRORISMO ‘GLOBAL’
Danilo Zolo

CÉSARES AMERICANOS Y CATONES ISLÁMICOS
Domenico Losurdo

ESTADOS UNIDOS SABE MATAR, PERO MATA MEJOR CON BOMBAS DE URANIO
Ernesto Carmona

LAS OTRAS VIOLENCIAS EN EL MUNDO, UN RETO PARA EL MOVIMIENTO POR LA PAZ
Tica Font

LA GRAN MURALLA. ALGUNAS TESIS SOBRE EL CAPITALISMO GLOBALIZADO EN CHINA
Ángel Zaragoza

EL VIETNAM HACIA DENTRO
Giaime Pala

SOBERANÍA ALIMENTARIA
Ernest Cañada

SOBRE LA PENA DE MUERTE
Karl Marx

DOCUMENTO
CÓMO DESMONTAR LOS CUATRO PILARES DEL NEOLIBERALISMO Y CON QUÉ SUSTITUIRLOS

Discurso de Álvaro García Linera


CITA

 

mientras tanto bitartean mientras tanto mentrestant
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Avance del número 102

 mientras tanto
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Primavera 2007

102

NOTAS EDITORIALES

ARTÍCULOS
LA CABEZA DE JANO. EL DERECHO DE EXCEPCIÓN NORTEAMERICANO EN EL PRIMER MANDATO DE GEORGE BUSH
Ramón Campderrich

NUEVO CAPITALISMO, PRISIÓN Y LÓGICAS DEL CASTIGO
Brandáriz García

LA PROPIEDAD INTELECTUAL DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIAL: UNA CRÍTICA AL MODELO VIGENTE
E. Melero Alonso

GUERRA PREVENTIVA, AMERICANISMO Y ANTIAMERICANISMO
Domenico Losurdo

EL GÉNERO EN LA TEORÍA POLÍTICA Y EN LA TEORÍA JURÍDICA: DEL CIUDADANO A LA PERSONA
A. Giménez Merino


DOCUMENTO
DOCUMENTO PARA EL PRÓXIMO CONGRESO DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES DE BRASIL
Tarso Genro

RESEÑA

 

mientras tanto bitartean mientras tanto mentrestant
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