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El Tsunami
del Golfo de México
Las catástrofes naturales
parecen ser ya una noticia...

Dos lunas:
Lectura del verano

La biblioteca de Babel
· P. Madroño, "Román", l'home
nque va organitzar el PSUC
· B. de Sousa Santos,
nEl milenio huérfano

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Revista mientras tanto
· Contenido del número 94

Número 28 · Setembre de 2005
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El tsunami
del Golfo de México

Las catástrofes naturales parecen ser ya una noticia, que como los atascos de las operaciones salida y las competiciones deportivas vuelven cada cierto tiempo. Pero en este caso aún no sabemos si se trata de una simple casualidad o de un subproducto seguro del efecto invernadero. No faltará quien se apunte a la primera opción con tal de asegurar que las cosas importantes sigan como siempre.

Pero hasta ahora los grandes desastres ocurrían en espacios habitados por los pobres del planeta, o en países asiáticos, que para la dominante población blanca, preferentemente de habla inglesa, viene a ser lo mismo. Lo verdaderamente espectacular es que ahora la tromba de agua ha arrasado una parte del centro del imperio, poniendo de manifiesto sus miserias. Las imágenes que estos días vemos en televisión son impactantes no tanto por la destrucción que muestran (guerras y desastres naturales nos las han hecho habituales), sino por el grado de tensión social y desconcierto que se advierten precisamente allí donde en teoría reina la eficiencia tecnocrática.

Lo fácil es pensar que los americanos son estúpidos, o al menos que lo es su casta dirigente. Y su actuación de estos días da pistas para ello. Con un presidente capaz de movilizar a miles de soldados a miles de kilómetros para destruir y ocupar un país con un pretexto mentiroso, pero inepto a la hora de organizar un buen servicio de emergencia civil o de movilizar a este mismo ejército para una función real de seguridad al lado de casa. O un histérico gobernador más preocupado en evitar el pillaje de unos cuantos supermercados que en montar un servicio de evacuación y socorro eficaz. A quienes ven en cada estadounidense un paranoico peligroso, posiblemente las imágenes de estos individuos armados dispuestos a disparar a la primera de cambio le reforzarán sus prejuicios. Pero debemos estar alerta sobre esta visión simplista que al fin y al cabo nos viene filtrada por unos medios que tienden a magnificar la importancia de ciertos comportamientos, creando mayor histeria (no podemos olvidar que es esta visión la que ha producido un sistema penal generador de un aumento brutal de la población reclusa precisamente en un período de retroceso de los delitos): mientras se criminaliza a los asaltantes de tiendas, en su mayoría pobres y hambrientos, simplemente se nos habla de los hábiles comerciantes que estos días han triplicado el precio de los generadores eléctricos. A uno le queda la duda de saber si realmente había violencia por doquier (incluidos disparos a helicópteros), o sólo acciones puntuales que se magnifican porque las estructuras político-mediáticas hace tiempo que traducen todo a cuestiones de "orden" o simplemente las utilizan como una excusa para tapar su ineficacia a la hora de responder a las necesidades reales de la población.

Pero hay también que preguntarse qué pasaría aquí si tuviéramos que hacer frente a un desastre de estas características (a veces hemos estado cerca, por ejemplo en 1989 cuando Vandellós estuvo a punto de explotar). Y es que nuestras sociedades constituyen mecanismos muy complejos y voluminosos siempre expuestos a un colapso súbito para el que a menudo no hay ni organización, ni medios, ni culturas sociales de respuesta. El desprecio real de estos problemas en el que se ha instalado la clase dominante y sus élites asociadas (grandes y pequeños empresarios, dirigentes políticos, una buena parte de la "intelligentsia" tecnocrática y mediática) ha calado en el conjunto de la sociedad haciéndola creer que todo tiene una respuesta tecnológica y que cuando ésta no se aplica es por mera mala fe de los que mandan (habitualmente los políticos) hasta dejarla incapacitada para la acción colectiva y la respuesta razonable. Los colapsos automovilísticos, la angustia y la desesperación, la respuesta violentamente individualista de individuos armados para defender su propiedad que presenciamos estos días son las respuestas esperables de una población que se ha desarrollado en este medio ambiente. Y sigo pensando que los norteamericanos tampoco son tan diferentes de nosotros cuando analizamos todos los procesos sociales que se han desarrollado, por ejemplo, en torno a los planes hidrológicos, los incendios forestales o los problemas de tráfico y consumo de drogas. Como mucho Estados Unidos representa el caso extremo de una tendencia general, que su clase dirigente se ha propuesto promover, de predominio de los intereses crematísticos privados, de desprecio medioambiental, de clasismo.

Hay estos días muchas experiencias a valorar. Cómo las políticas neoliberales de reducción de las inversiones y servicios básicos puede acabar generando graves problemas. Cómo el minusvalorar amenazas naturales y despreciar el posible impacto del efecto invernadero puede conducir al suicidio colectivo. Y sobre todo cómo funciona el mercado y la iniciativa privada cuando se trata de dar respuesta a cuestiones globales que afectan a un gran número de población. La información que recibimos estos días da muchísimas pistas para ello: unos diques que se rompen posiblemente porque no habían sido bien condicionados (en los EE.UU. hace años que los economistas de izquierdas denuncian la sistemática infradotación en equipamientos básicos y ahora se sabe que Bush regateó presupuesto a Nueva Orleans), un sistema de transporte público casi inexistente que impide la evacuación del que no tiene coche (incluidos los turistas atrapados en los hoteles), la ausencia total de planes de evacuación y socorro (las veinte mil personas recluidas en el "Dome" recordaban más a los presos del Estadio Nacional de Santiago que a otra cosa), la endeblez de unas viviendas situadas en zonas donde los ciclones son habituales... La naturaleza provoca desastres, pero parece bastante claro que en sus efectos tiene mucho que ver la actuación humana.

Tenemos argumentos para dar en los morros a estos neoliberales de salón que propugnan con altivez la prevalencia del mercado y la demolición de los sistemas públicos. Y para empezar a discutir en serio con la larga caterva de tecnócratas que siguen atados al discurso del crecimiento tecnológico hacia el desastre. Pero también para empezar en serio a desarrollar una tarea cultural entre nuestra gente, seducida por unos modelos de vida y consumo insostenibles que se ponen en evidencia a cada paso. (por esto una de las cosas más tristes del verano fue leer que el Secretario General de CC.OO. había comentado en una conferencia la necesidad de contar con la energía nuclear para garantizar la competitividad, mostrando un completo despiste en las cuestiones fundamentales). Porque si no conseguimos desarrollar una potente presión social que ponga las necesidades básicas como eje prioritario de las políticas económicas simplemente nos queda esperar el próximo desastre y confiar que le toque a otro. Los males que el Katrina ha puesto al descubierto tienen unos responsables concretos, pero para descabalgarlos se requiere un amplio movimiento que aspire a otro modelo social. Y construirlo es tarea de todas aquellas personas que nos horrorizamos y compadecemos del sufrimiento ajeno y no queremos que vuelva a repetirse. [Albert Recio]

 

Dos lunas: Lectura del verano

Atentados en Londres: una guerra interminable La gente corriente paga el pato. En esta guerra «asimétrica» de Al Quaeda contra la política del capitalismo neoliberal contemporáneo, sobre todo el anglosajón, son personas corrientes, trabajadoras, las que mueren o resultan heridas. El terror puede alcanzar a cualquiera; como bien sabía Hobbes, nadie está seguro si no hay normas que obliguen a todos.
----Esos atentados son intrínsecamente repugnantes: las víctimas de Londres, o de Madrid, o los desgraciados que optaban por lanzarse desde las ventanas de los rascacielos de Nueva York para no morir abrasados, son utilizados como meros medios, como si fueran cosas. Eso es la enseñanza «moral» de las guerras anteriores: de los bombardeos sobre civiles en Vietnam, en Hiroshima y Nagasaki, en Tokio, Hamburgo, Colonia, Londres, Guernika. También en Iraq y Afganistán.
----Blair sostiene cínicamente que los atentados de Londres no tienen que ver con la guerra de Iraq, tratando de invisibilizar su parte de responsabilidad, que en su totalidad, como fácilmente comprende cualquier observador que no sea un maniqueo o un gorila, es compleja y laberíntica. Pero los atentados tienen que ver con Iraq y no sólo con Iraq. El telón de fondo es la absoluta ausencia de motivos para la esperanza en casi todos los países árabes: en unos, a falta de inversiones, la población ha de emigrar; y el petróleo o el gas, donde los hay, puede atraer las bombas o las bases norteamericanas. A eso hay que añadir la irresolución de la cuestión palestina y el apoyo del «Norte» a regímenes políticos abominables. La descentralizada Al Quaeda, relativamente inmune a las decapitaciones, no puede «ganar» su guerra, pero puede mantenerla indefinidamente con unos costes que desde su punto de vista, que ignora el valor de las vidas humanas, parecen bajos.
----Es fácil captar suicidas que creen librar una «guerra santa». En su nicho ecológico brotan como hongos. No es cuestión del Corán; también se han librado «guerras santas» en nombre del Evangelio (la «Cruzada», por ejemplo). Los Libros pueden ser leídos del derecho y del revés. Y si personas jóvenes ven hervir la injusticia y se insertan en círculos cerrados, donde la disidencia está proscrita, donde un deus ex machina ideológico justifica la inmolación (piénsese, mirando hacia atrás, en los kamikazes japoneses), pues habrá inmolaciones que extenderán la injusticia como mancha de aceite. El mercado global, apoyado por la máquina de guerra norteamericana global, no es apto para buscar agujas en los pajares. Para eso se está formando un instrumento menos ostensible: un Gran Madero Global (GMG).
----Desde el cambio de siglo han saltado por los aires numerosas piezas de la legalidad «republicana» y de la decencia político-moral. En todas direcciones, incluyendo a los políticos locales, que entierran la cabeza en la política local, y a quienes no se hacen preguntas. Ahora se intensificará el control sobre las comunicaciones particulares, ya heridas desde hace años por la red de escuchas Echelon. La tortura sistemática de sospechosos tiene hasta nuevo nombre eufemístico. La CIA ha llegado a secuestrar a personas en Italia exportándolas «irregularmente» a Egipto para ser torturadas sin límites allí. Guantánamo es en realidad un laboratorio experimental de la especialidad inquisitorial contemporánea. Culpables e inocentes podemos caer en la red de los servicios secretos y padecer las consecuencias. (De la eficacia burocrática del Gran Madero Global no está prohibido dudar, como tampoco de la neutralidad de los jueces, que cuanto más «estrella» son más dependen de los policías a sus órdenes.) Mientras, el gobierno norteamericano (al menos éste) paga a periodistas en todos los países para que legitimen su política.
----Es la «democracia» de la Barbarie.
----¿Qué pintan en Afganistán las tropas españolas? Los ciudadanos, ¿le consentirán al gobierno seguir participando a hurtadillas en la gestión militar de este desastre globalizado?

Flores en el Minigabinete de Crisis Que en los despachos de la Generalitat de Pujol no faltaran jamás los ramos de flores se comprendía hasta demasiado bien: a fin de cuentas, la esposa del President tenía floristerías. Ahora la mesa del Minigabinete de Crisis antibarbacoas presidido por la elegante señora Fernández de la Vega (foto de El País, 19 de julio, p. 22) ostenta un rutilante centro floral. Las metamorfosis se extienden: ya no son sólo las Visa, los catering, los almuerzos, los regalos, los viajes: ahora el iva y el irpf se convierten también en flores.

Un lector amigo se quejaba de una afirmación del "De Luna a Luna" de mt.e, n.º 27, según la cual Euskadi no tiene ningún Luther King. Decía nuestro amigo que el Luther King de Euskadi es Jonan Fernández, aunque añadía que ningún dirigente sectorial es capaz de integrar esa sociedad muy plural y fragmentada. Y estamos de acuerdo con nuestro amigo: ése es el problema, al que, tal vez con torpeza, se quiso aludir en el n.º 27 de mt.e.

Filibusterismo judicial Aludía días atrás a la neutralidad de los jueces y, mira por dónde, hoy me entero de que la juez encargada del Registro Civil de Denia ha planteado un recurso de inconstitucionalidad contra la ley que permite casarse a las personas del mismo sexo. Beneficio objetivo para el PP. Como para inscribir un matrimonio ningún juez ha de sentenciar, a Su Señoría (si se puede decir así) le falta legitimación para interponer el recurso, que no prosperará en este caso. Por supuesto, jurídicamente interponer un recurso una juez nunca se ha contemplado como dictar resolución manifiestamente injusta (o sea, prevaricar), por lo que la juez seguirá en su cargo tan campante. Yo, sin embargo, me quedo con el deseo íntimo de poder mandarla a escribir mil veces «No debo hacer filibusterismo judicial».

Camiseta revolucionaria En estos tiempos en que la actualidad lo digiere todo un amigo ha visto una camiseta con una inscripción aún capaz de desperezar alguna consciencia. ¿La inscripción? Ésta: «Ni Dios, ni Patria, ni Barça». Todavía hay inadaptados que no se suman al universal ¡Oe, oe oe oe!

No perder el hilo Nuevamente atentados: otra vez en Londres, y en el Egipto de las torturas, por no hablar de los atentados de la resistencia iraquí y de las represalias norteamericanas. En Londres la policía ya ha disparado a matar contra un sospechoso (para la policía) inocente. En varios países se registran los bolsos y mochilas de los viajeros del metro. Estados Unidos ha prorrogado la vigencia de la «Patriotic Act», que legaliza prácticamente todo lo que se le puede hacer a una persona.
----No sale en los diarios, pero en el mundo, además, cada día mueren veinticinco mil niños de hambre o de las secuelas de la desnutrición. No hay relación directa causa-efecto, pero es manifiesto que en un mundo donde ningún niño muriera de hambre el número de atentados sería residual. Cuando los políticos inteligentes hablan de la necesidad de eliminar los elementos de legitimación de los terroristas no se dan cuenta, probablemente, de las dimensiones de esa tarea. El hambre y la miseria no han nacido de la nada, sino del contacto de grupos sociales antes autárquicos, quizá pobres pero no miserables, con el capitalismo globalizado, que instaura en esas sociedades débiles la violencia del mercado cuando carecen de los más elementales mecanismos de protección. Por ejemplo: los medicamentos son ante todo mercancías, y no se producen mercancías para gente que no las puede pagar.

Pide ayuda a la Guardia Civil y le matan a porrazos Silencios de goma oscura con resultado de muerte en Roquetas de Mar.

Televisión En verano la televisión realmente existente da lo mejor de sí misma. Seriales y películas más abominables y vomitivas que nunca, novelones sólo aptos para personas que han abandonado al menos temporalmente las funciones cerebrales superiores. ¿La publicidad? Muy bien, gracias: las voces escogidas, las entonaciones estudiadas, las frases estereotipadas de los anuncios hay que escucharlas sobre el telón de fondo del dolor cotidiano del mundo: del hambre de los miserables, de las enfermedades para las que no hay medicamentos, de las gentes descuartizadas por las guerras y los atentados. Pero los intelectuales de los medios de masas insisten: ¿Te gusta conducir? Lavadoras de acero inoxidable. Crema para tus manos siempre jóvenes. KY para tus relaciones íntimas. Este detergente lava más blanco. Los estudios americanos producen incesantemente películas de terror, de horror y de valores americanos (lo que viene a ser lo mismo); y hasta parece que podemos escapar a ellos al apagar el televisor.

No hay novedad, señora baronesa El crimen de Roquetas de Mar, como era de prever, ha entrado en seguida en la fase sainetesco-esperpéntica: el teniente que mató a su víctima hizo todo lo posible por salvarle la vida. Y el muerto, un agricultor, había tomado coca, que es como decir que se lo había buscado. Fase judicial a su ritmo. Fase parlamentaria: bronca atenuada, no sea que el abnegado «instituto armado» se vaya a rebotar. Nadie va a la cárcel y los encrespados vecinos de Roquetas de Mar (en la Almería del caso Almería) son reprimidos a porrazos por la misma Guardia Civil. Con el tiempo, mucho tiempo, por delante, verán los lectores que al final todo queda en papeleo administrativo. España y yo somos así, señora.

Próxima guerra: Irán Antes es preciso digerir el indigesto Iraq. Pero Bush Segundo ya ha dicho que está dispuesto a emplear todos los medios contra Irán si el gobierno de este país prosigue con sus planes de enriquecimiento de uranio.
----El uranio es mejor pretexto que las famosas «armas de destrucción masiva» de Iraq. Al parecer, los ayatollahs son casi tan pro-nucleares como los norteamericanos. Pero ésa no es la cuestión: el asunto es el petróleo de Irán. Por eso está el país en la agenda de las administraciones norteamericanas, cualquiera que sea el color político que las gobierne. Los manuales de historia del futuro, si es que hay futuro y quedan manuales, calificarán este período como el de «las guerras del petróleo» o las guerras de la energía. El petróleo se acabará a lo largo de la vida de las generaciones jóvenes actuales, y los gobiernos USA tratan de asegurarse militarmente el control de las principales zonas donde existe este recurso. Una franja que va de Oriente Medio a Afganistán. América latina queda para más adelante porque está más a mano.
----Las políticas norteamericanas del petróleo se instrumentan según conviene. Con Reagan, los americanos armaron hasta los dientes a su aliado Saddam Hussein y le lanzaron a la guerra contra Irán. Le armaron tanto que se les fue de las manos y quiso anexionarse Kuwait y su petróleo. Entonces el Primer Bush hubo de frenarle en la primera guerra del Golfo. Irán e Iraq quedaron agotados por las guerras. Entretanto, los americanos habían trufado la región de bases militares propias. Clinton, juguete de los servicios secretos que le programaban y publicitaban las mamadas, lanzó la guerra contra Serbia para desplazar hacia Oriente las fronteras de la Otan. El Segundo Bush inició su mandato liquidando las posibilidades de paz en Palestina con la ayuda de Sharon; luego, tras los atentados de Al Quaeda en territorio norteamericano, hizo pública su propia agenda bélica. Los objetivos eran Irak e Irán, con avisos a Siria y Corea del Norte. El resto, hasta la segunda guerra contra Iraq, fue la zarzuela representada en la ONU, que probablemente se repondrá dentro de poco.
----La pregunta no es: ¿cuánto tiempo pasará antes de que las gentes de los países ricos comprendan que la gasolina lleva como aditivo sangre humana? Es: cuando lo comprendan, ¿apoyarán las guerras? ¿Cargarán contra los recalcitrantes pacifistas?

Nucleares, nucleares Lo dijo el jubilado Gorbachov este invierno y lo ha repetido el ministro Montilla este verano: las centrales nucleares son necesarias. El tiempo en que había una aguda consciencia social acerca de los riesgos de este tipo de energía ha pasado. En todos los países el llamado crecimiento económico sigue firmemente asociado al incremento del consumo de energía.

Lo que tenía que pasar Diecisiete militares españoles han tenido la desgracia de morir en Afganistán.
----Unos pocos de ellos eran oficiales; la mayoría, soldados, esto es, personas pertenecientes a grupos sociales capaces de buscar en el alistamiento un modo de ganarse el pan.
----El presidente Zapatero ha tenido que decir que han muerto en defensa de la democracia y de la libertad.
----Sabe perfectamente que eso no es verdad. A la tragedia de esas muertes se añade en realidad la falta de justificación de sus misiones. En Afganistán las caritativas fuerzas de la Otan son una prolongación de conveniencia del ejército norteamericano; un apaño político avalado por la Onu para prestar una apariencia de «legitimidad democrática» (en un país donde ni siquiera hay censo) al gobierno títere instalado allí por los Estados Unidos.
----Si las fuerzas españolas no abandonan Afganistán ni el compromiso militar con la Otan estos pobres muertos no serán los últimos.
----Hay que desconfiar de los políticos que envían gente a morir y luego decretan compungidos un luto oficial.

Gaza Los autodenominados «colonos» israelíes se instalaron en Gaza manu militari y manu militari les han sacado de allí. En su rabia no han dejada intacta ni una col. Pero eso no resuelve el problema del pueblo palestino.

Ratzinger en Colonia Se manifiestan a su favor cientos de miles de jóvenes turistas; en esta ocasión las hostias no las ha repartido la policía.

Hiroshima No olvidar. Medio millón de personas corrientes, no combatientes, muertas de un solo golpe.
---¿Por qué necesitamos esperar que la desgracia alcance sólo a los demás?
---Siguen almacenadas diez mil bombas nucleares. Quienes las almacenan, piensan que pueden necesitar diez mil. «Por la libertad», dicen. Si eso es libertad, vivan las caenas.

Vacaciones ¡Vacaciones, qué dicha! Pero cedería gustosamente las mías si hicieran vacaciones las hambrunas, o los uniformados, o el ánimo de lucro. Eso serían vacaciones verdaderas.
[JRC, 28 de agosto de 2005]

La biblioteca de Babel

Pere Madroño "Román", l'home que va organitzar el PSUC
Fundació Pere Ardiaca, Barcelona, 2005

Es ésta una biografía imposible, condenada desde un principio al fracaso. El personaje huye, se escapa, permaneciendo siempre en una semiobscuridad. Josep Serradell (Román) dijo que no pensaba dejar unas memorias, "porque no las entenderían". Enseguida, acude a la memoria el verso de Pasolini: no poder comunicar es la muerte. Esto Serradell lo dejó dicho con una contundencia (y un dolor atroz) que no hay que olvidar. ¿El personaje se define por sus opiniones sobre Andreu Nin, sobre el POUM, sobre Togliatti, sobre Claudín y Semprún, sobre Checoslovaquia, sobre Afganistán? No. De ser eso cierto, lo más seguro es que no hubiésemos comprado el libro. ¿Por su cálida y nostálgica rememoración de Manuel Sacristán? Tampoco ahí hay nada nuevo: ambos eran compañeros y se apreciaban, a pesar de que sus convicciones les llevaran por caminos distintos. El valor de Serradell -y de un libro sobre él- está en otro sitio: en esa zona obscura, hacia la que él tiende a escaparse. El valor está en el título del libro: en cómo se organizó el PSUC, un partido básicamente obrero, bajo el franquismo.

Negándose a hablar en primera persona, Serradell derivaba su biografía hacia lo exclusivamente político. Hacia los resultados. El biógrafo no ha podido evitar el dilema que eso planteaba, y el libro es un compendio de la historia del PSUC y después del PCC. Serradell así lo habría querido.

Pero entonces, ¿qué esperábamos del libro?, ¿cuál es la fuente de nuestro desasosiego? La pregunta se desplaza de Serradell a nosotros. La pregunta es simplemente la desesperación, el desánimo, los momentos oscuros de nuestra propia vida. En el libro no hay ni una mención

a la derrota de la guerra civil, y tantas derrotas que han venido después, hasta la caída del muro de Berlín. Nos las hay, porque quizás no las hubo. Es decir, no fueron vividas como tales (y aquí hay que dar un sentido fuerte a la noción de vivir). Quizás -siempre quizás, sin ninguna certeza-, la derrota de la guerra civil instituyó un mecanismo de relojería que marcaba dos tiempos distintos. Por un lado, marcaba las horas del desánimo y la supervivencia, marcaba ese tiempo que late en toda la obra novelística de Manuel Vázquez Montalbán, que en Milenio Carvalho dejó escrito esta tesitura pesimista que hermana a toda una generación: "convocar recuerdos, temer futuros". Por el otro lado, marcaba las horas de los exilados, interiormente animados por un espíritu de lucha, que ven en la clandestinidad un paso más hacía la consecución de sus objetivos, que les fueron arrancados en la guerra civil. Serradell llevaba el reloj del exilio, aunque ayudó a organizar el partido en la clandestinidad.

¿Cómo? Esto es lo que no cuenta, lo que queda no dicho o velado por los aspectos más exteriores. En lo poco que le conocí, algunas reuniones en la transición, había en él algo desacostumbrado. Había en Serradell algo que hacía que el otro se sintiera un ser humano. Tuvo siempre el tono extremadamente delicado ante todos sus compañeros de partido -tan distinto de la displicencia de los que vinieron detrás-, de tratarles como lo que en realidad eran: militantes comunistas, gentes que sacrificaron muchas cosas para estar ahí con él. Esto, sin embargo, no suele aparecer en las biografías. [Josep Torrell]

Boaventura de Sousa Santos
El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política
Madrid-Bogotá, Trotta/ILSA, 2005
Transgresor de fronteras geográficas, culturales y disciplinares, Boaventura de Sousa Santos es el autor de una vasta y variada obra que debería suscitar el interés de todas aquellas personas que hacen suya la consigna «otro mundo es posible». Equidistante de lo que denomina «el modernismo arrogante» y «el posmodernismo entreguista», apuesta por un «posmodernismo de oposición», convencido de que «vivimos en un tiempo caracterizado por la circunstancia de eternos problemas modernos ­las promesas incumplidas de la modernidad: libertad, igualdad, solidaridad y paz­ para los cuales parece no haber respuestas modernas». Frente a este diagnóstico, la tarea prioritaria es la renovación teórica de las ciencias sociales: las concepciones modernas de la historia y de la racionalidad, la desatención a la diferencia y a la Naturaleza, son algunos de los nudos problemáticos que el profesor portugués afronta, con rigor analítico y gran creatividad, en la primera parte de este libro. En su segunda parte, los esfuerzos de reconstrucción teórica se centran en ámbitos más concretos: los principios de igualdad y diferencia, el estado, la democracia y la globalización. En ella, se hallan valiosas ideas y propuestas para la construcción de una globalización contrahegemónica, impulsada desde abajo. En definitiva, se trata, como escribe Juan Carlos Monedero en su estudio introductorio ­más que presentación­ a la obra de Sousa Santos, de «una de las apuestas más originales, frescas y valientes del panorama de la ciencia social mundial». Y no exagera. [Xavier Pedrol]

PÁGINAS-AMIGAS Rebelión-
http://www.rebelion.org/
La Insignia-
http://www.lainsignia.org/

 

Revista mientras tanto

Contenido del número 95
Notas editoriales.
Artículos J. Sempere, Razones y contexto del 'no' francés al Tratado Constitucional europeo. Una crónica de urgencia; M.R. Borrás, Redefinir el proyecto de la ciudad de Barcelona; M.R. Borrás y A. Madrid, La Reforma del sistema educativo español; A. Recio, Empleo y medio ambiente. Necesidad y dificultad de un proyecto alternativo; R. Campderrich, La influencia de Leo Strauss sobre los neocons. Reflexiones en torno al conocimiento científico: A. Durán, Conocimiento científico y desarrollo tecnológico para un mundo sostenible; J. Torrents y P. Freixas, Experiencias de socialización del conocimiento. Del software libre a las licencias Creative Commons. Juan A. Aguilera Mochón, La ciencia frente a las creencias religiosas. Reseña.

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Edita la redacción de mientras tanto, Fundación G. Adinolfi - M. Sacristán.
Producció Agustí Roig i Neus Porta
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