Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Participación y democracia en el sistema educativo
María Eudivigis Sánchez Martin
Equipo de Estudios, EDE, Madrid

>>> ficha técnica
 

Toda organización sistémica "siente" en algún momento de su desarrollo la necesidad de ampliar su ámbito de actuación respecto del medio en que se encuentra. Este movimiento requiere un esfuerzo que exige la liberación de las energías precisas para conseguir el cambio de estado que se "desea".

Como legitimación del discurso que acompaña a este proceso aparecen cauces de expresión y espacios de libertad donde los elementos individualizados sobre los que se organiza la vida de las sociedades encuentran mayores posibilidades de despliegue de sus capacidades personales y es en este punto donde se coloca la participación en las sociedades democráticas.

Estaríamos pues ante un bucle recursivo en el cual el discurso actuaria como erosionador indeseado de la "calidad energética" del poder.

------6 Poder social -----------6 Bucle recursivo

8 (Nivel Ni-1)

|

| Poder social ---------6 Liberación de energía

| (Nivel Ni) +

| Discurso legitimador

| |

| |

7------- Nueva sociedad 7-----------

En este contexto, refiriéndonos al sistema educativo, podemos situar secuencialmente la Ley General de Educación de Villar Palasí (1970), la LODE (1985) y la LOGSE (1992) ambas sirven a esa ampliación del sistema social descrita cediendo lo imprescindible en liberación real para ayudar al mantenimiento del poder sistémico.

En la LODE y como continuidad de esta en la LOGSE, el núcleo de participación está en su órgano colegiado: el Consejo Escolar, con la representación de los colectivos de profesores, alumnos, padres de alumnos y personal no docente; las actividades claves de este se sitúan en el terreno del control y de la gestión. Las atribuciones de gestión establecen diferencias positivas con situaciones anteriores, pero en definitiva quedan bastante limitadas en su ámbito de actuación y carecen de la suficiente autonomía como para poder calificarlas netamente como de gestión democrática. Las competencias del Consejo Escolar en el campo del control, más importantes y significativas que las anteriores, parecen llevar a la conclusión de que "prácticamente nada escapa a su aprobación, evaluación, vigilancia, supervisión, información y conocimiento, pero en la práctica real, en su conflictividad con el resto de los órganos colegiados (claustro de profesores) queda limitado por una relación subordinada con la Administración.

La participación juega un papel de discordia entre los sectores de la enseñanza pública y el de la privada, siendo interpretada por las coaliciones políticas como limitación a sus correspondientes titularidades en el sistema educativo. La Ley de la UCE (Ley Orgánica de Junio de 1980) colocó los máximos de participación en los centros públicos en un posible intento de privatización, la LODE aumenta, y con la LOGSE se conserva hoy, esa presencia de participación en los centros privados con el fin, de acentuar su carácter público. Los consejos escolares de los centros privados concertados, desempeñan la función de "representantes" de lo "público" frente a la titularidad privada del centro actuando como garantía de objetivos (sociales) generales: igualdad de oportunidades, libertad de conciencia.

Pese a todas estas contradicciones los aspectos positivos, respecto del cuerpo legislativo que la LOGSE sustituye, constituyen un avancen dándose un paso hacia la democracia formal y abriendo un deseo hacia la democracia directa.

La LODE presenta otro aspecto positivo, la diferenciación, en el campo común de la educación, de las relaciones de los tres colectivos especialmente implicados en ella diferenciando sus correspondientes derechos; derechos que por otro lado, en su defensa, entran en contradicción unos con otros:

Los profesores: Derecho a libertad de cátedra

Los alumnos: Derecho de libertad de conciencia

Los padres de los alumnos: Derecho a la educación de sus hijos de acuerdo con sus propias convicciones.

Las tendencias democratizadoras deberían ser objeto de un desarrollo positivo para que se configuraran como la alternativa que potencialmente representan, dando paso a la participación activa de los padres y profesores en el proceso de aprender de los alumnos que con su libertad de conciencia obtendrían la capacidad de ser, y de ser los sujetos protagonistas.

Frente a esto aparece la composición interna de los consejos escolares fijada por la Ley, con una carga negativa en relación a la posible igualdad de los distintos estamentos. Los repartos establecidos en ella favorecen al protagonismo de los profesores, mientras la pasividad de los alumnos se fomenta traspasando a sus padres y tutores parte de la representatividad que les corresponde a ellos. La coincidencia con la evolución histórica de cualquier proceso de producción es palpable: los "productores" (enseñantes) adquieren un cierto control sobre los medios y procesos de producción, mientras que los consumidores (padres) asumen la tarea de controlar la calidad de los productos (alumnos) prácticamente sin voz ni voto en el asunto.

Las cifras, los datos que se van desprendiendo de los procesos electorales realizados, configuran un mapa de un territorio, el de la educación, de acuerdo con unas fronteras de nuevo diseño, pero los flujos energéticos que lo concurren siguen animados por el mismo poder y mantienen su origen sistémico. La fuerte presencia de los profesores como colectivo profesional de enseñantes hace que este flujo no cambie por la novedad de la participación, sino que hace que varíe simplemente las direcciones del movimiento o los lugares de acumulación o ejercicio del poder. El poder termina depositándose de nuevo en órganos que pertenecen a la organización sistémica. Organos colegiados en los cuales el único poder actuante es el de los profesores, padres, alumnos y personal no docente presentes en los mismos y no en los colectivos a los que representan y en los que no se encuentra más rastros de vida que la efímera que la organización social les presta para que jueguen el papel electoral. Acabado el proceso de la elección los representantes quedan huérfanos de los colectivos que los eligieron desaparecidos estos después del acto electoral. A partir de aquí están casi indefensos a merced de los vientos que soplen desde la estructura del sistema educativo.

Las organizaciones intermedias: sindicatos, asociaciones, partidos que revelan indicios de representatividad de los colectivos relacionados con la enseñanza no dejan de ser una ficción democrática, las cifras referentes al grado de asociacionismo y a su capacidad de intervención en procesos de decisión son en general desoladoras.

Ni en su momento la LODE, ni actualmente la LOGSE establecen los cauces adecuados de comunicación interactiva entre representantes y representados. En cualquier caso la participación tiene aspectos positivos, en cuanto que desplaza a nivel simbólico más que material el lugar de residencia del poder de los colectivos, permite la presencia de la toma de decisiones y hace pensar como "no utópicas" otros tipos de participación.

Pero hay muchas rupturas que hacer y muchas turbulencias que provocar. Ser sujetos es difícil, sobre todo si de antemano se ha renunciado a serlo en el sentido de "aceptar formar parte" de un sujeto histórico previo: la persona significada por el orden, por que si bien los institutos son una especie de cárcel, a su salida de momento sólo hay otra especie de cárcel. Cárcel cuya ventaja desde el punto de vista de la institución es que si los internados se mueven por el "camino recto" acaban siempre en el mismo sitio: es redonda

 

EL JUEGO DE LOS DISTINTOS COLECTIVOS EN EL PROCESO DEMOCRATICO

El protagonismo en la enseñanza ha sido adjudicado a un elemento en particular "los profesores" pero hay que señalar la presencia de varios sujetos colectivos: profesores, titulares de los centros, alumnos y padres de alumnos, poco convergentes en muchas ocasiones y claramente divergentes en el momento de la participación donde se pone de manifiesto la lucha por continuar su protagonismo.

Los profesores son los profesionales, la fuerza de trabajo contratada para la realización del servicio de la enseñanza. Los padres son los demandantes, compradores que contratan la educación de sus hijos. Los alumnos son el objeto del contrato sobre el que se registra la enseñanza.

Los profesores se identifican con un doble sujeto histórico, la clase obrera y la enseñanza colocándose en la "punta de lanza" de esa historia. Desde ese lugar intentan representar un papel con referencias utópicas por ello entienden la participación como una colaboración de los demás colectivos en la realización de su proyecto: la producción del hombre libre y solidario. La realidad les devolverá una imagen más dura de sí mismos, alienados por el sistema actualizarán el proyecto de este y sus productos serán hombres integrados en un modelo social que ellos, en una u otra medida no comparten. Lo inalcanzable de la tarea los situará en el miedo y en la angustia.

Las experiencias renovadoras, son protagonizadas por profesores renovadores que han "tomado conciencia" y se enfrentan con la jerarquización funcional del sistema educativo y con la integración social de los alumnos. Este tipo de profesores intentan encauzar la participación de los padres directamente en la vida del centro, más allá de los cauces institucionales, pero en cuanto colaboradores y no como agentes del quehacer educativo. La participación de los alumnos tienden a situarla en la intervención activa de estos en sus propios procesos de aprendizaje que han de ser y necesitan ser bien enfocados y dirigidos.

Los padres han sufrido, acaso en mayor medida que otros colectivos, los cambios revolucionarios. La historia, en su proceso de ruptura de vínculos, les ha expropiado especialmente de sus más importantes atribuciones sociales, de casi toda capacidad de reproducción (excepto la simple biológica). Perdida la capacidad de saber enseñar a sus hijos y saber qué tienen que enseñar, vacíos de casi cualquier calidad de sujetos y, puesto que casi nada les deja y casi nada les ofrece se muestran agresivos con el expropiador (personificado en el enseñante). Probablemente de ahí su desinterés generalizado y evidente respecto de la educación como colectivo "padres"y su participación en los procesos, aunque con ella confirmen esa actitud prevista de consumidores exigentes de buenos resultados y trasladan ese tipo de objetivos a la actividad de las asociaciones que constituyen. No obstante la reivindicación individual de cada padre de su interés, en el nivel del "deber ser", por la instrucción de sus hijos es patente.

Los alumnos se han movilizado, han participado, se han manifestado, han negociado... Pero pasan, se desinteresan, no saben porqué ni para qué se mueven o estudian y cuando lo saben repiten el discurso de los adultos. Participan en masa pero pasivamente en el proceso electoral de sus representantes en los consejos porque les mandan, lo mismo que el estudiar. La aceptación del discurso social los homogeneiza todos en este momento responden a las características que se les atribuyen. Todos saben lo que tienen que hacer: estudiar.. y lo que no deben hacer: decidir, mandar y esto es lo que implícitamente rechazan cuando rechazan el futuro.

El análisis del desarrollo de la LODE en los consejos escolares permite la contrastación de dos puntos de vista. El resultado de un esfuerzo razonable en cuanto al juicio sobre las atribuciones de gestión y simultáneamente un desacuerdo también razonable sobre las actuaciones de control. Razonable en cuanto que se puede establecer una hipótesis explicativa: la tendencia de la Administración a juzgar como ejercicio de control por parte del Consejo Escolar el simple acto burocrático de dar cumplimiento al refrendo en un documento. Seria el caso de la aprobación rutinaria de las memorias anuales que no parece constituir un hecho controlador relevante.

Los consejos escolares representan un avance en la democratización de la enseñanza aunque paralelamente se constatan actitudes por parte de todos los elementos que juegan el papel de frenos al desarrollo más amplio de la participación, parecen apuntarse tendencias a reforzar los aspectos menos progresistas, más cómodos y seguros y por lo tanto más "continuistas" (ratificación de las decisiones de los directores de los centros) y a aprovechar las posibilidades que se ofrecen para actuaciones corporativistas. Los colectivos de los padres sitúan, fundamentalmente, su actuación en el campo tradicional de la gestión de actividades extra- docentes. Por último, en lo que se refiere a los alumnos, el registro pone en evidencia lo que implícitamente anunciaba el discurso: los alumnos son la excusa, el pretexto de la conversación de los otros.


BIBLIOGRAFIA

ELEJABEITIA TAVERA, C, y EDE : (1987) La comunidad escolar y los centros docentes (estudio sobre participación de los distintos estamentos en la actividad educativa), C.I.D.E. Madrid (nimegrafiado)
FERNANDEZ DE CASTRO, I y EDE: (1988) La oferta educativa, su apariencia y su realidad (papel que desempeñan en la generación y consolidación de la demanda educativa actual), C.I.D.E. Madrid (nimegrafiado)
SANCHEZ MARTIN, M. E: (1990) La participación en el sistema educativo según la Ley y su realidad en los centros de E.G.B. de la Comunidad Autónoma de Madrid. Los Consejos Escolares. U.C.M.


THEORIA  | Proyecto Crítico de Ciencias Sociales - Universidad Complutense de Madrid