Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Método comparativo 
 
César Colino
Politólogo / Instituto Juan March, Madrid

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En un sentido amplio, no propiamente científico-social, del concepto de comparación pueden derivarse dos acepciones: una general, que se refiere a la actividad mental lógica, presente en multitud de situaciones de la vida humana, que consiste en observar semejanzas y diferencias en dos o más objetos; y una acepción más reducida, que considera a la comparación como un procedimiento sistemático y ordenado para examinar relaciones, semejanzas y diferencias entre dos o más objetos o fenómenos, con la intención de extraer determinadas conclusiones. Es en esta última acepción donde el término comparación es sinónimo de método comparativo (MC), y su uso suele ir asociado al de método científico.

1. En Ciencias Sociales también se encuentran comúnmente dos acepciones en la utilización práctica del término comparación.

a) En la primera, se habla de comparación en sentido implícito, considerándose que, debido a la naturaleza de la realidad social, el acto de comparar es el modo de proceder propio e inherente a toda actividad científico-social y, por tanto, sería redundante hablar de ciencia social comparativa. Es la idea de clásicos como Durkheim, que sostiene en sus Règles de la méthode sociologique que "la sociologie comparée n'est pas une branche particulière de la sociologie; c'est la sociologie même, en tant qu'elle cesse d'être purement descriptive et aspire à rendre compte des faits". Autores interesados en dar cuenta de la complejidad de la realidad social desde Aristóteles hasta Marx o Weber pasando por Montesquieu, Tocqueville, Comte, o Spencer, se ocuparon de observar y recoger información en sociedades ajenas a la propia, y utilizaron esos datos para desarrollar sus teorías, recurriendo a comparaciones más o menos conscientes o explícitas (vid. Smelser, 1976). En ese sentido puede considerarse, por ejemplo, De la démocratie en Amérique, de Tocqueville, como un trabajo implícitamente comparativo. En esta concepción de la comparación, sin embargo, comparar no equivale necesariamente a usar un método comparativo explicito y concreto. Una de las formas más frecuentes en que se manifiesta la comparación en este sentido, suele ser la clasificación o tipología de diferentes sociedades, regímenes de gobierno, culturas, formas de producción, etc. (sobre los tipos vid. Von Beyme, 1992: 116).

b) la comparación en sentido explicito, también llamada análisis comparativo, se entiende como aquella que requiere un método o métodos propios, los de la ciencia social comparativa, que se diferenciaría, por tanto, de la ciencia social no comparativa en su orientación y sus procedimientos (vid. Ragin, 1987). Se podría decir que, en términos generales, este tipo de análisis consiste en la utilización sistemática de observaciones extraidas de dos o más entidades macrosociales (países, sociedades, sistemas políticos o subsistemas, organizaciones, culturas) o varios momentos en la historia de una sociedad, para examinar sus semejanzas y diferencias e indagar sobre las causas de estas (vid. Elder, 1976; Lijphart, 1971). Esta forma de análisis se ha utilizado en la sociología, la antropología, la economía, la historia, la psicología social y, en una medida muy importante, en la ciencia política, una de cuyas subdisciplinas más importantes, la política comparada (en su orígen comparative politics o comparative government), lleva en su nombre el método que utiliza (Blondel, 1985; Von Beyme, 1992). Se ha hablado así, segun los países, de comparativismo o análisis comparativo, cross-national o comparative research, comparatisme, vergleichende Forschung o Komparatistik, ricerca comparata, etc., para referirse a la vertiente inter-cultural o inter-nacional de estas disciplinas. Además de la utilización de uno o varios sistemas macrosociales o partes de ellos, el rasgo más importante que caracteriza este tipo de investigación, es el uso de conceptos comparativos que sean capaces de viajar (Sartori, 1970), es decir, que sean aplicables a más de un país o cultura, y permitan el uso de atributos de estas unidades macrosociales, después de haber sido convenientemente medidos, en los enunciados o proposiciones empíricas explicativas. Desde esta perspectiva, el estudio detallado de un caso crucial podría considerarse, para algunos, como análisis comparativo, o al menos tener implicaciones teóricas, siempre que utilice conceptos comparativos aplicables a otros casos (Eckstein, 1975). Por otra parte, sin embargo, no todo estudio que utilice datos provenientes de más de un país debe considerarse análisis comparativo. Es frecuente encontrar un falso comparativismo, que considera cualquier estudio de un país, por el hecho de ser distinto al del investigador, o cualquier exposición paralela y descriptiva de datos de varios países, como análisis comparativo. El campo del análisis comparativo debe, por tanto, delimitarse de manera más detallada atendiendo a los objetivos que se le atribuyen como propios.

2. Dos de los fines principales del análisis comparativo en Ciencias Sociales son, como han señalado Dogan y Pélassy (1990), a) evitar el etnocentrismo y b) descubrir regularidades o leyes en la realidad social. En el primer caso, se ha sostenido repetidamente la conveniencia de superar las anteojeras culturales de los investigadores y comprobar la generalidad o veracidad de sus observaciones o hallazgos científico-sociales obtenidos en un único país, acudiendo a datos de otros países (vid. Kohn, 1989). Reflejando la esencia de esta idea, se ha solido recordar frecuentemente la frase de R. Kipling "And what should they know of England who only England know?" (cit. en Collier, 1991). En cuanto a la busqueda de regularidades y la generación de leyes, sólo es posible por medio del estudio sistemático de las semejanzas y diferencias entre sistemas o países, y el intento de explicarlas, mediante el control de los multiples condiciones o factores presuntamente capaces de causar un efecto o fenómeno dado. Este análisis recurre, por un lado, al uso de hipótesis y teorías, y, por otro, a la selección sistemática de los casos que hayan de ser investigados. Así pues, comparar equivale, en gran medida, a controlar las posibles fuentes de variación de la ocurrencia de un fenómeno social (Sartori, 1970; Smelser, 1976; Lijphart, 1971).

Puede afirmarse entonces que, de forma esquemática, los objetivos del análisis comparativo, análogos a los del método científico en general, son 1) la investigación de semejanzas y diferencias (variación) entre casos, que da lugar a 2) la observación de regularidades, que deben ser explicadas mediante 3) el descubrimiento de covariación o la interpretación de la diversidad, que suele hacerse a través de 4) la comprobación de hipótesis explicativas, que llevan a 5) la explicación de la complejidad de relaciones causales y el establecimiento de generalizaciones o pautas particulares, que permitirán finalmente 6) la generación de teorías o su refutación. La comparación o análisis comparativo tiene, pues, además de una función heurística, generadora de teorías e hipótesis, una función de verificación o comprobación de las teorías o hipótesis ya existentes.

3. Los fines propios del análisis comparativo se han perseguido haciendo uso de diversas estrategias, o métodos científico-sociales de control y ordenación de la complejidad observada, que están a disposición de los investigadores. Antes de definir las características del MC en un sentido restringido, como uno de esos métodos, y para delimitar el ámbito de su aplicación, puede ser útil centrar nuestra atención en las características de los diferentes estudios que se consideran como investigación o análisis comparativo y distinguirlos mediante tipologías. Estas pueden utilizar diferentes criterios y muchas veces se solapan, pero son útiles para ordenar la creciente variedad y abundancia de estudios:

a) un criterio simple es el que atiende al número de casos y de información utilizada en cada uno de ellos: estos dos factores se encuentran en relación inversamente proporcional. Según ese criterio encontraremos tres tipos, i) estudios de un solo caso con mucha información, ii) estudios de un número reducido de casos con un grado medio de información sobre ellos y iii) estudios de muchos casos con poca información sobre cada uno de ellos.

b) según la consideración de los sistemas o unidades macrosociales utilizados y los fines teóricos de la investigación: Kohn (1989) ha distinguido entre los estudios comparativos que consideran los países i) como objeto de la comparación, y pretenden un conocimiento detallado y en particular del país elegido por sí mismo. ii) como contexto de la investigación, que tratan a los países no por sí mismos sino como contexto en el que comprobar la generalizabilidad de las relaciones y regularidades observadas entre variables sociales, iii) países como unidades de análisis, en los que se trata de establecer relaciones entre características de los países en tanto que países, clasificándolos según algún criterio. En una tipología paralela, Tilly (1984) ha llamado al primer tipo comparación individualizadora (individualizing), refiriéndose a aquella interesada en las peculiaridades de un caso y sus contrastes con el resto. A la segunda la subdivide este autor en dos, universalizing y variation-finding, según se esté interesado en encontrar pautas generales estudiando todos los casos de un fenómeno o se quieran establecer pautas y condiciones de variación entre casos diferentes.

c) según la comparabilidad atribuida a los casos y la especificidad respecto a los demás: Elder (1976) ha distinguido entre estudios que se concentran en i) la especificidad de un país y los contrastes entre países, ii) los subconjuntos de países y la limitada comparabilidad de estos, lo que constituye el fundamento de los llamados area studies y, iii) las similitudes entre países y la comparabilidad total entre países; en estos estudios se intenta llegar al descubrimiento de leyes universales sociológicas independientes de consideraciones de espacio y tiempo (vid. Elder, 1976: 215 y ss.).

d) Según se trate de explicar las semejanzas o las diferencias en contextos homogéneos o heterogéneos: En base a este criterio los tipos más conocidos son los denominados por Przeworski y Teune (1970), i) "diseño de los sistemas más semejantes" (most similar systems) y ii) "diseño de los sistemas más diversos" (most different systems). En el primero se buscarían las diferencias entre casos en contextos homogéneos y en el segundo las diferencias en contextos heterogéneos, pero también podría atenderse a las semejanzas en sistemas semejantes o las semejanzas en sistemas diferentes (Dogan y Pélassy, 1990; Murray Faure, 1994).

e) según los niveles de análisis e inferencia y el grado de agregación de los datos o variables observados: se distingue entre estudios i) a nivel individual, es decir, las relaciones se observan dentro del sistema (within-system), con los datos muy desagregados, por tanto, y utilizando como unidades de observación y análisis a los individuos y los atributos de estos, ii) a nivel sistémico, más agregado, utilizando los atributos de los sistemas como unidades de observación empírica y generalización y iii) a más de un nivel de análisis (Multi-level), tipo que, según Przeworski y Teune (1970), debe ser el propio de la investigación comparativa.

4. Partiendo de la precedente exposición de los fines y las tipologías de análisis comparativo, y atendiendo al tipo de estudio para el que se muestra como el método idóneo, se puede ahora ofrecer una definición del MC en sentido estricto, bien que lo bastante general para englobar diversas concepciones de este.

Por MC debe entenderse, pues, aquel procedimiento científico-lógico para llevar a cabo análisis comparativo de la realidad social, que fija su atención en dos o más unidades macrosociales. Estas deben seleccionarse de forma sistemática, ser comparables en subconjuntos o totalmente (contextos homogéneos o heterogéneos), y ser consideradas como el contexto del análisis de la variación (semejanzas o diferencias) entre variables o relaciones; estas, además, pueden ser observadas a diferentes niveles de análisis, para llegar, bien a la comprobación de hipótesis y proposiciones causales explicativas de validez general, o bien a la interpretación de diferentes pautas causales particulares de cada caso.

Esta definición de MC lo hace equivaler, en lo fundamental, a lo que diversos autores han llamado de diferentes formas: estrategia de casos comparables (Lijphart, 1975), ilustración comparativa sistemática (Smelser, 1976), metodo de comparación controlada, estructurada y focalizada (George, 1979), demostración paralela de teoría (Skocpol, 1979), método lógico (Bruschi, 1991) o simplemente método comparativo (Ragin, 1987; Sartori, 1994).

5. Después de tratar los fines y el objeto de la comparación conviene centrar la atención en su modo de proceder.

a) En este punto debe hacerse referencia a los presupuestos lógicos y epistemológicos. Es decir, al tratamiento conceptual de la realidad que se propone como necesario para cualquier comparación eficaz. Este se traduce en i) formación de conceptos empíricos comparativos, y ii) establecimiento de variables que puedan ser medidas. El primer paso conceptual debe ser la definición de lo que es y lo que no es comparable. Para ello, en un artículo ya clásico, Sartori (1970) ha propuesto proceder clasificando los fenómenos en categorías mutuamente excluyentes y conjuntamente exhaustivas, mediante el modo de análisis per genus et differentiam. Así, sólo los fenómenos que pertenezcan a la misma clase podrán ser comparados. Otro problema señalado por Sartori es que los conceptos empíricos que se usan en la comparación pueden reflejar distintos grados de abstracción. Los comparativistas deben decidir a qué nivel de una escala de abstracción quieren situar su análisis. Este autor propone una regla práctica para transformar los conceptos, ascendiendo o descenciendo en esa escala de abstracción. Así, para obtener un concepto más general (aplicable a más países p. ej.), sin convertirlo por ello en impreciso o genérico, se debería aumentar su denotación (extension), o conjunto de fenómenos a los que se aplica, y se debería, en igual medida, limitar su connotación (intensión), o propiedades que ha de tener ese fenómeno para ser designado con ese concepto. Un error muy común, y que debe ser evitado, es el del estiramiento conceptual, que consiste en aumentar la denotación (se aplica a más fenómenos) sin disminuir a la vez la connotación, lo que conduce a la imprecisión u ofuscación del concepto (confusión sobre sus propiedades).

b) por otra parte, un presupuesto epistemológico subyacente al MC como método de indagación científica, es que cualquier fenómeno que la ciencia social trata de explicar consiste en una multiplicidad de condiciones que influyen en su ocurrencia o su ausencia, y que existe una indeterminación sobre los efectos mutuos de esas condiciones (Smelser, 1976: 152 y ss). Para poder aislar las condiciones, y evaluar el efecto de cada una, se han propuesto dos procedimientos básicos: i) dividir las condiciones entre variables dependientes, intervinientes e independientes y ii) considerar algunas condiciones causales como parámetros o constantes, que se supone que no varían, y otras condiciones causales como variables operativas, a las que se permite o se hace variar para ver su influencia en la variable dependiente o fenómeno que se quiere explicar. Esto es lo que se denomina control, y la forma óptima de control es el experimento, en el cual todas las posibles condiciones causales estan constantes y el investigador manipula a su gusto la variable operativa. La mayoría de los métodos lógicos, al igual que el MC, tratan de aproximarse el máximo a la lógica del experimento. Asi pues, la formación de conceptos y la clasificación de los fenómenos comparables, que se reflejan en variables, que pueden ser parametrizadas u observadas mediante su medición, son operaciones necesarias previas a la aplicación del MC. Pero la selección de casos, la inferencia y el establecimiento de causas sólo puede hacerse recurriendo a métodos proporcionados por la lógica.

c) Los presupuestos lógicos subyacentes al MC tienen su orígen en los cánones de la lógica inductiva de J. S. Mill (A System of Logic, Racionative and Inductive de 1843) y en diversos desarrollos posteriores de la lógica inductiva enunciativa. Como observa Mill en su obra, la lógica del análisis de las leyes de los fenómenos tiene una doble vertiente, "se puede indagar en las causas de un efecto dado o se puede indagar en los efectos o propiedades de una causa dada". En esa misma línea, Bruschi (1991) ha dividido los métodos lógicos usados en la comparación en, i) métodos basados en los efectos: entre ellos se encuentran los conocidos Método de concordancia, según el cual, si dos o más casos de un fenómeno dado coinciden sólo en una circunstancia, esa en la que concuerdan debe considerarse la causa o el efecto del fenómeno dado. Este método, reformulado por la lógica enunciativa, es el llamado argumento directo de concordancia, que busca condiciones necesarias dados los efectos, y es el menos potente de los métodos millianos. Método de diferencia, según el cual, si un caso en que ocurre el fenómeno investigado, y uno en el que no ocurre, tienen todas las circunstancias en común excepto una, esa circunstancia en la que difieren "es el efecto, o la causa o parte indispensable de la causa del fenómeno". Este método se ha reformulado como argumento inverso de la concordancia y es aquel que busca causas suficientes. Es el más similar al experimento. Método conjunto de concordancia y diferencia o indirecto de diferencia, es una combinación de los dos anteriores, que utiliza casos donde se produce el fenómeno para observar qué condición está presente siempre, y casos donde no se produce para ver si esa misma condición esta siempre ausente y confirmar la aplicación anterior. ii) los métodos basados en las causas: Bruschi distingue entre 1) el argumento de la razón suficiente, es decir, si una condición es condición suficiente, siempre que ésta se halle presente, el fenómeno causado, o efecto, estará presente. Es el argumento subyacente en el diseño most similar systems; y 2) el argumento de la razón necesaria, que afirma que si algo es condición necesaria de un fenómeno, la ausencia de esa condición debe acompañarse de la ausencia del fenómeno.

El propio Mill observaba las limitaciones de estos métodos para establecer vinculos necesarios entre causas y efectos, y recomendaba utilizar, siempre que fuera posible, el método de diferencia como experimento natural. Otro de los métodos propuestos por Mill era el de la variación concomitante, que está en la base de los estudios correlacionales y estádisticos; este afirma que "cualquier fenómeno que varíe de algún modo cuando otro fenómeno varía de determinado modo, es o la causa o el efecto, o está conectado con él por algun hecho de causalidad". La mayoría de los métodos mencionados está, consciente o inconscientemente, en la base de estudios sociológicos clásicos. Durkheim, por ejemplo, rechazaba los métodos de concordancia y diferencia, por pensar, como el propio Mill, que las condiciones para aplicarlos en sociología no se pueden cumplir. Por eso optó por el de variación concomitante, uno de cuyos ejemplos típicos es Le suicide. Weber, por su parte, no creía en la posibilidad de descubrir leyes a partir de simples asociaciones entre fenómenos, por considerar que las situaciones históricas se producen por constelaciones únicas de circunstancias. Weber adoptó, en sus estudios sobre religión y capitalismo, una lógica propia del método indirecto de diferencia (vid Smelser, 1976). Buenos ejemplos modernos de la utilización de este mismo método son los estudios de Barrington Moore The Social Origins of Dictatorship and Democracy y de T. Skocpol States and Social Revolutions. Es evidente, pues, como muestran los clásicos, que las diferencias de concepción de la realidad social afectan también a la concepción del MC. Es necesario, por tanto, hacer referencia a estas en el próximo apartado.

6. Aunque con una raíz más o menos común, podemos encontrar tres concepciones básicas del MC: a) como una manifestación más de la lógica comparativa inherente al conocimiento científico, b) como uno de los tres métodos de la ciencia social y c) como una de las dos tradiciones o estrategias de investigación de la ciencia social comparativa. Aquí interesan sólo las dos últimas.

1) En esta concepción del MC, sostenida por autores como Smelser (1976), Lijphart (1971), o Sartori (1970), el MC se sitúa junto con otros, el experimental o el estadístico, como métodos de control en ciencias sociales, todos ellos con una misma lógica subyacente, pero siendo inferior a los demás por sus limitaciones. Su función se consideraría subsidiaria, recomendándose su utilización sólo cuando no hubiera posibilidades de diseño experimental o el número de casos (grados de libertad) fuera demasiado reducido para utilizar técnicas de control estadístico (Lijphart, 1971; y una versión más matizada en 1975). Los problemas típicos que plantearía este método, y que lo hacen inferior a los demás, son, en primer lugar, el grave problema de la sobredeterminación causal, o multitud de presuntas causas de un fenómeno, producido por el hecho de tener "muchas variables y pocos casos". Este método está sujeto al dilema de que por su lógica (la de los cánones millianos), para ser eficaz debe tratar de incluir todas las variables causales posibles, pero al hacerlo, la probabilidad de llegar a conclusiones no espurias disminuye (vid. Lieberson, 1991: 317 y ss). Para este autor, los supuestos en que se basa la aplicación de estos métodos de pocos casos (Small-N) son insostenibles. Por una parte, sus enunciados sólo pueden ser de carácter determinista (si se da x entonces se dará y), aunque deberían ser probabilísticos (la presencia de x aumenta la probabilidad o frecuencia de la presencia de y), ya que, por tenerlos constantes, no pueden medir todos los factores que presuntamente afectan a la variable dependiente. Otros supuestos de su aplicación son: la existencia de una sola causa, la confianza en la ausencia de errores de medida, y el supuesto de que se obtendrían los mismos resultados si se consideraran todos los casos relevantes. A todas estas limitaciones se oponen las ventajas del método estadístico, no exento, sin embargo, para algunos autores, de supuestos muy parecidos a los anteriores en cuanto a su simplificación de la realidad (vid. Frendreis, 1983; Ragin, 1987). Las soluciones que proponía Lijphart (1975) a los problemas inherentes al método comparativo, eran el aumento del número de casos, extendiendo, por ejemplo, la investigación a subsistemas estatales, la reducción del espacio de atributos (property space), o el aumento de la parsimony en las teorías (vid. también Collier, 1991). Otra célebre propuesta de Przeworski y Teune (1970) es sustituir estos diseños que denominan most similar systems (MSSD), en donde se eligen sistemas parecidos en el mayor número de variables, y diferentes en el fenómeno o relación que se quiere explicar, por un diseño, más próximo al método estadístico, que favorece el aumento del número de casos: el most different systems (MDSD). Para Przeworski (1987: 40) No study has applied succesfully and exclusively Mill's canon of difference (...) it may be that the "most similar system design" is simply a bad idea. Where can we find a pair (or more) countries which differ in all but two characteristics?. En el MDSD, basado en el método de concordancia de Mill, Przeworski y Teune (1970) proponían elegir sistemas que no difieran en el fenómeno que se investiga (variable dependiente o relación), eliminando así como posibles causas todas las variables en que los sistemas difieren, para conseguir un máximo de eliminación de variables irrelevantes (vid. Meckstroth, 1975). Si en el MSSD se trata de identificar factores sistémicos relevantes, en el MDSD se intenta eliminar el mayor número de factores sistémicos irrelevantes. En el curso del debate entre estos dos diseños ha habido propuestas de compatibilizarlos, por tener una lógica similar y para potenciar las ventajas y eliminar los inconvenientes de ambos (Frendreis, 1983).

2) En segundo lugar, debe hablarse de la concepción del MC como una de las dos tradiciones o estrategias de investigación de la ciencia social comparativa: una histórico-cualitativa y otra cuantitativa o estadística. Estas dos tradiciones tendrían su origen en clásicos modernos como Weber y Durkheim respectivamente (vid. Ragin y Zaret, 1983). Las dos estrategias tienen concepciones de la realidad social diversas. Una de ellas, la cualitativa, esta básicamente dirigida al estudio de los casos (case-oriented) y la otra al de variables (variable-oriented). Autores como Ragin (1987) han identificado el MC con la estrategia basada en el estudio cualitativo de los casos, atribuyéndole fines tanto interpretativos como analítico-causales. Ragin considera que se pueden superar todas las limitaciones atribuidas al MC atendiendo a las configuraciones de condiciones que se asocian a determinados fenómenos o procesos sociales. Para este autor (1987: 26 y ss.), social phenomena are complex and difficult to unravel not because there are too many variables affecting them (...), but because different causally relevant conditions can combine in a variety of ways to produce a given outcome. En la realidad social se produce un tipo de causalidad que Mill denominó chemical causation. Los supuestos del MC tradicional y los del método estadístico no pueden dar cuenta del hecho de que en la vida social a) los fenómenos de interés raramente tienen una sola causa, b) las causas no operan aisladas y c) una causa puede tener diferentes efectos dependiendo del contexto. El MC, entendido en un sentido histórico-cualitativo, no sería ya inferior y subsidiario de los otros métodos, sino el mejor posible para los fines de la ciencia social: explicar e interpretar. Se trataría más de identificar la variedad de pautas causales que dan lugar a un fenómeno, que de saber cúantas veces ocurre cada caso del fenómeno o se puede esperar que ocurra (George, 1979). Además, con esta concepción del MC se han ido desarrollado y formalizando en los últimos tiempos procedimientos lógicos, basados en la lógica booleana, y conocidos como análisis comparativo cualitativo (QCA), que pueden tratar combinaciones causales, y lo que es muy importante, aumentar considerablemente el número de casos relevantes utilizados. En todo caso, la mayoría de los autores convienen en la idea de que toda buena investigación social recurrirá a las diversas estrategias disponibles, según lo demande el objeto, y un número creciente de diseños de investigación hacen uso de estrategias sintéticas (vid. Janoski, 1991).



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