Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Familia (Núcleo de) 
y capitalismo industrial
Carlos Allones
Universidad de Santiago de Compostela

>>> ficha técnica
 
Investigar con los métodos de la ciencia cómo es la relación social entre familia y capitalismo es siempre complicado, y es siempre ingrato.

Complicado, al menos en apariencia, porque obliga a estudiar cómo mínimo las sociedades industriales altamente capitalizadas en las que vivimos, las sociedades campesinas europeas en las que vivían nuestros antiguos, las tribus o sociedades de parentesco que documenta la Antropología. Porque obliga también a hablar de biología humana, en particular de aquellos aspectos de la biología del macho, de la hembra y de la cría de nuestra especie que los hace singulares entre todas las demás especies de primates...

Sólo entonces se está en condiciones de lanzar un diagnóstico sobre el futuro del núcleo de familia bajo el impacto del capitalismo industrial, diagnóstico que tendrá que ser en cualquier caso comprobado o desmentido empíricamente con los métodos propios de la sociología.

Y es desde luego ingrato para el que lo hace porque esa relación entre familia y capitalismo excita los prejuicios ideológicos más arraigados de la Izquierda y de la Derecha política: la Izquierda no quiere reconocer que la familia es, de algún modo, una institución natural; la Derecha no quiere reconocer que el progreso del capitalismo industrial, a la larga, destruye la familia.


Núcleo de familia

Para entender cómo eran las relaciones familiares tradicionales, cómo era la vida de familia antiguamente, situémonos con la imaginación en la España de hace 100 años, la España que cuando niños conocieron nuestros abuelos.

Cada casa era entonces una pieza clave del mecanismo social, porque era el lugar donde el núcleo de cada familia acertaba a reproducirse generación tras generación igual a sí mismo.

¿Y cómo lo lograba? a base forzosamente de dos tipos de relaciones:

Unas de producción de cosas, ocupándose los miembros de la familia en aquellas artesanías tradicionales apenas mecanizadas, agrícolas, ganaderas, marineras, que mal que bien permitían atender a su alimentación y subsistencia.

Y otras, de crianza de personas, de educación de los niños, que diferenciaban según el sexo: la de los varones para el mando de la casa en la que nacieron, de modo que supieran sacrificarse el día de mañana para garantizar a cualquier precio su continuidad. La de las hembras, para ofrecer su seno, su maternidad, su actividad a otra familia, pues ésta en realidad nunca será la suya propia.

Una costumbre social, extendida, dominaba la transición generacional, ahormando jurídicamente ese momento siempre delicado: el primogénito varón había de casarse en casa, lo que quiere decir que la mujer pasaba a residir con la familia del marido, quién, a diferencia de sus hermanos, recibía como MEJORA la casa y aquellos medios materiales que se sabían capaces de hacerla autosuficiente.

Cuando el matrimonio joven tenía a su vez un hijo varón se formaba entonces el grupo que pasaba a ser dentro de la casa el nuevo núcleo de la familia: la parte más pequeña e indivisa capaz por sí misma de articular a todos -abuelos, hermanos solteros, tíos solteros, primos huérfanos, criados, etc etc - al buen fin de su reproducción.

Entiéndase bien que según la costumbre el primogénito casado en casa no era en absoluto un propietario que pudiera disponer de ella libremente, sino nada más que un usufructuario de la misma, obligado como estaba no sólo a alimentar y cobijar a las demás personas no principales de la familia, sino también a mantener su buen nombre y patrimonio, que había de legar al menos entero a su hijo cuando a su vez formase su familia, como convenía al buen gobierno de toda la institución.

En este sentido se comprende porqué en algunas zonas de la costa en Galicia se aplica invertido ese esquema patriarcal, pues en ellas es costumbre que sea la hija mayor y no el varón la que es mejorada y casada en casa, por incorporación del marido, para que éste, aún arriesgando su vida en el mar todos los días, no ponga nunca en peligro la casa en donde su hijo se cría. Pero más adelante veremos que esa inversión lo es sólo en apariencia, pues cae dentro del sistema general del parentesco. (1)

La vida en familia tiene de sí propio un sentido que es religioso, un sentido que el cristianismo en Occidente ha sabido cultivar: la memoria de los desconocidos que ya se fueron, el sacrificio por los desconocidos que han de venir...


Capitalismo industrial

Pero dejemos el pasado, un pasado que ya no ha de volver, y miremos al día de hoy, a nuestro alrededor, ¿y qué es lo que vemos?...

Hombres y mujeres, jóvenes y menos jóvenes, todos por igual se afanan trabajando en empresas industriales, grandes o pequeñas, dedicadas a esto o a lo otro...

Sólo por ceñirme a la zona del Barbanza, donde vivo, y citando de memoria, tenemos fábricas de parquet, de muebles, de productos lácteos, textiles, pieles, fábricas y carpinterías de aluminio, talleres de automóviles, de maquinaria agrícola, naval, industrial, fábricas de conservas, de salazón de pescados, astilleros de barcos, barcos de pesca, de bajura y de altura, fábricas de congelados, de productos cárnicos, empresas de construcción, de materiales de construcción, agencias inmobiliarias, tiendas de electrodomésticos, discotecas, hoteles, supermercados, boutiques, autoescuelas, gestorías, nuevas carreteras y obras públicas, escuelas, institutos, universidades, hospitales, emisoras de radio y televisión, periódicos, administraciones estatales, autónomicas, locales, bancos, seguros, ferrocarriles, aviones, gasolineras, tiendas de electrónica, de informática, etc etc

Y surge la pregunta, ¿porqué todas esas personas han abandonado aquellas artesanías domésticas con las que sus padres y abuelos antiguamente lograban la autosuficiencia de sus casas?

La respuesta es obvia: vendiendo su propia fuerza de trabajo al que más pague, o mejor aún, comprando la de cuantos más mejor lo más barato posible, participando en fin en la producción y venta mecanizada de mercancías, se consiguen unas riquezas que ni siquiera se soñaban en las casas señaladas de las antiguas aldeas.

Claro que esa riqueza no es la misma para todos, pues como muy bien explicó Don Carlos Marx hace ya 150 años, la ganancia verdadera cae siempre del lado del que compra la fuerza de trabajo de los demás, y nunca del que vende la propia... ¡Pero no importa! aún así ambas partes están muy interesadas en mantener esas empresas industriales de finalidad capitalista... porque, é sabido, 'o campo non dá'.

¡Salvo que él también se mecanice! que eso es lo que acaba por ocurrir. En efecto, esas producciones capitalistas por medios industriales, o industriales con fines capitalistas, que lo mismo da decir, no son como los viejos oficios o producciones, cíclicas o tradicionales, sino muy al contrario, progresivas o modernas, por lo que van descartando todas aquellas artesanías, incluida la más antigua de todas, la agricultura doméstica, que terminan desapareciendo por no ser competitivas.

Tanto es así que en las sociedades altamente capitalizadas el Estado se aviene a distribuir un salario ficticio entre los que están en el PARO: individuos desposeídos de todo medio propio de subsistencia y que no encuentran tampoco donde vender su fuerza de trabajo.

Pero ese monopolio en las relaciones de producción hace que el capitalismo industrial extienda sus condiciones y su mentalidad al resto de la sociedad, alcanzando también el dominio de las demás relaciones sociales, incluidas las de crianza.

¿Y qué condiciones son esas? pues que la compraventa de fuerza de Trabajo no hace distinciones de edad y de sexo. No se trata de que la mujer que quiera pueda trabajar como lo hacen los hombres, sino más bien que a partir de ahora tiene que hacerlo: un ama de casa, una madre de familia que no trabaja, es para ésta sociedad, que se sabe capitalista, un parado más, un cero a la izquierda, un paria como quién dice, o sea, nothing...

¿Y qué mentalidad es esa? aquella que tomando para todo el modelo de lo que ocurre en un intercambio mercantil, afirma que todos somos iguales, pues todos estamos por igual obligados a participar en la compraventa de fuerza de Trabajo... Lo cual es cierto, pero extiende sin darse cuenta esa interpretación al ámbito de las relaciones sexuales y de crianza, donde también hemos de aprender a vernos y estarnos como iguales: no hay diferencias entre el hombre y la mujer, ¡eso eran tiempos!, tan sólo prejuicios religiosos, condenados a desaparecer, como la misma sociedad que los creaba. (2)

Sí, es verdad, 'los jóvenes de hoy no quieren religión', se pasan en cambio 3 ó 4 horas cada día delante de la TV, viendo Los TOP 40, el Príncipe de Bel-Air, Sensación de Vivir, California Dreams, interpretando con sus poderosas cabecitas los problemas y las soluciones de la sociedad americana, esa misma sociedad que el trabajo de sus padres va creando también aquí, poco a poco y día a día.

Y hacen bien, y no hay nada que decirles, pues esa es la sociedad donde el día de mañana tendrán que buscarse un hueco si quieren sobrevivir.


Biología humana y parentesco

"O home daqueles tempos se mirase pasar unha bicicleta a 30 quilómetros por hora, vería xirar todos e cada un dos radios das súas rodas."

C. Alonso del Real, 1961

Las relaciones sexuales y de crianza bajo dominio político varonil es el mecanismo social básico que la Antropología encuentra en todas las tribus o sociedades primitivas que ha estudiado.

El intercambio de mujeres entre grupos dominantes de varones, y la crianza de sus infantes subordinados a los mismos, constituye la estructura básica de las relaciones personales en esas sociedades, que por ello mismo deben llamarse con razón de parentesco.

Poco importa quién ejerce o representa el dominio colectivo de los varones sobre la hembra que cría: en muchas es el hermano de la Madre, en algunas un grupo de hembras pertenecientes a un mismo linaje, en otras los hermanos del varón progenitor, pero no éste, etc etc.

Nuestras aldeas ibéricas, y en general las sociedades campesinas europeas, con su régimen patriarcal basado en el núcleo de Familia, no son sino un caso particular de esas sociedades de parentesco, aquel en el que el representante político de ese dominio colectivo de varones es precisamente el varón progenitor.

Ya digo que la Antropología ha sido incapaz desde sus comienzos a mediados del siglo XIX de encontrar una sola excepción a este sistema universal de parentesco, en el que los varones intercambian hembras que crían bajo su dominio político. (3)

¿Pero porqué este sistema es universal? ¿Qué hay en la biología del animal humano que hace que sólo él entre todos los primates lo haya adoptado?.

Es cierto que en las sociedades de monos y simios también el macho posee o retiene a la hembra ¡pero lo hace después de imponerse por la fuerza a los demás machos!,... En cuanto a las crías, no le interesan en absoluto...

Mientras que entre nosotros el macho recibe a la hembra de sus iguales a través de un intercambio, cuyas crías por el mismo acto quedan también bajo su dominio.

¿Qué características biológicas tiene el macho, la hembra, la cría humana que no tienen las otras especies de primates? ¿Esas peculiaridades biológicas hacen necesario para su supervivencia, o al menos lo hicieron en el pasado, su organización universal en parentesco?

Sí, existen características diferenciales del animal humano que no se dan en los demás primates, y en ellas reside su necesidad del parentesco.

Por empezar por la principal y la más obvia la cría de nuestra especie es la más inacabada que da la naturaleza. Provista de un cerebro cuya función por instinto es el uso de palabras, necesita sin embargo de al menos 2 años para aprender a hablar, y es incapaz de valerse por sí misma en sociedad hasta mucho más adelante. De hecho el cerebro humano tiene al nacer el 23% de su tamaño definitivo, y termina su crecimiento a los veintitantos años, y sólo entonces alcanza el individuo de la especie su madurez lingüística (y política).

Nada de esto ocurre con las crías de los monos, que en su habitat bien pronto consiguen sobrevivir por sí mismas.

En cuanto a la hembra de nuestra especie es la única no ya entre los primates sino en todo el reino animal que es activa a lo largo de todo el ciclo sexual ¡incluso despues de fecundada!, difuminándose en ella las típicas señales de los períodos de celo que presentan las hembras de los demás mamíferos.

Desde luego el origen de esa extraordinaria capacidad sexual ha de ser explicado y tenido en cuenta en este argumento.

Finalmente diferencio al macho de nuestra especie de los de las otras especies simias por su única capacidad de coordinarse y entenderse con sus iguales, los otros machos, ¡al extremo inaudito en la naturaleza de intercambiarse las hembras entre ellos!... ¡Algo que no dejó de inquietar al propio Darwin durante toda su vida!. (4)

Pero si queremos entender porqué esas singularidades biológicas del macho, la hembra y la cría humana reclaman o hacen necesaria la crianza del infante por la hembra Madre bajo el dominio colectivo de los machos, tenemos que referirnos al modo en que se relacionan entre sí, al modo en que llegaron a formarse.

Pues fue el hecho de que la cría de nuestra especie naciese tan inacabada o infantil lo que provocó, ya desde los orígenes de las sociedades de homínidos, una división natural de funciones entre los machos y las hembras.

La duración de la infancia forzó a la hembra a prolongar en igual medida las atenciones a su cría, ensayando formas colectivas de crianza, donde las hembras en período de gestación o de lactancia, los ancianos y los jóvenes enfermos no aptos para la caza, estarían conjuntamenteal cargo de las crías todavía inválidas para la vida en sociedad.

Lo que dejaba a los machos adultos dedicados en exclusiva a la caza, teniendo que lograr alimentos no sólo para ellos sino también para las hembras y sus crías, que por esa dependencia en la alimentación y en la defensa y en la reproducción pasaron a ocupar una posición muy subordinada, sin parangón en las demás sociedades de primates.

Durante millones de años estas formas colectivas de crianza fueron haciendo a la hembra de la especie (o) en el hábito político y lingüístico del trato con el infante (i),

o/i

mientras que al tiempo el macho (^) se hacia en la dedicación continua a la caza, ahora privilegio exclusivo suyo y de sus iguales, los otros machos, progresando en el hábito político y lingüístico de su coordinación con ellos,

^/^

Llamo natural a esta división de funciones por 3 motivos principalmente: el primero, porque es consecuencia de la naturaleza lingüística que estaba adquiriendo el cerebro de la especie, por lo tanto de una transformación genética; el segundo, porque ya en las sociedades de primates se observa que la exploración es cosa de los machos jóvenes, mientras que la crianza, como por lo demás en todas las especies de mamíferos, es cosa de las hembras; y el tercero, por su gran eficacia reproductiva, pues ésta disciplina de la división de funciones permitió ya hace 500.000 años a una variedad del homo, el erectus, extenderse por todo el Viejo Mundo, y señorear la tierra.

Pero la inmadurez lingüística del individuo de la especie continuó prolongándose más y más, afectando ahora de modo diferente la biología de las hembras y de los machos, ya que llevaban modos de vida diferentes.

Como las hembras estaban volcadas en el trato con los infantes, sufrieron una explosión de su actividad sexual, que se volvió totalmente independiente de sus períodos de fertilidad, distrayendo sobre todo cuando jóvenes su sujeción a la crianza.

Mientras que en los machos esa infantilización es cierto hizo progresar en mucho las posibilidades de coordinación con los otros machos, pero la madurez lingüística se retrasaba tanto que cuando jóvenes se daban a prácticas de violencia y sedición contra sus iguales adultos, que eran los que desde siempre mandaban, protegían, y alimentaban la horda.

Fue por eso que las formas colectivas de crianza -los grupos de hembras al cargo conjunto e indiscriminado de sus infantes- fueron volviéndose más y más incapaces de cumplir su función educativa, precisamente en tanto que colectivas, más y más ineficaces para domeñar las bandadas numerosas de machos rebeldes y hembras promiscuas que desafiando abiertamente cuando jóvenes o cachorros la disciplina adulta de la caza y de la crianza, hacían muy difícil la división natural de funciones que hasta entonces había permitido sobrevivir.

Entonces los machos adultos que controlaban la caza tomaron colectivamente (^s) una decisión y la impusieron entre todos, por la fuerza: encerraron a las hembras con sus crías, distribuyéndolas entre sus territorios o dominios:

cr. o/i <=> dom. ^s/o

Buscaban con ello un doble objetivo: en primer lugar, sujetaban la sexualidad de las hembras a la crianza, prohibiendo a muerte todo tipo de práctica en contrario. Y en segundo lugar, y mucho más importante, garantizaban a partir de ahora que el varón ya desde infante se iba a criar bajo el dominio político de sus iguales adultos:

dom. ^s/i^ <=> [cr. o/i^ <=> dom. ^s/o]

Se trataba así de restaurar, a un nuevo nivel biológico, más sofisticado y completo, la vieja disciplina del trato obligado con el infante para las hembras y de la coordinación obligada con sus iguales para los machos, en tanto se vio amenazada por la inusitada inmadurez lingüística del individuo de la especie... (5)

Claro que a las hembras y sus cachorros no les hacía ninguna gracia perder de un sólo golpe la parcela de poder que tenían en sociedad, la crianza en común, y la libertad sexual que hasta entonces habían disfrutado...

De modo que se dieron conjuntamente a la rebelión contra los machos adultos, que no contentos como hasta ahora con dominar la producción querían también a la fuerza dominar la sexualidad y la crianza.

Y no se les ocurrió a las hembras Madre mejor modo de rebelarse que promover en lo posible relaciones sexuales frecuentes con los cachorros machos, con la intención política de ofender doblemente de esa manera el orden que querían imponer los machos adultos: por tener lugar esas relaciones bajo mando de hembra: por tener lugar con un menor, provocando de seguro la violencia entre los machos.

La muerte por lo machos adultos de la madre incestuosa, que la Antropología documenta universal, es sólo el castigo que corresponde en buena lógica al atentado más certero, desde el punto de vista simbólico, que las hembras Madre tenían en sus manos contra el orden que esos mismos machos por la fuerza imponen y representan. (6)

Sólo los erectus que hace más o menos 500.000 años adoptaron este sistema maternofilial de crianza bajo dominio varonil lograron sobrevivir evolucionando al sapiens.

Pues el hábito político de la prohibición a muerte del incesto, practicado durante decenas de miles de generaciones, prolongó todavía más la inmadurez del sapiens -hasta crear ese período de la vida del individuo humano que hoy conocemos como la adolescencia; pero también hizo al macho sapiens lingüísticamente capaz de criarse con sus hermanas y cederlas sin embargo en intercambio, ... y a la hembra sapiens lingüísticamente capaz de avenirse a esa cesión. (7)
 

EN RESUMEN:

La prolongación extraordinaria de la inmadurez lingüística en el animal humano, obligó a la especie, hace más o menos 500.000 años, a adoptar los sistemas de crianza maternofilial bajo dominio colectivo varonil, a fin de restaurar, a otro nivel biológico, la división natural de funciones entre machos y hembras que hasta entonces había hecho a la especie.

Bajo la prohibición del incesto, que la Antropología documenta universal, se produce la evolución al sapiens: un animal humano que alcanza la madurez lingüística al tiempo que la sexual, o no alcanza ninguna de las dos... (8)

Por eso acierta Margaret Mead cuando dice que la protección de los adolescentes 'es un problema que toda sociedad humana tiene que resolver.'

¡Y ahí es donde falla el capitalismo!


El futuro de la familia bajo el capitalismo

En efecto, el capitalismo industrial en su progreso atenta frontalmente contra ese sistema de crianza maternofilial bajo dominio varonil (en su caso patriarcal), que era el mecanismo básico de reproducción de cualquier sociedad tradicional.

Y lo hace de dos maneras:

1º) Bajo su régimen, y por vez primera en la historia de la especie, la hembra puede criar libre de todo dominio de varón:

cr. o/i <=/=> dom. ^s/o

La sociedad le permite hacerlo, en su condición de compradora o vendedora de fuerza de Trabajo; su mentalidad quizás le anime a ello, pues esa mentalidad, como sabemos, es sólo una extensión inconsciente a la crianza de la igualdad mercantil, que desprecia, o directamente ignora, los vínculos naturales entre los sexos y las edades del sapiens; finalmente la ley del DIVORCIO, fallando sistemáticamente la custodia a su favor, legitima en todas las sociedades altamente capitalizadas su decisión.

Pero lo que importa no es tanto que la hembra Madre separe al infante varón de su progenitor del mismo sexo, cuanto que pueda hacerlo: pues a partir de ahí las relaciones sexuales de hombres y mujeres se juegan fatalmente desde esa posición política revolucionaria. (9)

2º) luego ese régimen no encuentra razones para atar la sexualidad de la hembra adolescente a la crianza.

De ahí que los anticonceptivos y el ABORTO sean legales en todas las sociedades democratizadas, y además que la cultura que generan esas sociedades, que es la propia de esas sociedades, promueva en mucho su uso.

En efecto, todo un sector del mercado, aquel precisamente dirigido al consumo de los adolescentes, gira muy claramente en torno a la música rock...

¿Pero qué es el rock and roll, sino precisamente la expresión apenas lingüística de la inmadurez sexual de nuestros adolescentes?.

No debe sorprendernos entonces que ellos, que apenas se movilizan por ningún otro motivo, acudan sin embargo por decenas de miles a escucharla en los conciertos, pero también en las discotecas, en los gimnasios, en las tiendas de ropa deportiva, en los vídeos musicales,... incluso hay un canal, MTV, dedicado íntegramente a su difusión vía satélite, entre nuestros jóvenes zapiens.

Sí, todo en fin nos lleva a reconocer de plano, como ellos hacen, que el rock, las drogas, el sexo, son en efecto la manifestación más genuina de ésta cultura capitalista, en la que nacieron y han de morir nuestros hijos.

Surgen por todo ello formas excéntricas de relaciones sexuales y de crianza: parejas de asalariados que van a por la parejita (?), parejas que no crían, madres que crían solas, segundos matrimonios con hijos propios y de anteriores matrimonios, hombres y mujeres solitarios, padres homosexuales (!), etc etc.

Porque, naturalmente, el impacto del capitalismo industrial en las sociedades tradicionales se manifiesta en términos estadísticos en la dificultad que tiene el núcleo de Familia para alcanzar en ellas su cíclica reproducción.

Esa relaciones sexuales y de crianza serán todo lo que se quiera, pero si queremos hablar con propiedad, que ese es siempre el afán de la ciencia, tenemos que decir que cada vez son menos familiares: pues en ellas poco a poco, o mucho a mucho, está desapareciendo el dominio patriarcal.

Y la cosa no ha hecho más que empezar, pensemos en lo que puede ser dentro de 7 ó 9 generaciones, por no irnos muy lejos, cuando se haya formado un auténtico mercado mundial, capaz de subordinar de verdad a todas las producciones planetarias...

La enfermedad, y por eso es tan grave, afecta a la disciplina política y al sentido lingüístico de la familia, y por ello el mal se extiende, desde esa base esencial para la maduración del sapiens, a todas las demás relaciones sociales. (10)


Estadísticamente hablando

Pero dejemos el futuro y vengamos a nuestro presente, aquí y ahora:

"En el Reino Unido casi una de cada cinco familias está divorciada, frente a una de cada siete en Dinamarca, una de cada ocho en Alemania y Francia, y una de cada veinte en Grecia, España e Italia..."

En efecto, la debilidad de nuestro capitalismo periférico, junto con la fortaleza de las sociedades patriarcales y de la cultura católica entre nosotros, garantizan todavía en mucho la reproducción de la familia entre los pueblos ibéricos, y con ello la realidad y la memoria de sus milenarias tradiciones.

Cuatro índices númericos pueden servir para calcular el grado de desintegración estadística del núcleo de Familia en cualquier sociedad capitalizada:

1) Persistencia o no de la costumbre social de la MEJORA en las decisiones hereditarias

2) Extensión de la cobertura del PARO o subsidio de desempleo

3) tasa de DIVORCIO con hijos

4) tasa de ABORTO legal entre adolescentes (11)

Para terminar, supongamos que en efecto la crianza maternofilial es condición sine qua non de la maduración lingüística del sapiens, y que el capitalismo avanzado quiebra estadísticamente esa crianza, tal como nosotros pensamos. Si esto fuera así, entonces el sapiens estaría empezando a entrar en un callejón sin salida, una crisis lingüística y política que amenazaría la propia supervivencia colectiva del antropos.

¿Qué tendríamos que hacer entonces aquellos súbditos capitalistas que por lo que fuera sintiésemos, pensásemos que nuestra sociedad en efecto no es natural?

Desde luego, restablecer un cierto predominio estadístico de la crianza maternofilial, de la crianza bajo dominio colectivo varonil, y, en nuestro caso occidental, del núcleo de familia.

¿Pero cómo podríamos forzar políticamente ese cambio de sentido en la dirección de la sociedad?

La única salida de la crisis, desde un punto de vista estrictamente del esquema lógico, es la renuncia colectiva a la finalidad capitalista de la producción industrial.

Que los jóvenes de ambos sexos de los paises industriales altamente capitalizados, se esfuercen desde luego en el aprendizaje de cualesquiera técnicas industriales en las que estén interesados, cibernética, bioquímica, teología, jardinería, tenis, física de partículas... cada cual, mujer o hombre, en la que más le guste. Y que trabajen, ya que no hay más remedio, en empresas capitalistas, que son las que hoy controlan los medios de producción.

¡Pero que renuncien, desde un principio y para siempre, a cualquier beneficio o acumulación personal de capital!... también a cualquier nivel de salario que por lo que sea se lo parezca...

Que eduquen a sus hijos en esa renuncia, y así una generación trás otra, durante las que haga falta, hasta conseguir imponer políticamente unas relaciones industriales, sí, pero no capitalistas...

Sólo entonces las relaciones sexuales y de crianza se expresarán en libertad: sin formas políticas maternofiliales o familiares obligadas, como antes por la prohibición del incesto, ni (estadísticamente) impedidas, como ahora por la compraventa de fuerza de trabajo...

Sólo así se vería si es natural o no un cierto predominio estadístico del núcleo de familia...


ADDENDA

La función lingüística, la capacidad de hablar, que es instintiva pero no innata en el animal humano, es el modelo por antonomasia de lo que es para éste una función natural.

El individuo de la especie hereda al nacer un órgano, su cerebro, que le inclina por instinto al uso de palabras, pero ese instinto, si no se ejercita, nunca llegará a entrar en funcionamiento.

Los niños cimarrones, que por azar sobreviven en los bosques separados del trato de sus semejantes, no aprenden a hablar, permaneciendo en un estado lastimoso, ni animal ni humano, que no es conforme a natura.

De parecida manera, aunque no exactamente por lo mismo, la hembra que no cría, o el macho que se cría aislado de sus iguales, no alcanzan tampoco la eficacia política y sentimental que genéticamente en su madurez les corresponde.

El estudio del cerebro humano, de la relación entre neuronas y palabras, está en la encrucijada de las ciencias naturales y humanas, concretamente de la neurología y de la lingüística, y no es a Dios gracias competencia de la Sociología, a la que nosotros nos dedicamos.

Pero hay algo de lo que esas ciencias en su dia han de demostrar que nosotros ya desde ahora podemos deducir: y es que cuando descubran la forma de relación entre neuronas y palabras en el animal humano descubrirán también que el contenido de esa relación es diferente en el macho y en la hembra de la especie...


NOTAS

(1) "En cuanto a su función de hijo en la familia, ego (el elegido heredero) debe a su padre obediencia y respeto filial. Pero en cuanto a su función de etxekojaun, ego es la primera autoridad del grupo doméstico y adopta las decisiones económicas que afectan al bienestar del caserío... Ego recibe la propiedad del caserío no a la muerte del anterior propietario, sino en el momento de su matrimonio."

[W.A. DOUGLASS (1970): Muerte en Murélaga. El contexto de la muerte en el País Vasco.- Ed. Barral, Barcelona, 111-112]

(2) "la compraventa de mercancías es en realidad el verdadero paraíso de los derechos del hombre. Dentro de estos linderos, sólo reinan la libertad, la igualdad, la propiedad y Bentham. La libertad, pues el comprador y el vendedor de una mercancía, v. gr. de la fuerza de trabajo, no obedecen a más ley que la de su libre voluntad. ...La igualdad, pues compradores y vendedores solo contratan como poseedores de mercancías, cambiando equivalente por equivalente. La propiedad, pues cada cual dispone y sólo puede disponer de lo que es suyo. Y Bentham, pues a cuantos intervienen en estos actos sólo los mueve su interés."

[MARX: El Capital]

(3) "El caso contrario, el matriarcado, esas sociedades presuntamente gobernadas por las mujeres que los primeros autores creyeron ver encarnadas en las formaciones sociales matrilineales porque en ellas la filiación se trazaba por vía femenina, no han existido más que en la memoria mitológica de las sociedades o en la imaginación de los primeros etnólogos e historiadores del derecho familiar."

[ANDRE BURGUIERE et al. (1988): Historia de la Familia, Alianza Editorial, Madrid; tomos I y II, 55]

(4) "No debieron perder parcialmente en esa época [muy remota] el más arraigado de todos los instintos, común a todos los animales inferiores, a saber, el amor a su prole, por consecuencia, no hubieron de practicar el infanticidio femenino. Las hembras no habían de ser escasas, y la poliandria no entró en sus hábitos, pues en realidad, apenas se comprende ninguna otra causa, como no sea la falta de mujeres, capaz de destruir un sentimiento tan vivo y general como el de los celos y el deseo de todo macho de tener para sí una sola hembra."

[DARWIN (1979): El origen del hombre.- EDAF, 493]

(5) "Más allá de la disimetría del factor masculino y del factor femenino, se asiste a una especie de transposición, si se compara las colectividades humanas con las colectividades de primates o con los primeros homínidos. En estos últimos, los machos jóvenes representaban un remanente, rechazado hacia la periferia del grupo, condenado a desaparecer con prioridad. La cinegetización los valoriza porque se hacen indispensables y se les da un poder inestimable de negociación con los adultos."

[MOSCOVICI, Sociedad contra natura, Siglo XXI, 1975, 193]

Y también:

"Si los papeles educativos de los hombres y de las mujeres no estuvieran completos, sobre todo en lo concerniente a la formación de los muchachos -y creo que es principalmente a causa de ellos que se establece el vínculo conyugal-, si no hubiera habido una relación previa fundada sobre otra base, la prolongación del período de dependencia con respecto a la madre, habría inducido simplemente a un reforzamiento de los lazos con ella, a una consolidación de la pareja nuclear [hembra/infante]. La inserción del macho en esta pareja debió ser uno de los primeros problemas a resolver."

[MOSCOVICI, 200]

(6) Es de resaltar que en las formas colectivas de crianza, anteriores a la solución maternofilial de la misma, esas relaciones sexuales entre los machos jóvenes y las hembras adultas tenían lugar de forma aleatoria, sin significación política alguna, y no eran por lo tanto castigadas... Sin embargo, una vez impuesta la crianza maternofilial, tales prácticas son vistas, son leídas como incestuosas por los Varones, que pasan a castigarlas con violencia.

(7) "El surgimiento del pensamiento simbólico debía exigir que las mujeres, así como las palabras, fuesen objetos intercambiables. En efecto, en ese nuevo caso, era el único medio de superar la contradicción que hacía percibir a la misma mujer bajo dos aspectos incompatibles: como objeto de deseo propio y por lo tanto excitante de los instintos sexuales y de apropiación y, al mismo tiempo sujeto, percibido como tal, del deseo ajeno, es decir, medio de vincularse con él al aliarse con él."

[LEVI-STRAUSS (1993): Las estructuras elementales del parentesco.- Sarpe, 574]

(8) "Cuando estudiamos las reacciones frente a los traumas precoces, muchas veces quedamos sorprendidos al comprobar que aquellas no se ajustan a la propia vivencia del sujeto, sino que se apartan de esta en una forma que concuerda mucho más con el modelo de un suceso filogenético, y que, en general, sólo es posible explicar por la influencia de éste. La conducta del niño neurótico frente a sus padres, en los complejos de Edipo y de castración, está colmada de tales reacciones, que parecen individualmente injustificadas y que sólo filogenéticamente se tornan comprensibles, es decir, por medio de su vinculación con vivencias de generaciones anteriores. Con esto hemos ampliado significativamente la extensión y la importancia de la herencia arcaica."

[FREUD (1937)]

(9) "Para garantizar la incorporación de la mujer en igualdad de condiciones (que el hombre) al mercado de trabajo ... no se la puede privar del derecho al aborto."

[Sentencia del Tribunal Supremo de los EE.UU. 24/7/92]

(10) "Desde los años sesenta y primeros setenta, los occidentales estamos viviendo una sísmica explosión colectiva del antiguo régimen patriarcal/nacional fundado sobre el tabú (patriarcal) del incesto. El nuevo régimen de la doméstica privacidad de las relaciones eróticas legítimas y la intimidad familiar posible emerge sobre las fisuras de esta revolucionaria metamorfosis del fundamento nuclear del Orden social occidental. Un nuevo régimen que no significa ya la abolición del viejo, sino su esterefónica metamorfosis emergiendo sobre una notable pluralidad de alternativas 'domésticas' y 'familiares', coherentes con las nuevas formas relacionales de amistad, vecindad y alianza propias de los sobreurbanizados y tecnoavanzados occidentales."

[MOYA (1984): Identidad colectiva: un programa de investigación científica.- separata de REIS, núm. 25, Ene/mar, 29]

Y también:

"Los propios mecanismos de la reproducción social devienen mecanismos colectivos del cambio social cuando la ambivalente relación entre jóvenes y adultos estalla en cronificado y masivo conflicto intergeneracional."

[MOYA, 31]

(11) "la desintegración de un átomo es un hecho simple, imprevisible, que sucede improvisadamente y aisladamente después de una espera a veces de miles y hasta millones de años, mientras nada semejante ocurre en los hechos registrados por la estadísticas sociales. Esta no es sin embargo una objeción insuperable.

La desintegración de un átomo radiactivo puede obligar a un contador automático a registrarlo con un efecto mecánico provisto de una amplificación adecuada. Bastan entonces artificios comunes de laboratorio para preparar de una forma u otro una cadena vistosa y compleja de fenómenos que sea gobernada por la desintegración accidental de un sólo átomo radiactivo. No existe nada desde el punto de vista estrictamente científico que impida considerar como plausible que en el origen de los acontecimientos humanos pueda encontrarse un hecho vital, igualmente simple, invisible e imprevisible. Sí esto es así, como nosotros creemos, las leyes estadísticas de las ciencias sociales ven incrementadas su papel, que no es solamente aquel de establecer empíricamente el resultado de un gran número de causas desconocidas, sino sobre todo el de dar de la realidad un testimonio concreto e inmediato, cuya interpretación requiere un arte especial, no precisamente secundario en el arte de gobierno."

[MAJORANA (1936): El valor de las leyes estadísticas en la física y en las ciencias sociales.- en Revista de Occidente.- traducción del italiano de Ramón F. Reboiras]


THEORIA  | Proyecto Crítico de Ciencias Sociales - Universidad Complutense de Madrid