Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Codificación - decodificación  
(Procesos de)
José L. Piñuel Raigada
Universidad Complutense de Madrid

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Se entiende por «proceso de codificación-decodificación» aquella sucesión de procedimientos operativos de un sistema de transmisión de señales que se inicia cuando se selecciona en un punto A una secuencia de señales pertenecientes a un repertorio limitado de éstas, y concluye cuando en un punto B, se identifica la secuencia de señales seleccionadas en A. La selección de la secuencia o secuencias de señales en el punto A se denomina codificación, y la identificación operada en B, se conoce como decodificación. Entre la codificación y la decodificación debe mediar un procedimiento de transmisión física de las señales, y tanto la selección de secuencias de señales, como su identificación, deben ajustarse a un orden de probabilidades (P = n/N) de las señales transmitidas, no sólo limitado por las condiciones físicas de la transmisión (capacidad de la fuente de señales y del canal, efectos de ruidos, etc.) sino también por un sistema de reglas convencionales que a priori modifican aquellas probabilidades, y que se denomina código. Estos sistemas de reglas, o códigos, sirven para limitar, según rangos de frecuencias, las probabilidades de selección y de identificación de las secuencias de señales posibles de ser transmitidas, introduciendo así más señales de las estrictamente necesarias para distinguir unas secuencias de otras, o unos mensajes de otros, efecto que se conoce como redundancia. La redundancia, mayor o menor, según los códigos, sirve pan asegurar la fidelidad de la transmisión de mensajes, superando los efectos de la distorsión que las señales pueden sufrir en toda transmisión de mensajes. Debido a que toda transmisión de mensajes sólo posee utilidad si éstos sirven para ejecutar algún acoplamiento entre la acción de intercambiar señales y cualquier otra acción o modificación, ya sea real o virtual, de los usuarios de las señales, también se denomina código al sistema de reglas por las que se establece aquel acoplamiento. Cuando este último acoplamiento de señales y acciones o modificaciones, se aplica a sistemas cibernéticos, se habla más bien de programas; cuando este acoplamiento se considera al analizar la comunicación humana, se habla de códigos de significación, o simplemente de lenguajes.

Los procesos de codificación-decodificación en la comunicación humana

Las señales que se transmiten en la comunicación humana son siempre modulaciones energéticas (vibración del aire, radiaciones luminosas, por ejemplo) susceptibles de estimular los órganos de los sentidos (audición, visión, etc.), y como tales, no se diferencian de cualquier otra modulación de las que excitan los sentidos cuando percibimos objetos, personas, o aconteceres. Pero a diferencia de las demás modulaciones energéticas, las señales constituyen excitaciones sensoriales por cuya percepción identificamos mensajes o expresiones; las expresiones constituyen una clase de entidades, identificadas por la percepción, y cuya función es significativa: es decir, remiten a otras entidades diferentes de ellas mismas, ya sean aquéllas objetos, personas, acciones, valores, relaciones, aconteceres, nociones abstractas, o aun otras expresiones o representaciones.

La función significativa de las expresiones es la que discrimina qué excitaciones son señales (por su pertenencia a un mensaje) y cuáles no (por su pertenencia a otra entidad cualquiera de las percibidas en un acontecer o en una situación) y viene regulada por códigos de comunicación, los cuales no sólo reducen la selección de secuencias posibles de señales (mensajes), sino que también establecen articulaciones entre mensajes y referencias.

Los procesos de codificación, entonces, constituyen procedimientos operativos en virtud de los cuales se seleccionan mensajes y referencias, a fin de producir una transmisión de señales por cuyo uso se pueda establecer una interacción con un destinatario; mientras que los procesos de decodificación constituyen procedimientos operativos en virtud de los cuales, primero, se identifican mensajes o expresiones de un código y, después, referencias a través de las cuales se participa de una interacción iniciada por un emisor.

En los procesos de codificación se suceden pues las operaciones siguientes: 1) supuesta la elección estratégica de interactuar con un Álter mediante transmisión de señales, elegir un sistema de transmisión que asegure la conexión (p. e. mediante vibración del aire, es decir, mediante el sonido); 2) elegido el sistema de transmisión, seleccionar una materia o un tren de energía adecuados, a fin de modificarlos mediante un trabajo cuyo efecto será que entre la materia o energía modificados y su entorno se produzca un intercambio energético que estimule sensorialmente a Alter (p. e. hacer vibrar las cuerdas vocales y modificar sus vibraciones mediante el trabajo orgánico de los aparatos fonadores, haciéndole llegar el sonido de la voz al interlocutor); 3) que este intercambio energético (p. e. el sonido) configure unas secuencias espacio/temporales de señales, previstas en virtud de la selección de mensajes y referencias efectuada para servir a la interacción (p. e. palabras habladas o cantadas pertenecientes a un idioma…).

En los procesos de decodificación se suceden, por el contrario, las operaciones siguientes: a) supuesta una estimulación sensorial (p. e. en el oído) como efecto del intercambio energético proveniente del entorno (p. e. del sonido) y cuyo origen es el trabajo expresivo iniciado por Ego, identificar perceptivamente mensajes pertenecientes a un código (p. e. palabras habladas o cantadas); y b) operar con los mensajes hasta identificar su referencia e integrarla en una modificación de conducta o de pensamiento (sea o no la buscada por Ego).

Por consiguiente, en los procesos de codificación-decodificación de los sistemas de comunicación humana, hay que suponer el acoplamiento de dos tipos de regulaciones en la actuación de los sujetos: 1º) la regulación del trabajo expresivo para producir (p. e. hablar o cantar) y reproducir (p. e. escuchar) mensajes o secuencias de señales en diferentes puntos del universo material; 2º) la regulación de la actividad representativa (cognitiva) en virtud de la cual en la codificación se seleccionan mensajes y referencias para interactuar, y en la decodificación se identifican e integran referencias que modifican la conducta o el pensamiento como consecuencia de la interacción.

Las regulaciones del trabajo expresivo son efecto de pautas adquiridas para producir y reproducir los significantes, mientras que las regulaciones de la actividad representativa, en la comunicación, son efecto de un modelo de instrucciones para operar con significados. En la tradición lingüística, y especialmente en la semiótica, se ha dado por supuesto que el acoplamiento de ambas regulaciones es establecido por los códigos de la comunicación; sin embargo, este es el objeto de las polémicas más importantes entre lingüistas, semiólogos y comunicólogos, o entre teóricos del lenguaje y teóricos de la comunicación.

Sociedad y conocimiento en los procesos de codificación-decodificación de mensajes

Si el acoplamiento de las regulaciones del trabajo expresivo y de las regulaciones de la actividad representativa fuese establecido exclusivamente por códigos de comunicación, habría que suponer necesariamente que fuesen cuales fuesen los procedimientos técnicos para producir y reproducir significantes, aquéllos tendrían que evolucionar dependiendo de la evolución de los códigos o lenguajes; y que fuesen cuales fuesen los procedimientos lógicos de que se sirve el pensamiento, estos también tendrían que depender de la estructura de los códigos o de los lenguajes; el precio de este imperativo teórico ha sido el desbordamiento de la noción de código; es decir, el suponer que fuesen cuales fuesen las reglas que contribuyen al desarrollo del pensamiento (imagen del mundo) deberían existir códigos implícitos (y no conscientes para los usuarios) que diesen cuenta de la organización de los procesos de codificación y decodificación, siendo el cometido del científico descubrir estos códigos. De este modo, a mi juicio, se eleva al rango de código lo que es una simple operación de análisis por parte del investigador, y se atribuye la noción del «Sistema de Comunicación» a cualquiera que sea la interacción humana que se considere.

Lo que, sin embargo, aparece a la observación es que los procesos de codificación y decodificación no se desenvuelven como procedimientos operativos de un único sistema general de interacción humana; y que en tanto que procesos particulares de un sistema también particular de interacción, se desenvuelven sufriendo afectaciones y a la vez ejerciendo su influencia sobre procesos de otros sistemas de interacción a los que el Sistema de Comunicación está abierto. (Véase Martín Serrano, M. y otros, 1981; Piñuel Raigada, J. L., 1983 y 1989 a y b.)

Cundo se habla de códigos, se entiende habitualmente un sistema de reglas operativas; y regulaciones tiene que haber tanto en la organización del trabajo expresivo como en las representaciones cognitivas de la selección y percepción de mensajes y de la articulación de mensajes y referencias. Pero tanto en la regulación del trabajo expresivo como en la regulación representativa, los códigos comunicativos no son los únicos responsables del orden introducido en la actuación y la representación.

Conservando como telón de fondo las operaciones citadas en la codificación y decodificación de mensajes, se observará que en ellas intervienen componentes demasiado heterogéneos, tanto por su naturaleza, como por su diferenciación estructural y funcional. Concretamente: la intervención de unos sujetos ya sea en calidad de codificadores o en calidad de decodificadores; unos objetos y/o prácticas, ya sea en calidad de instrumentos de trabajo, ya sea en calidad de productos de un trabajo; y unas regulaciones en función de las cuales se anticipa y se controla el proceso.

Ahora bien, los sujetos, es decir, los ejecutantes de los procesos de comunicación, poseen una imagen y en todo caso rechazan o usan unos determinados sistemas de transmisión de señales y unos determinados mensajes y referencias, anticipando o controlando simultáneamente otros procesos en los que no se puede excluir dimensiones sociales, económicas, cognitivas...

Los objetos y/o prácticas, que en definitiva constituyen el blanco material de su actividad operativa, nunca se crean de la nada, sino que son productos sociales e incluso económicos (mercancías), y por supuesto antes que objetos y/o prácticas materiales, objetos de conocimiento...

Finalmente, las regulaciones, sin las cuales nunca se daría un trabajo expresivo ni representativo-referencial, no podrían mantenerse como resortes conductuales sin lógicas y nociones conceptuales que atañen a la actividad cognitiva, ni sin normas y valores sociales que atañen a la interacción social.

Dicho de otra manera, la propia práctica de la codificación-decodificación de mensajes no puede reproducirse más que en la medida en que se cumplan «otros» procesos cuyos grados de libertad o cuyas constricciones se tienen que acomodar a otros sistemas —no de comunicación— de los que los propios procesos son su manifestación más evidente.

Uno de estos sistemas se manifiesta por aquel conjunto de procesos posibles que atañen a la interacción humana en los términos en que ésta supone: a) que los sujetos actúan en calidad de seres vivos dotados de capacidades superiores en la transformación del entorno, y de cuya autonomía de acción se sigue la construcción cognitiva de la subjetividad personal y de la objetividad del entorno; b) que los objetos y/o prácticas consolidados son, o bien entidades que estimulan sus acciones o que reciben sus reacciones conductuales, o bien instrumentos de que los sujetos se sirven para dominar otros objetos y/o prácticas; y c) que, finalmente, las reglas que ordenan la actividad de los sujetos, son aquéllas que atañen a la forma de operar (lógicas), o al orden de las nociones con que se opera (conocimiento o saber).

Lo llamaremos Sistema Ecológico-cognitivo, y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: sujetos (propiamente hablando Egos y Alteres); útiles (biológicos y/o técnicos) de percepción y de reacción o respuesta; objetos y/o prácticas objetivizadas (conductas), y reglas cognitivas (1ógicas y nociones conceptuales).

Otro de estos sistemas se manifiesta por aquel conjunto de procesos posibles que tienen que ver con la interacción humana en los términos en que ésta supone a) que los sujetos actúan en calidad de miembros de una colectividad social; b) que los objetos y/o prácticas son productos (bienes o servicios) destinados al intercambio (con un valor de cambio equivalente o no a otros productos), o bien medios de producción, distribución y consumo de otros productos; y c) que, finalmente, las reglas que ordenan la interacción consisten en normas que se adecuan al valor social atribuido a las posiciones que los miembros ocupan en la comunidad y/o en sus procesos de producción social.

Lo llamaremos Sistema Social y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: agentes sociales (productores, cambiarios, consumidores); medios de producción, cambio o consumo; productos o mercancías, y normas y valores sociales (roles y status).

Finalmente, el otro de estos sistemas, y al que pertenecen propiamente hablando los procesos de codificación y decodificación de mensajes, es el que da cuenta de aquellas interacciones humanas que recurren al acoplamiento entre sujetos mediante el intercambio de señales asociadas a alguna significación. En este sentido, la interacción comunicativa supone: a) que los sujetos actúan en calidad de emisores o de receptores, b) que los objetos y/o prácticas sean, o bien instrumentos de comunicación (productores, transmisores o receptores de señales), o bien expresiones o mensajes asociados a referencias, que no pueden tener una consistencia física sin una materia prima (fuente de señales) y sin una configuración de modulaciones energéticas sensorialmente perceptible; y c) que, finalmente, las reglas que facilitan este tipo de interacción, sean pautas de transmisión de señales y códigos de significación.

Lo llamaremos Sistema de Comunicación, y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: actores de la comunicación (emisores y receptores); instrumentos de trabajo en la transmisión de señales; expresiones o mensajes, y reglas de comunicación (pautas expresivas y códigos de significación). El CUADRO I resume estos componentes (dimensiones) para los tres sistemas citados: Sistema Social, Sistema de Comunicación y Sistema Ecológico-cognitivo.

CUADRO 1
 

Situaciones de Interacción

Sistema Social

[SS]

Sistema Comunicación

 [SC]

Sistema Ecológico

 [SE]

Ejecutantes

Agentes

ü       Productores

ü       Distribuidores

ü       Consumidores

Actores

ü       Emisores

ü       Receptores

Sujetos

ü       Ego

ü       Alter

Herramientas

Medios

ü       Capital

ü       Trabajo

Instrumentos

ü       Productores de señales

ü       Distribuidores de señales

ü       Receptores de señales

Útiles

ü       Asimilación

ü       Acomodación

Producciones

Productos / Mercancías

  1. Bienes
  2. Servicios

Expresiones (Mensajes)

ü       Materias Expresivas

ü       Configuraciones expresivas

Objetos

ü       Perceptibles

ü       Abstractos

Regulaciones

Sanciones

ü       Roles / status

ü       Valores / normas

Lenguajes (o Códigos)

ü       Patrones expresivos

ü       Códigos de significación

Epistemes

ü       Lógicas

ü       Categorías

 


 

En los procesos de codificación-decodificación, las pautas o patrones expresivos no son únicamente las pautas generales de la producción y reproducción de textos (hablados o escritos de una lengua), ni únicamente las pautas generales de la producción y reproducción de imágenes acústicas o visuales A las pautas generales del habla, de la producción y reproducción de imágenes o de rituales, se añaden aquellas otras particulares de la producción y reproducción de «textos» cuyo formato (periodismo, ciencia, arte, teatro, oficios religiosos, celebraciones, etc.) es estable para identificar el «contexto» social y cognitivo en que se producen, y cuyo dominio es objeto de aprendizaje especializado para los profesionales que contribuyen a su producción social.

Paralelamente, en los procesos de codificación-decodificación en la comunicación humana, los códigos de significación constituyen aquel conjunto de reglas estructuradas para acoplar el intercambio de señales a un objetivo de la interacción comunicativa, cuál es el intercambio de «datos» a propósito de una referencia en función de la cual se ha establecido la comunicación.

La literatura científica producida por la lingüística a propósito de la significación, sólo ha ofrecido tardíamente algunas aportaciones relevantes a la Teoría de la Comunicación; y ha sido desde el momento en que se comenzó a analizar el uso de los lenguajes desde la perspectiva de las situaciones de intercambio entre los «hablantes». Hoy día, la significación, incluso para la lingüística actual y por supuesto para la Teoría de la Comunicación, es considerada un producto de la aplicación de reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas, pero no sólo de éstas, sino también de las reglas de representación de la conducta social (normas y valores) y de las reglas de representación del objeto (conocimiento del entorno) compartidas colectivamente. Dicho en otros términos, la significación efectiva de una expresión no es sólo producto de los lenguajes, sino también de la organización social de la conducta y de la estructuración cultural del conocimiento del entorno humano y material; pero denominar también lenguaje a las reglas de conducta social y al entramado de objetos y sujetos que compone el ecosistema cultural impide distinguir las diferencias específicas de los lenguajes y desorienta sobre las diferencias específicas de las conductas sociales y culturales o ecológicas. Sin caer, pues, en el vicio de forma de la semiótica, que aspira a ser una «teoría de la significación efectiva» pero que comete el error de atribuir a toda regla de representación el carácter de lenguaje, seleccionaremos con el término de «código de significación» a aquel entramado de reglas aplicable al uso de señales reproductibles como significantes, es decir, a pautas expresivas, pero no al sistema de reglas de representación aplicables a pautas de conducta social, ni al complejo de reglas que dotan de objetivos al orden lógico de la acción del sujeto; y reservaremos los términos de «estatuto axiológico» a las reglas que dan forma a las pautas de conducta social, y de «estatuto epistémico» a las reglas que dotan de contenido a los procesos lógicos de la acción de los sujetos frente a los objetos o entorno.

Brevemente, a los «significantes» que son señales producidas por pautas expresivas, los códigos de significación les proporcionan «significados», a cuyo sentido en la interacción contribuyen los «estatutos axiológicos» y los «estatutos epistémicos»; mientras que a las conductas que son producto de pautas sociales, los «estatutos axiológicos» le proporcionan la «justificación», a cuyo sentido contribuyen los «códigos de significación» (las leyes siempre se expresan mediante enunciados) y los «estatutos epistémicos» del conocimiento compartido. Finalmente, a las operaciones en virtud de la cuales los sujetos anticipan su conducta, los «estatutos epistémicos» les proporcionan las «nociones conceptuales», a cuyo sentido en cada situación contribuyen los «códigos de significación» (las nociones son expresables mediante términos y proposiciones) y los «estatutos axiológicos» de la conducta social.

Establecida la diferencia entre códigos de significación, estatutos axiológicos y estatutos epistémicos, puede observarse que sus respectivas correspondencias con las pautas expresivas, las pautas de conducta social y las pautas operativas del sujeto psíquico, dan lugar a la «significación» de las expresiones, a la «justificación (ética)» de las conductas sociales, y a las «nociones conceptuales» del ecosistema humano (es decir de la cultura); se ve claro entonces que el sentido de las situaciones y por supuesto, el sentido de las prácticas humanas históricas, en ningún caso es exclusivo de uno solo de los sistemas de interacción que hemos considerado, pero en todos los casos uno de ellos prevalece sobre los otros dos.

El problema que se plantea en el análisis de los procesos de codificación-decodificación, que estamos estudiando, es el de saber cuál es el sentido que prevalece en la codificación y decodificación de las referencias en función de los cuales se establece la comunicación que concretamente sea motivo de análisis.

En términos generales, puede postularse que cuando a la «significación» de un texto o expresión contribuye dotándole de sentido un «estatuto epistémico» —v.g. en la ciencia, en la filosofía, en el mito... etc. — nos encontraremos ante lo que podemos denominar «producción noética de sentido» (noesis y por consiguiente noético, viene del verbo griego noein que significa «ver discerniendo o pensando»). En segundo lugar, cuando a la «significación» de un texto o expresión contribuye de manera prevalente dotándole de sentido un «estatuto axiológico», hablaremos de «producción ética, deontológica o jurídica de sentido». Y en tercer lugar, cuando a la «significación» de un texto contribuya de manera prevalente dotándole de sentido, otro «código de significación», hablaremos de «producción retórica de sentido».

En la comunicación de masas, por ejemplo, nos encontramos con los tres tipos de producción de sentido: el noético, el ético y el retórico, y los tres contribuyen al uso de los «códigos de significación» propio del lenguaje hablado, escrito e incluso icónico con que directamente se codifican y decodifican las narraciones de los media. Evidentemente, cuando en los media se narra una «agresión» (v.g. una violación o un atraco) la significación del texto encuentra un sentido prevalente en función de un «estatuto axiológico» dando lugar a una producción ética de sentido, salvo si la narración pretende ilustrar un deterioro de la «estabilidad del mundo», como efecto del «materialismo ateo reinante», en cuyo caso ya se hace uso de un «estatuto epistémico», dando lugar a una producción noética de sentido. De similar manera, cuando en los medios se narra en términos de «agresión», la subida de los índices contaminantes de la atmósfera, o la subida de los precios energéticos, la significación del texto encuentra su sentido en función de un «código de significación», dando lugar a una producción retórica de sentido.

Concluyendo, el análisis efectuado de las afectaciones que la Sociedad y el Conocimiento ejercen sobre los procesos de codificación-decodificación, y a la inversa, permite establecer una dialéctica en virtud de la cual jamás puede plantearse la fidelidad de estos procesos como es habitual en la técnica de comunicaciones, ya que el Sistema de Comunicación, en su apertura al Sistema Social y al Sistema Cognitivo o ecológico, reproducirá siempre un orden cambiante y no permanente, y este orden es un orden histórico.


BIBLIOGRAFÍA

Chomsky. N., Language and Mind, Nueva York. Harcourt, Brace, World, Inc., 1986.

Lévi-Strauss C., Antropología estructural, Buenos Aires, Eudeha, 1968.
Martín Serrano, M. y otros, Teoría de la Comunicación 1. Epistemología y análisis de lo referencia, Madrid, A. Corazón, 1981
Piaget, J., La equílibración de las estructuras cognitivas Madrid, Siglo XXI, 1978.
Piñuel, J.L, Producción, publicidad y consumo, Madrid, Fundamentos. 1983, 2 vol.
— «Sociedad, comunicación y conocimiento», Prólogo a Moles, A, La creación científica, Madrid, Taurus, 1986.
La Expresión, Madrid, Fundamentos, 1986.
El terrorismo en la transición española, Madrid, Fundamentos, 1986

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