Las
grandes preguntas tras el crack
Armando Fernández Steinko
La “gran
depresión” que arranca con el crack de 2008 marca el fin de un
sueño/pesadilla de un cuarto de siglo. El modelo neoliberal, que
consiguió dividir a clases populares y clases medias enriqueciendo a
grandes propietarios y rentistas, pilotó alrededor de la creación de una
demanda ficticia. Ficticia porque no estuvo alimentada por las rentas
del trabajo sino por la renta financiera e inmobiliaria, no por el pago
del esfuerzo individual y colectivo, sino por el endeudamiento y la
apuesta bursátil. El proyecto fue restaurador en lo social y lo
ideológico porque trató de generar crecimiento hundiendo salarios y
precarizando empleo. Pero sólo pudo durar casi tres décadas porque se
ganó a una parte de las clases medias, e incluso a una fracción de las
clases populares: aquellos con salarios regulares y capacidad
adquisitiva suficiente para adquirir productos financieros e invertir en
bienes inmuebles. Además, creó un sistema en el que la subjetividad y la
inventiva ya no debía ser anulada por las cadenas de montaje y los
directivos controladores, sino todo lo contrario. Surgió un segmento de
asalariados cualificados que se identificaban con lo que hacían
distanciándose de las reivindicaciones laborales clásicas. Son hombres y
mujeres que se autoexplotan hasta romperse la salud porque han
convertido las necesidades de la empresa en sus propias necesidades
fisiológicas y a pesar de que la dinámica del máximo beneficio succiona
su subjetividad, no por ello se identifican sin más con el resto del
cuerpo laboral. El endeudamiento combinado con un trabajar sin fin
—gratificante o repetitivo— ha terminado y con ello todo un sistema de
reproducción cultural. El capitalismo feo español ha sufrido este cambio
de forma más radical pues su sociedad del trabajo fue liquidada por la
gran coalición monetarista que triunfó en la transición instalándose en
fechas tempranas una economía de rentas, de rentas de todo menos de
trabajo ¿qué va a pasar ahora?
Los
bancos,
que son los grandes ganadores del neoliberalismo, estuvieron a punto de
perder el inmenso poder acumulado a lo largo de un cuarto de siglo. La
única razón por la que “los expropiadores no fueron expropiados” en esos
meses críticos de 2008/2009 no es ni económica ni técnica. La razón es
política pues los gobiernos siguen siendo hoy los máximos representantes
de los intereses financieros. Es comprensible que la salida fuera la
restitución de la la lógica del funcionamiento privado haciéndoles pagar
a los ciudadanos dicho rescate con sus impuestos. Ahora los bancos hacen
lo que siempre han hecho con el ahorro recibido: negocios para sus
clientes, preferentemente para sus grandes clientes. Como en los años
treinta el problema no es de escasez de dinero sino de exceso de dinero
en manos equivocadas y ese exceso de liquidez seguirá ahí hasta que se
produzca una reforma fiscal progresiva y un control de los flujos de
capital. El capital sobreacumulado sin control ahora pasa a la ofensiva.
Hace lo que tiene que hacer y lo que siempre ha hecho: buscar su máxima
rentabilidad sin preocuparse del interés general. Ayer fue la apuesta
sobre el precio del petróleo o las materias primas, hoy es la deuda
soberana de un gobierno tras otro, mañana será otra cosa mientras
persista la monumental liquidez. Hacia 1970 hubo una oleada de
economistas y sociólogos neoliberales —Friedman, Bell, Huttington— que
dijeron con claridad que democracia y desregulación financiera eran
incompatibles, una verdad que no se han cansado de repetir los
gobernadores de los bancos centrales desde entonces. El centro-izquierda
español, que creó un Estado del Bienestar con financiarización, parecía
demostrar lo contrario. Hoy las aguas retornan al cauce de la lógica y
las finanzas fuera de control se meriendan uno a uno los contratos
políticos de la postguerra.
La
pregunta
hoy es: ¿hasta cuándo, hasta cuándo los gobiernos, custodios de enormes
maquinarias estatales, podrán cortar su principal fuente de
legitimidad?, ¿hasta cuándo permitirán que los mercados les pongan al
borde del abismo o incluso les empujen a él? La respuesta principal es
otra vez política pero ahora lo es también técnica y económica pues es
imposible que se recupere la economía por estas vías. Antes o después
habría que domesticar al sector financiero y los primeros pasos ya se
están dando, aunque darán sus frutos más adelante y la tasa de
beneficios del sector financiero tenderá a caer. Puede ser que haga
falta una réplica del crack del 2008, otro vislumbramiento del abismo
para provocar los cambios, pero los bancos saben que la cosa no va a
seguir como hasta ahora. Por eso se abalanzan sobre las universidades
aprovechando el Plan Bolonia, por eso se abalanzan sobre las Cajas de
Ahorros para deglutirlas, por eso acumulan provisiones antes que
conceder créditos nuevos. La deuda de los bancos que ahora avalan los
gobiernos es impagable y todos los coquetean con la idea de provocar
inflación para devaluarla. También esto les hará a los bancos tragar
aguas amargas, muy distintas a la horchata gratis de la que se venían
hartando hasta ahora. Los fiscalistas irán ganando poder frente a los
monetaristas y también esto les irá arrinconando ideológicamente. La
sociedad se ha quedado sin dinero para financiar las infraestructuras
que necesita para su reproducción: la sanidad, la educación, la
reconversión energética, el cambio climático, el envejecimiento de la
población, la planificación de unas ciudades cada vez más grandes. No va
a haber dinero para nada al menos durante media o tal vez incluso una
generación entera y esto en medio de una civilización derrochadora de
recursos. Los gobiernos seguirán bombeando recursos públicos hacia el
sector privado en espera de que éste cree empleo. Se intentará hundir
aún más los salarios para ser competitivos hacia fuera, se forzarán aún
más las exportaciones para sanearse a costa del vecino y habrá
escaramuzas proteccionistas para intentar evitarlo sin que se note,
incluidas las devaluaciones directas e indirectas. Pero no será posible
continuar mucho tiempo con esta transferencia de recursos colectivos, de
salarios e impuestos a las empresas privadas que no van a solucionar
nunca por sí mismas el problema del desempleo. Será un juego de suma
cero incapaz de sacar a la economía mundial de lo que se antoja como un
largo período de “crecimiento estacionario”, de cuasi estancamiento. Al
no contemplarse la reforma fiscal, la liquidez seguirá tiranizando a las
poblaciones pero ya no se las podrá compensar con una demanda ficticia
basada en el endeudamiento. Esto cuarteará las alianzas entre
neoliberalismo y sociedad, algo que aquél intentará evitar por todos los
medios, por ejemplo recurriendo al populismo, a un shock externo (efecto
Pearl Harbour) o a cualquier otra forma extraeconómica que permite una
movilización rápida y masiva de las poblaciones. Pero antes o después la
economía tendrá que dejar de ser la suma de rentabilidades individuales,
antes o después habrá que hablar de una economía-de-toda-la-casa. Esta
no tiene que ser necesariamente progresista: es posible una
economía-de-toda-la-casa reaccionaria, conservadora de las actuales
estructuras de poder y de propiedad basada en la coerción hacia dentro y
hacia fuera.
¿Cómo
van a responder las poblaciones? Las dos últimas veces que se dio una
situación similar, en el último cuarto del siglo XIX y en el período de
entreguerras, el nacionalismo le abrió el campo ideológico a la
reacción. En los años 1930 toda Europa, con la excepción de Escandinavia
y las dos breves primaveras de España y Francia, se decantó hacia la
derecha mientras América prácticamente entera lo hizo hacia la
izquierda. Pequeños autónomos y grandes propietarios consiguieron
desmontar el sufragio con ayuda del ejército. Puede parecer que el
patrón se repite, pero no así la historia. Ecos reaccionarios nos llegan
de algunos países del Este destrozados por las curas neoliberales de los
noventa y músicas similares cuajan en los intersticios de los partidos
del centro-derecha occidental. La primera reacción al crack de 2008 por
parte de los gobiernos de Francia y de Rusia fue duplicar el gasto
militar: una medida que apunta a la versión reaccionaria de la
economía-de-toda-la-casa. Alemania empieza a despertar susceptibilidades
en Francia y Gran Bretaña, lo cual explica el reciente pacto de
colaboración nuclear. ¿Son sólo escaramuzas?. Las rupturas históricas
son siempre el resultado de una acumulación de escaramuzas. No es tan
fácil que este patrón se pueda generalizar por mucho que se siga
invocando el peligro terrorista para asustar a las clases medias o el
problema migratorio para narcotizar a las clases populares. No hay
dinero y no lo habrá si no se trastocan los actuales poderes de clase.
El rechazo del autoritarismo está fuertemente implantado entre amplios
sectores de las clases asalariadas occidentales aunque esto no impide el
desarrollo de nuevas formas de movilización en torno a una versión
reaccionaria de una economía-de-toda-la casa. Ahí donde los autónomos
tipo “Joe el fontanero” de MacCain alcanzan porcentajes muy elevados,
como en la Italia de Berlusconi, en la costa mediterránea del Partido
Popular o en las profundidades de los Estados Unidos, hay ya materia
prima para algo parecido. La llave la tiene el sector profesional, ese
trabajador que se ha desvinculado de las reivindicaciones clásicas y que
sigue distanciado de las clases populares buscando salidas individuales.
¿Cómo van a responder las poblaciones? En un primer momento la distancia
entre clases medias y clases populares, la clave del futuro político del
mundo occidental, aumentará con la privatización de servicios públicos
que no se van a poder financiar por falta de recursos. La esperanza de
vida entre ricos y pobres aumentará, las ciudades se degradarán junto a
las universidades públicas, los espacios comunes que hoy comparten
clases medias y populares —barrios, plazas, colegios— irán borrándose
poco a poco. Pero esto sólo podrá ir un poco lejos en las zonas más
lindas del capitalismo, aquellas con una alta concentración de
profesionales autónomos cualificados y un alto poder adquisitivo: las
grandes ciudades, el eje que atraviesa Europa desde el sur de Inglaterra
hasta
el norte de Italia pasando por el Benelux y el valle del Rin. En el
resto del territorio la clase media no tendrá recursos para pagarse los
servicios que necesita y caerá en una espiral de empobrecimiento. En los
parques abandonados a su suerte se encontrará con las clases populares
aún más empobrecidas que ellas ¿Para hacer el qué? Tal vez para formar
un bloque social con capacidad de forzar una versión no autoritaria de
una nueva economía-de-toda-la-casa, de-todo-el-planeta.
—Madrid, noviembre 2010
[A. Fernández Steinko es Profesor de la Universidad Complutense de
Madrid]
Cuaderno
de
crisis/23
Albert Recio
Economía del colapso
Aunque
en nuestra imaginación las catástrofes suelan adoptar una forma
apocalíptica, como en el desastre de Hiroshima y Nagasaki, a menudo
tienen formas menos teatrales: una sucesión de pequeños desastres que
acaban por generar un resultado brutal. Muchas de las mayores tragedias
de la humanidad, como la sucesión de grandes guerras, han venido
precedidas por esta dinámica de los pequeños fallos que al final han
conducido a una crisis inevitable. Ésta es la forma que siempre he
pensado que va a tomar
—posiblemente
ya ha tomado—
la crisis ambiental y la forma que está adoptando la evolución de la
actual crisis
—mejor,
recesión—
económica. Mientras suceden una serie de desastres intermedios aún queda
espacio para enderezar el rumbo, pero el apego a una línea de conducta
inadecuada bloquea esta posibilidad y conduce a una situación fuera de
control.
Estamos
asistiendo a un nuevo episodio de este espiral de tragedias. Una nueva
tormenta irlandesa (siempre hay un país que sirve para nombrar cada
capítulo, un nombre que sirve para eludir el carácter sistémico del
proceso) que, de momento, ya ha justificado un plan de rescate y su
contrapartida de costes sociales, pero que anuncia nuevos episodios
(como los viejos comics de “aventis”) enfocando a Portugal, a España y,
más allá, a Italia y Bélgica. Si el rumbo no cambia parece evidente que
el ajuste español, por su tamaño, acarrearía un salto cuantitativo
importante. Que el modelo irlandés era inestable lo veía cualquiera que
no hubiera sido adoctrinado en la dogmática de la economía neoclásica
moderna. Pero el ajuste actual no se explica sólo en los fallos del
modelo sino también en la contumacia de las recetas.
Por
una
parte desde el crac de Lehman Brothers la consigna ha sido no dejar
quebrar ningún banco más. En teoría esto se limitaría a aquellos con un
tamaño multinacional, pero en la práctica la cobertura se ha extendido a
un número mucho mayor de entidades. Ello supone una ruptura de la lógica
normal de la economía mercantil, que permite la quiebra o concurso
voluntario. (El acreedor deja de pagar, negocia una “quita” o reducción
de su deuda, unos plazos de pago generosos y, si todo ello es
insuficiente, se liquida; lo que supone que los deudores pierden parte
de sus ingresos, pagan por sus errores a la hora de evaluar riesgos). La
única forma de evitar este proceso es transfiriendo la deuda al sector
público, impidiéndo a éste actuar como un ente privado y por tanto
endeudando de sopetón al conjunto de la población. La justificación que
se da al impedimento de la quiebra bancaria es que, de producirse,
afectaría gravemente al hipersensible sistema financiero, lo que
generaría un proceso en cadena de incalculables y peligrosas
consecuencias. Pero si se acepta este razonamiento, lo que hay que hacer
es una regulación/reordenación del sistema financiero que reduzca su
hipersensibilidad, que imponga cortafuegos, impida comportamientos
erráticos, corte la especulación generadora de desastres. El sistema
financiero siempre ha sido una fuente de problemas, pero no cabe duda
que la liberalización neoliberal ha incrementado su inestabilidad y sin
reconducir este problema sólo queda averiguar dónde estallará la próxima
bomba y a qué país le tocará aplicar un ajuste/rescate.
Por
otra
parte está la Unión Europea. Creada con un modelo que por un lado deja
sin control los movimientos del capital y por otro genera directrices
rígidas a seguir por los gestores públicos. Un modelo de actuación
impuesto al alibi por la dogmática neoliberal y por la pretensión
de los grandes países (especialmente Alemania) de imponer sus
directrices al resto. El resultado es un modelo que ha fallado en la
prevención de los problemas (es notorio el nulo control del pomposo
Banco Central Europeo sobre la actuación de la banca privada) y
constituye un fracaso en el tratamiento de la enfermedad. La política de
austeridad impuesta a los países con problemas no sólo genera enormes
costes sociales sino que convierte el endeudamiento en un mal endémico
para muchos años. La negativa del BCE a intervenir en el mercado de la
deuda (como sí lo ha hecho la Reserva Federal comprando cantidades
ingentes de bonos basura) alimenta las tensiones financieras de los
estados en dificultades, pues permite a los piratas financieros hacer
“apuestas” que fuerzan a incrementos criminales de los tipos de interés.
Muchas de estas presiones no se hubieran desencadenado si el BCE hubiera
adquirido deuda griega e irlandesa y mucho menos si no se hubiera
forzado a los estados a “socializar” las deudas privadas de sus bancos.
El
camino
del desastre está marcado por políticos y técnicos incompetentes que no
saben reconocer que el manual con que se orientaban lo había escrito
gente fantasiosa pero poco realista. La fuerza de los intereses creados,
de un sistema financiero todopoderoso impone un guión de tragedia
griega. Con sujetos que no pueden escapar de una lógica atroz. La
combinación de poderosos, y obsesivos, intereses de la elite mundial con
la desorientación, seguidismo y conservadurismo de los dirigentes
públicos (políticos y asesores) configura un cóctel letal para el
bienestar de la inmensa mayoría de la población.
Nos
quieren
hacer pagar por un endeudamiento que es, básicamente, el resultado de
los problemas generados por el modelo neoliberal: el desequilibrio
exterior recurrente de muchos países, las desigualdades de renta
intolerables y un sistema financiero desbocado. Sin atajar estas tres
grandes cuestiones la sucesión de sociedades con problemas será
persistente (y su injusta traducción en graves costes sociales para la
mayoría). Y por ello hay que partir de la base de que el tema de la
deuda no tiene solución sin una reducción de la misma. Y la vía que se
me ocurre más sencilla es dejar que los grandes deudores privados, los
bancos con problemas, quiebren y funcionen los mecanismos clásicos de la
quita y el aplazamiento de pagos. Evidentemente no es la solución
global. Pero sí puede ayudar a impedir la expansión de una dinámica
enloquecida, al tiempo que ponga a debate las estructuras profundas que
están en el origen principal de los problemas: la dinámica de la
globalización, las políticas neoliberales, el modelo de construcción
europea...
En manos de los pirómanos
Tras
examinarse ante los grandes financieros internacionales, ahora Rodríguez
Zapatero ha repetido ante los verdaderos amos del país. Sólo ha sacado
de la convocatoria, por razones de imagen, a las principales empresas de
capital multinacional que controlan posiciones clave en el sector
industrial (aunque la presencia de multinacionales es tan grande que no
ha podido evitarlas del todo, Agbar y Cepsa se han colado en la
convocatoria). Se trata de una muestra representativa de quién manda en
el país, de cuáles son sus intereses reales, de cuál es su grado de
control sobre las decisiones públicas.
Si
adoptamos
un punto de vista sectorial, encontramos 7 empresas financieras
(Santander. BBVA, Banco Popular, Banco Sabadell, la Caixa, Caja Madrid y
la aseguradora Mapfre), 8 ligadas a la construcción y a la gestión de
servicios públicos (ACS, FCC, Acciona, OHL, Sacyr, Ferrovial y las
ingenierías Técnicas Reunidas y Abengoa ), 5 energéticas (Repsol, Cepsa,
Gas Natural, Endesa, Iberdrola), 5 gestoras de servicios públicos (Hispasat,
Telefónica, Abertis, Agbar y la aeronaútica Iberia), 3 turísticas (Sol
Melià, Globalia y Riu), 3 de distribución (el Corte Inglés, Inditex-Zara,
Mercadona, más el representante de Anfac), 2 de medios de comunicación (Telecinco,
Planeta) y sólo 5 ligadas a distintas actividades industriales y
tecnológicas: Gamesa (equipos eólicos), Indra (electrónica), MCC (grupo
de las cooperativas vascas), Grifols (farmaceútica) y Ebro Foods
(alimentaria). Esta sola enumeración es significativa del peso que
tienen las distintas actividades en el núcleo central de nuestro
capitalismo. La mayor aglomeración sectorial se encuentra también en
aquellos que han protagonizado la burbuja financiero-constructora. Por
el contrario conviene subrayar que el único grupo con una presencia
claramente industrial es, no casualmente, un grupo cooperativo que, por
muchas cuestiones críticas que tiene abiertas, sigue funcionando con una
lógica bastante distinta que la que ha regido en las empresas
capitalistas prototípicas.
Hay
otras
lecturas posibles de esta “selección nacional”. Por ejemplo, resulta
palpable que once de las empresas participan del patronato de la
Fundación Fedea, el principal productor de propuestas neoliberales y de
reformas estructurales del país (sólo cuatro de sus empresas-patrones
han sido excluidas del magno evento, la extranjera BP, las menores Bolsa
de Madrid e Ibercaja y el grupo March, ya representado a través de sus
participadas ACS y Abertis). Muchos de los presentes han firmado
asimismo el documento, también neoliberal, de la Fundación Everis. El
peso de empresas cuyo negocio se basa en la gestión de servicios
públicos o el suministro público es aplastante (incluidas aquellas que
provienen directamente de las privatizaciones de la década pasada). No
era por tanto imaginable que de la mayoría de estas empresas salieran
propuestas orientadas a un cambio profundo del modelo productivo, sino
más bien demandas que refuercen sus líneas de negocio. Ellas han sido
las principales creadoras-beneficiarias del modelo que nos ha conducido
al desastre. Y en lugar de exigirles responsabilidades y emprender su
reforma estructural, se les pide una vez más que sigan orientado nuestro
futuro.
El
resultado
de la reunión ha seguido la pauta esperada. Más bien han sido las
empresas las que le han marcado el camino al Gobierno, y le han exigido
“que no le tiemble el pulso”, que no ceda ante las presiones sociales. Y
han sido precisos en sus demandas: culminar la
concentración/privatización de las cajas, aclarar el modelo energético
(freno a las renovables que complican el modelo de negocio) y, sobre
todo, reforma laboral y de pensiones. Ya ha salido la propuesta de crear
un organismo nacional de control de la competitividad para “poner
presión”, o sea institucionalizar el desguace de derechos sociales, la
eliminación de barreras ambientales, condicionar la entera vida social
al evanescente objetivo de la competitividad.
En
una
lectura crítica, el grado de sumisión de los poderes públicos a los
intereses de una minoría que globalmente representa un modelo de
capitalismo rentista y parasitario resulta absolutamente escandalosa.
Desde una perspectiva democrática, constituye un acto absolutamente
irresponsable que las únicas voces que escuche un presidente de Gobierno
de izquierdas sean las de estos intereses oligárquicos o las de sus
asesores áulicos (los 100 insignes). Desde una perspectiva reformista,
el desprecio que se hace al tejido social (incluso a los segmentos más
vivos del mundo empresarial) demuestra la estolidez de unas elites
dirigentes que sólo son capaces de pensar la economía en clave de unos
pocos intereses. El gobierno se rebaja a ser un mero ejecutor de los
grandes intereses, con unas formas que nos llevan a recordar las más
esquemáticas formulaciones marxistas sobre el papel del Estado. Podemos
pensar en inculpar a estos dirigentes políticos por alentar a los que
han creado un grave problema de inseguridad económica.
Macroproyectos y saqueo público
Los
grandes
proyectos de infraestructuras se hacen más en función de los beneficios
que de las necesidades reales. Sus promotores y propagandistas exageran
siempre los beneficios potenciales y minimizan sus impactos sociales y
ambientales. Para el negocio todo vale. Es algo que economistas
ecológicos como José Manuel Naredo y Federico Aguilera llevan años
demostrando. La “crisis de las autopistas” constituye un ejemplo de
libro de todo este entramado de intereses, despilfarro y saqueo público.
El
Gobierno
del PP impulso la construcción de una nueva generación de autopistas de
peaje, la mayoría en las cercanías de Madrid (radiales, eje Aeropuerto,
Madrid-Ocaña-La Roda, Madrid-Toledo) y en el Sureste (circunvalación de
Alacant, Alacant-Cartagena, Cartagena-Vera). Una vez realizados estos
proyectos, que se han financiado con avales públicos que totalizan 3.513
millones de euros, se han demostrado un fiasco. Por dos razones básicas:
porque el tráfico real es muy inferior al previsto para justificar el
proyecto (en el caso más escandaloso, la Madrid-Barajas, sólo se ha
llegado al 13% del tráfico previsto) y porque algunos fallos judiciales
elevaron sustancialmente el pago de las indemnizaciones a los
propietarios de los terrenos expropiados para construir las vías. Todo
un clásico de los macroproyectos: exageración de los beneficios
potenciales y saqueo de los intereses de personas con poco poder social.
Lo lógico, de seguir los manuales de capitalismo competitivo, es que las
empresas que erraron sus previsiones apechuguen en forma de pérdidas.
Pero en el neocapitalismo oligárquico los problemas se resuelven
apelando una vez más al paternalismo sumiso de papá Estado, y así las
autopistas (sus promotores) van a ser salvadas con dinero público: Por
una parte con créditos participativos del Gobierno (inicialmente 135
millones de euros, hasta alcanzar los 250 millones), esto es, créditos
que pasan a convertirse en capital no recuperable en caso (seguro) de
pérdidas. Y por otra parte con una aportación de 80 millones de euros
como “adelanto de ingresos”, justificados como la diferencia entre los
ingresos reales por peajes y el 80% de los ingresos teóricos previstos
en los próximos tres años (algo totalmente fantasioso visto el bajo
nivel de uso de estas autopistas). Como parece que el PP está poniendo
trabas a esta última cuestión, el Gobierno ya ha aprobado el pasado 26
de noviembre un nuevo régimen tarifario y una prolongación del plazo de
concesión a alguna de estas empresas (la RII de Madrid, la
Alicante-Cartagena). Seguramente el siguiente paso será la
nacionalización completa, regada eso si de una nueva compensación.
A
riesgo
de pasar por demagogo no me resisto a transcribir los nombres de los
propietarios beneficiados por la medida. No hace falta ser muy experto
en economía para adivinar los nombres de los interfectos: Abertis,
Acciona. ACS, OHL, FCC, Ferrovial, Sacyr, OHL, Caja Madrid (todos
invitados por Zapatero) a los que se suman algunos elementos de la
segunda línea de empresas constructoras (Comsa Emte, ICC, Ploder, Sando,
Azvi). Puestos a ser malpensados vale la pena anotar que casi todas las
empresas del núcleo duro aparecen implicadas en varios de los más
importantes escándalos de corrupción que asolan el país, como el caso
Brugal (Sacyr), Orihuela (ACS, Acciona), Telde (ACS) o el Palau de la
Música (Ferrovial). Eso sí: todos ellos empantanados en complejos
procesos de los que nunca se llega a ver la salida. Es incluso morboso
detectar que ha sido el grupo parlamentario de CiU el principal promotor
de la medida. Una buena muestra de su modelo de colaboración público-
privada.
Más
allá
de la anécdota cruel de inflar con fondos públicos la cuenta de
resultados de unas empresas incompetentes (pues ello y no otra cosa es
invertir en una actividad que no tiene mercado) lo que este caso muestra
a las claras es la lógica de muchas de las políticas de
infraestructuras: megaproyectos pensados sobre todo desde el punto de
vista de conseguir transferencias públicas a costa de construir
equipamientos infrautilizados, de tronchar el territorio, de destruir
otras formas de actividad y de generar graves problemas ambientales. Tdo
ello da una idea de cómo estamos sometidos al poder obsceno de una
oligarquía despiadada y unos políticos sin sentido de lo público.
A
vueltas con el Sahara
Carles Mercadal
El
pasado
8 de noviembre, fuerzas policiales marroquíes desalojaban con gran brutalidad el
campamento de Agdaym Izik, emplazado en las afueras de El Aaiún, en el que unos
20.000 civiles saharauis estaban instalados desde hacía un mes para protestar
por las draconianas condiciones de vida impuestas por Marruecos a los habitantes
del Sahara Occidental. Aunque, a estas alturas, la férrea censura impuesta por
Rabat todavía no ha permitido esclarecer qué sucedió exactamente en esas
jornadas dramáticas ni qué cantidad de víctimas mortales ocasionó la violenta
intervención de la policía marroquí, fuentes saharauis e independientes han
hablado de una represión durísima, con varias decenas de muertos, más de medio
millar de heridos y al menos doscientos desaparecidos, cifras todas ellas mucho
más elevadas que las proporcionadas por el gobierno de Marruecos, que ha
insistido sobre todo en el fallecimiento de una docena de agentes propios y sólo
ha reconocido la muerte de dos civiles saharauis, que, para más inri, ha
achacado a causas accidentales.
Lo
sucedido
el pasado mes en El Aaiún supone otra vuelta de tuerca, la más feroz de los
últimos años, en una situación caracterizada desde hace ya tres decenios y medio
por las míseras condiciones en que se ven forzados a vivir los saharauis de los
campamentos de refugiados de Argelia y por la opresión y el hostigamiento
constantes a que se ven sometidos los saharauis residentes al otro lado del muro
de casi 2.800 kilómetros levantado por Marruecos en pleno desierto, en el
territorio no autónomo —es decir, pendiente de descolonizar— que dicho país
controla ilegalmente desde 1975. Pocas novedades, pues, en las escasas noticias
que nos han llegado desde El Aaiún en las últimas semanas: como de costumbre,
siguen produciéndose detenciones arbitrarias, encarcelamientos en condiciones
infrahumanas, torturas sistemáticas, violaciones de mujeres, ejecuciones... sólo
que ahora a una escala mucho mayor. Y pocas novedades, también, en la respuesta
ofrecida por el gobierno de España, el del Estado que lleva 35 años sin asumir
sus responsabilidades como antigua potencia ocupante, obligada según el derecho
internacional a liderar un proceso de descolonización que debería haber
conducido a la celebración de un referéndum de autodeterminación. Hasta el
momento, las declaraciones realizadas por los diferentes representantes del
gobierno español han constituido un cúmulo vergonzante de despropósitos, desde
las del ministro del Interior Pérez Rubalcaba (“El ministro de Interior marroquí
me ha dado una explicación de todos los acontecimientos que refuta las
acusaciones graves”) hasta las de la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez
—Trini la de la Trila para los amigos—, que declaró que “no puede calificarse a
Marruecos de potencia ocupante
puesto que el ejercicio de facto que hace en el territorio de El Aaiún no es
producto de un conflicto bélico ni de un elemento de fuerza sino de un acuerdo”.
Y esto último lo ha dicho sin empacho alguien que en julio de 2003 se manifestó
en Madrid por un “Sahara libre” y exigió al gobierno del PP que se comprometiera
con la causa saharaui.
El
actual
gobierno español, que además de estar adscrito a la Internacional Socialista
destaca también por el entusiasmo con que suele adherirse a los postulados de la
Internacional de la Razón de Estado, siempre se ha escudado, en lo tocante a
este asunto, en los lazos e intereses que unen a España con Marruecos. Y la
verdad es que razón, valga la redundancia, no les falta. Por eso, no está en
modo alguno fuera de lugar preguntarse: ¿tendrá algo que ver la postura del
gobierno español respecto de lo sucedido en el Sahara Occidental con que
Marruecos sea el séptimo importador mundial de armamento de fabricación
española, el segundo entre los países no pertenecientes a la UE?; ¿tendrá algo
que ver que en la última década España haya vendido armas a Marruecos por valor
de más de 200 millones de euros?; ¿tendrán algo que ver los intereses pesqueros
españoles en las aguas territoriales saharauis, donde el acuerdo pesquero
firmado en 2007 entre la Unión Europea y Marruecos permite a la flota española
esquilmar los caladeros de un territorio que formalmente sigue siendo una
colonia?; ¿tendrá algo que ver la factoría de envasado que tiene en El Aaiún la
empresa conservera Damsa, de capital gallego, que cada año suministra más de 30
millones de latas de sardina y caballa a las empresas Rianxeira y Escuris y a
las marcas blancas comercializadas por Mercadona?; ¿tendrán algo que ver las
cuantiosas importaciones de fosfatos por parte de empresas químicas como la
catalana FMC Foret, un recurso abundante en el Sahara Occidental que se encarga
de explotar en exclusiva una empresa propiedad del rey de Marruecos —ese que se
gasta un millón de dólares diarios sólo en el mantenimiento de sus palacios— y
por el que la población autóctona no recibe ninguna compensación económica?;
etcétera, etcétera (puede consultarse en este sentido la excelente página web
http://www.wsrw.org/index.php?dl=es)
Ni
las
empresas españolas son las únicas en participar en el saqueo impune de los
recursos saharauis, ni España es el único exportador de armas a Marruecos (en
eso Francia se lleva de largo la palma), pero ello no quita que sea plenamente
exigible un cambio de rumbo inmediato a los responsables de un gobierno que, con
su postura y sus declaraciones, ha estado restando importancia a un acto de
represión bárbaro, sigue colaborando en el aplazamiento sine die de la
resolución pacífica y justa del conflicto, y contribuye a que el Frente
Polisario se plantee retomar la vía armada tras la tregua que declaró en 1991.
Tanques
Leopard made in Spain para Arabia Saudí
Eduardo Melero Alonso
Según
el diario El País (25/10/2010), España está negociando la venta
de carros de combate Leopard a Arabia Saudí. La operación incluiría
entre 200 y 270 tanques y podría superar los 3.000 millones de euros, lo
que la convertiría en la mayor exportación de armamento de la historia
española.
La
noticia
aporta pocos datos sobre cómo se ha llevado a cabo la negociación, salvo
que comenzó en mayo de 2008, a partir de una visita del Rey Juan Carlos
a dicho país. A buen seguro ha jugado un importante papel la Agregaduría
de Defensa española en Arabia Saudí. Las Agregadurías de Defensa actúan
como medio representantes medio intermediarios de la industria de guerra
española, siendo un engranaje más de la organización administrativa que
se encarga de poner en práctica la política de fomento de las
exportaciones de armamento españolas.
Es
muy
probable que el contrato ya esté firmado. A principios de noviembre
visitó nuestro país el príncipe Khaled bin Sultan, Ministro adjunto de
Defensa y Aviación de Arabia Saudí, quien se entrevistó con la Ministra
de Defensa, con el Presidente del Gobierno y con el Rey de España.
Aunque
el contrato ya esté firmado, hay que tener en cuenta que para poder
exportar armamento se requiere una autorización administrativa. En
concreto, el órgano administrativo que decide sobre la autorización es
la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material
de Defensa y de Doble Uso, la JIMDDU.
Uno
de
los criterios que ha de tenerse en cuenta a la hora de autorizar las
exportaciones de armamento es el respeto a los derechos humanos en el
país de destino. La situación de los derechos humanos en Arabia Saudí no
es nada ejemplar. Según Amnistía Internacional, en Arabia Saudí se
persigue a los opositores al régimen, se detiene a las personas por sus
creencias religiosas o por su orientación sexual, las mujeres son
discriminadas y sometidas a violencia, y se ejerce tortura en las
prisiones del país. Además, los carros de combate Leopard podrían
utilizarse en el norte de Yemen. Por todas estas razones, varias ONG han
criticado la venta de tanques Leopard a Arabia Saudí, entendiendo que
ello vulneraría la legislación española.
La
legislación
sobre el control del comercio de armamento no deja de ser problemática.
La Posición Común de la Unión Europea 2008/944/PESC no prohíbe
taxativamente la exportación a países en los que se haya constatado
graves violaciones de los derechos humanos. Además, permite que los
Estados exportadores tengan en cuenta sus intereses económicos,
sociales, comerciales e industriales. En este sentido, según la noticia
de El País, el Ministerio de Defensa español estaría encantado de
ceder los 50 tanques Leopard que tiene pendientes de recibir en 2011,
con el consiguiente ahorro presupuestario. Según ha informado
posteriormente Infodefensa.com (9/11/2010), el Ministerio de Defensa
solamente va a recibir 14 tanques Leopard durante el año 2011. Además,
el contrato garantizaría carga de trabajo a Santa Bárbara para casi una
década y beneficiaría a decenas de empresas españolas. Arabia Saudí es
un buen cliente de la industria armamentista española. Durante el
período 1999-2008 se exportó a Arabia Saudí armamento por un valor de 69
millones de euros. También hay que tener en cuenta los intereses
estratégicos de Estados Unidos. Este país venderá a Arabia Saudí
armamento por valor de 43.000 millones de euros, incluyendo aviones de
combate F-15, 70 helicópteros de combate tipo Apache y 72 tipo Black
Hawk, así como sistemas de misiles THAAD. De esta forma Estados Unidos
rearma a su aliado con la vista puesta en Irán.
Con
todos
estos datos, no hace falta ser adivino para deducir que la JIMDDU no
pondrá ningún reparo a la exportación de tanques Leopard a Arabia Saudí.
En cualquier caso, no podremos saber qué argumentos se utilizarán para
autorizar la exportación. Y ello porque el Gobierno ha clasificado como
secreto de Estado el contenido de las actas de la JIMDDU.
Según
la Ley sobre Secretos Oficiales sólo puede clasificarse una información
como secreto de Estado si su conocimiento público puede dañar o poner en
riesgo la seguridad y defensa del Estado. Resulta curioso ver cómo se
utiliza el secreto de Estado en materia de comercio de armamento. El
Gobierno no considera que se pueda poner en peligro la seguridad y
defensa del Estado si se publica una noticia sobre la venta de tanques
Leopard a Arabia Saudí. De hecho, si nos hemos enterado de la venta es
porque algún miembro del Gobierno o algún alto cargo del Ministerio de
Defensa ha querido que se supiera, y por eso se lo contó al periodista
que escribió la noticia. Sin embargo, para el Gobierno conocer las
concretas razones en las que se basa la autorización de la exportación
sí pone en peligro la seguridad y defensa del Estado y, por tanto, estas
razones no pueden ser conocidas por los ciudadanos.
La
noticia
tiene también algunos flecos y algunas cuestiones que, aunque no se han
planteado, no dejan de tener interés. En primer lugar, se nos informa
que el Ministerio de Defensa se comprometió en su día a adquirir más
carros de combate Leopard de los que eran necesarios. ¿Influyó en dicha
decisión el complejo militar-industrial patrio? ¿Ello es una muestra más
de que el ejército español está sobredimensionado?
La
noticia
no hace ninguna referencia a las partidas presupuestarias que se han
destinado al desarrollo en España de los carros de combate. Durante el
período 2006-2010, la empresa General Dynamics–Santa Bárbara, fabricante
del Leopard en España, ha recibido un total de 507 millones de euros de
los Presupuestos Generales del Estado en concepto de préstamos a largo
plazo y anticipos sin intereses. Ahora que parece que han conseguido una
buena venta y teniendo en cuenta las previsiones de reducción del
déficit público: ¿le exigirá el Gobierno español a Santa Bárbara la
devolución de dicho dinero?
Esos
507
millones de euros proceden de las partidas presupuestarias del
Ministerio de Industria destinadas a investigación y desarrollo. Los
tanques Leopard han sido diseñados por dos empresas alemanas, Krauss-Maffei
Wegmann y Rheinmetall, que son las dueñas de las patentes y tienen que
dar el visto bueno a la venta de los tanques. Según El País como
recibirán al menos el 30% del precio del contrato, es muy probable que
las empresas alemanas no veten la operación. De ello se deduce que Santa
Bárbara se limita a fabricar un producto ajeno, sin haber llevado a cabo
ninguna actividad que pudiera considerarse como auténtica investigación.
Uno de los argumentos que se suelen utilizar para justificar la
inversión en I+D militar es que esta investigación es también
aprovechable por la industria civil. Sería muy de agradecer que algún
responsable público nos explicara qué aplicaciones civiles se han
obtenido de los 507 millones de euros destinados al desarrollo en España
de los carros de combate Leopard.
Y para
concluir,
si Santa Bárbara fabrica bajo licencia unos tanques diseñados y
patentados en Alemania, ¿por qué razón prefiere Arabia Saudí comprar la
copia española en vez del producto original alemán? ¿Porque Santa
Bárbara va a instalar aire acondicionado en los Leopard?
El
mercado
armamentístico está fuertemente intervenido por los gobiernos. Lo normal
es que el país que compra armamento exija al vendedor contrapartidas,
que pueden ser de carácter militar o civil. ¿Qué contrapartidas ha
exigido Arabia Saudí al gobierno español? En la base sevillana de Morón
de la Frontera se están entrenando pilotos saudíes. De hecho, uno de
ellos murió en agosto al estrellarse el Eurofigther que pilotaba. Alguna
contrapartida más tiene que haber, ya que hay en juego 3.000 millones de
euros. O quizá no se trata de contrapartidas, sino que se le ha
adjudicado el contrato a Santa Bárbara para agradecer los servicios
prestados por el ejército español en Irak y en Afganistán.
La
enseñanza no es una excepción
José Manuel Barreal San Martín
La
crisis
económica y social en la que estamos ubicados lo justifica todo. Es un
momento crucial en el que los derechos adquiridos por la ciudadanía
están en entredicho y de la noche a la mañana, sin preaviso ni
negociación, se esfuman como azucarillo en agua. Y esta devaluación de
derechos se está instaurando, ahora, en el sistema de enseñanza en sus
diferentes modalidades.
En
nuestro
país, durante el proceso del buscado y nunca encontrado Pacto Educativo,
el ministro Gabilondo sostuvo que mantendría, aún sin firma, los 1.500
millones de euros (en este momento no se sabe qué fue de ellos)
adicionales para las “medidas de mejora” que consideraba imprescindibles
para situar nuestra enseñanza en los niveles que le corresponde en
Europa. Parece, a la luz de lo que está ocurriendo, que los centros
escolares se conformarían, aunque no hubiera esas mejoras prometidas,
con mantener al menos las condiciones de años anteriores. Sin embargo,
parece que el camino es otro.
Así,
para
que no hubiese duda de que esas “mejoras” eran pura entelequia se empezó
por un ataque en toda regla a los funcionarios públicos (entre ellos al
profesorado) acompañado con las restricciones del gasto público haciendo
caso omiso de todo compromiso, acuerdo o convenio.
En
los
datos publicados con el inicio del curso escolar se resaltaba que hay
140.000 alumnos más en la enseñanza pública, paradójicamente producto de
trasvases de la privada no subvencionada, y 6.400 profesores menos, sin
que en ese momento se tuviese el cómputo de todas las comunidades, si
añadimos la supresión en muchas autonomías de itinerarios de transporte
escolar, becas de comedor o de estudios para el alumnado, así como
licencias por estudio remuneradas para los profesores y profesoras, etc.
La alegría no es precisamente la protagonista en la enseñanza de este
país. Unos años atrás, cualquiera de esas agresiones hubiera sido motivo
suficiente para que el profesorado lanzase sus protestas a la calle. Sin
embargo, el clima de desmoralización, de aceptación resignada de los
efectos “inevitables” de la crisis, es lo que domina en gran parte del
colectivo de enseñantes.
Se
podría
volver, por enésima vez, al discurso crítico sobre los gastos
millonarios en “guerras humanitarias”, los 10.000 millones a la Iglesia
católica, los apoyos a fondo perdido a empresarios tramposos y sectores
especulativos, la permisividad con el fraude fiscal, las subvenciones a
la enseñanza privada, etc. Sin embargo, centraré el tema en las
contradicciones entre los hechos y el discurso oficial sobre la
educación, campo que el actual gobierno maltrata, el PP señala como
bocado apetecible para privatizar y ambos dicen que es la clave para
salir de la crisis.
Así,
a
propósito del “Pacto social y político por la Educación”, tema que ocupó
durante el curso pasado la atención de los implicados, se enfatizaba,
tanto desde el ministerio correspondiente como desde los medios de
comunicación, la perentoria necesidad de elevar el nivel formativo de la
población como recurso para competir en la “sociedad de la información y
del conocimiento” y ponernos al nivel que nos corresponde en Europa.
Se
esperaba,
aunque con escepticismo, que lo dicho se operativizase con una política
educativa acorde con las expectativas, pero ¡ay!, como era previsible el
discurso dio un giro hacia motivos puramente económicos, utilitaristas
y competitivos. Mostrando una vez más que el cambio en las prioridades
pasa por calmar a los mercados, sostener el sistema financiero, mantener
los compromisos militares y seguir subvencionando a la Iglesia católica;
de este modo los intereses privados se anteponen por delante de la
educación y la formación, que otra vez son sacrificadas ante el altar de
“la crisis”. Ahorrar en el gasto público es la única y verdadera
prioridad impuesta por los “mercados” que siguen teniendo como arma
estratégica la especulación pura y simple y el canibalismo de todo lo
que huela a público, en este caso la enseñanza, pero también la sanidad.
Insistir
en la vacuidad del discurso oficial empeñado en subordinar la enseñanza
a los imperativos del “desarrollo económico” y al mercado laboral es
tarea imprescindible. Un discurso acompañado con las protestas de “boca
pequeña” de la izquierda política, que no así de los sindicatos de
enseñanza. La defensa incondicional del derecho a la educación, por
encima de las “necesidades del mercado”, nos permitirá preservar el
marco de la escuela, con sus objetivos y exigencias, contra los vientos
y tempestades desencadenados por los que tienen como interés aumentar
sus inmensos beneficios personales a costa de la destrucción de
conquistas sociales históricas.
Cajón
Desastre
El Lobo
Feroz
Pequeño apunte
La
constitución española y el sistema político están necesitados de
reforma. El sistema del bipartidismo imperfecto no funciona. Conviene
recordar las circunstancias en que se hizo esa constitución: una
situación internacional de guerra fría que ya no existe; amenazas de un
"partido militar" que pretendía implantar un franquismo sin Franco;
constitución hecha por un parlamento surgido de unas elecciones que no
se presentaron como constituyentes ante el pueblo; y elecciones con
pocas semanas de libertad política antes de que se celebraran, tras casi
cuarenta años de dictadura, y con la gente todavía con el miedo en el
cuerpo. Con algunos de los partidos más importantes de entonces que no
existen ya.
Aprobada
popularmente, claro es, porque devolvía las libertades fundamentales.
Hay
varias generaciones de ciudadanos que nunca han podido opinar
políticamente acerca de la Constitución que cada día se les recuerda
—¿se les refriega?— oficialmente. Y que ni siquiera pueden influir en
una reforma constitucional, que sería lo propio de un sistema político
democrático.
Preguntémonos
para qué sirven, en concreto, nuestra libertades políticas: hasta dónde
llegan. Siendo fundamentales para todos, sin embargo se ejercitan en un
sistema mudo para lo que podemos esperar.
Los patriotas
En el
momento en que los especuladores se lanzan, país por país, para
asegurarse ganancias haciendo caer las bolsas, y logrando cantidades
ingentes de dinero con la deuda pública de los estados en la crisis,
esto es, cuando las políticas neoliberales han puesto en manos de los
especuladores que agigantaron esa misma crisis cantidades enormes de
dinero público, en ese momento, justamente, llegan los patriotas
del PP para decir que las cuentas públicas españolas no son claras, que
la economía española está desgobernada y que hay que recortar más los
derechos sociales de los trabajadores españoles. Los patriotas
aliados a los especuladores.
No
debería
sorprendernos demasiado: hay numerosísimos patriotas electos
procesados por llenarse los bolsillos de dinero público: en Madrid,
Baleares, Castellón, Valencia, Alicante, Castilla-León... Todos
recibiendo votos de los que están encantados de vivir en dinero negro.
El comodín
Al
Qaeda,
al parecer, se ha convertido en una gigantesca organización terrorista
mundial. Los del Polisario, según Marruecos, obtienen algo de Al Qaeda.
Los secuestradores subsaharianos de civiles occidentales son, según se
dice, de Al Qaeda. En Pakistán los aviones norteamericanos machacan
viviendas donde se supone que hay gente de Al Qaeda. Al Qaeda estaría
detrás de los palestinos, y en Iraq (donde no había nada de eso antes de
la guerra), y de los atentados en estados de Oceanía, en el cuerno de
África, en los propios Estados Unidos. El gobierno español se pliega a
Marruecos porque sus delicados gobernantes nos protegen de Al Qaeda.
Con la
mirada para otra parte de Obama, el ex-presidente Bush se congratula de
haber ordenado torturas, y los miembros de su gobierno también, "para
salvar vidas humanas" —en riesgo de atentado según estos virtuosos
especialistas en decir la verdad—. Todos estamos vigilados —nuestros
pasos, nuestras compras, nuestro correo electrónico, nuestros
telefonillos— para nuestra seguridad. La Otan se apresta a ejercer su
radio de acción militar prácticamente a todo el orbe precisamente para
combatir el terrorismo de Al Qaeda.
Seguro
que hay terroristas enloquecidos que se reclaman de unas siglas, Al
Qaeda, que se han prestigiado entre mucha gente del mundo desdichado por
contraponerse a las acciones de los ejércitos de los ricos.
Pero
el Lobo es por esencia desconfiado y no se lo cree todo. Al Qaeda parece
más bien el comodín que necesitaban Estados Unidos y la Otan para
controlar poblaciones, desplegar ejércitos, instalar bases militares y
asegurarse el futuro suministro de petróleo.
Para
el Lobo, para luchar contra el terrorismo basta con la policía. Y si no,
que lo demuestren, no que lo prediquen.
Wikileaks, 1
Al
Fiscal
General del Estado, Conde Pumpido, y al anterior, el de Aznar, se les
debería caer la cara de vergüenza. Haciendo de palanganeros de los
norteamericanos para que no se establezcan las responsabilidades penales
por el asesinato del periodista Couso en Iraq. Ya sabéis: se toma a un
funcionario, se le nombra cargo político, y ya está dispuesto a todo.
En las
Facultades de Derecho deberían enseñar empleando el llamado método del
caso. Y explicar caso por caso. Éste de Couso, por ejemplo, es de
manual.
Wikileaks
va a dar juego sobre la verdadera cara de las administraciones
norteamericanas, del amigo americano. El Lobo empieza a dudar hasta de
Franklin Delano Roosevelt.
Elecciones catalanas
A
buenas
horas se le ocurrió a Maragall que quería un nuevo Estatut.
—Noviembre 2010
Noam
Chomsky en la Televisión iraní: “La invasión de Afganistán fue ilegal,
ya que nunca ha habido pruebas de que los autores del 11-s planificaran
los atentados en ese país”
J.L. Gordillo
El
eminente
intelectual estadounidense Noam Chomsky ha declarado recientemente que
la invasión de Afganistán por EE.UU. fue ilegal debido a que nunca ha
habido pruebas de que el 11-S se planificara en ese país de Asia
Central. Chomsky hizo estas declaraciones a la Televisión iraní Press TV
(www.presstv.ir), en concreto al programa “A Simple Question” (Una
simple pregunta) del 3 de noviembre de 2010. Dichas declaraciones
suponen un giro radical respecto a lo dicho sobre el 11-S por Chomsky, y
autorizan a añadir su nombre a la larga lista de personas que no se
creen la versión oficial de los famosos atentados.
Entre
otras cosas, el veterano activista dijo: "El motivo explícito y
declarado de la guerra de Afganistán fue obligar a los talibanes a
entregar a los Estados Unidos a las personas acusadas de haber
perpetrado los ataques al World Trade Center y el Pentágono (…), los
Talibanes de entonces pidieron pruebas de esas acusaciones… y la
Administración Bush se negó a proporcionárselas”. Para añadir: "Más
tarde descubrimos la razón por la que no aportaron pruebas: no tenían
ninguna." La inexistencia de dichas pruebas fue confirmada por el FBI
ocho meses más tarde. Chomsky recuerda: "El director del FBI, después de
la investigación internacional más intensa de la historia moderna,
informó a la prensa que el FBI creía que la trama podía haber nacido en
Afganistán, pero que se llevó a cabo probablemente en los Emiratos
Árabes Unidos y Alemania."
Chomsky
ha dicho también, “Tres semanas después de ganar la guerra los oficiales
de EE.UU. y Gran Bretaña dijeron que continuarían con los bombardeos
hasta que el pueblo de Afganistán derrocara a los talibanes (...) lo
cual, más tarde, se convirtió en la justificación oficial de la guerra
hasta hoy." "Todo esto fue totalmente ilegal. Es más, criminal",
concluye Chomsky.
Ver
entrevista
en:
http://www.zerofilm.info/Contenuti/Articolo.aspx?IDContenuto=451
y también en Youtube con el título:
“Chomsky: No
evidence that Al-Qaeda Carried Out the 9/11 Attacks”.
Informaciones
Comunicado
Durante
el curso 2008-2009 y con el objetivo de disponer de una aula de
estudios, los estudiantes de la Facultad de Económicas de la Universidad
de Barcelona, organizados en asamblea, llevaron a cabo un proceso de
reivindicaciones. Una de las facultades más grandes de Cataluña no
contaba todavía con un espacio de funcionamiento y de uso para todos los
y las estudiantes. Debido a la presión estudiantil, finalmente el
objetivo se logró y el aula de estudio entró en funcionamiento. Sin
embargo, con el consentimiento del Decanato de la Facultad, este espacio
ha sido reemplazado por una capilla. Es decir, las razones privadas se
han impuesto a las razones públicas. Ahora, este espacio tiene un
carácter privativo y excluyente, que abre tan sólo una hora a la semana
y que genera un trato privilegiado a una confesión religiosa. La
realidad es que desde los años ochenta la UB mantiene un convenio con el
Arzobispado de Barcelona por el que la UB está obligada a ceder terrenos
y espacios a la Iglesia. En este contexto se reproduce el siguiente
Comunicado:
Comunicado del AEP-Asociación de
Estudiantes Progresistas ante las luchas por una UB verdaderamente LAICA
Ante
los ataques por parte de un reducido sector de la derecha católica más
reaccionaria de la sociedad catalana a las luchas que se están llevando
a cabo en defensa de una UB verdaderamente pública y laica, la AEP-Asociación
de Estudiantes Progresistas, denuncia la manipulación mediática hacia la
organización y lucha de los y las estudiantes de la Universitat de
Barcelona en la defensa de los espacios públicos. Las informaciones
emitidas desde la prensa conservadora y otros medios de comunicación de
carácter últracatólico son falsas; éstas no es corresponden a la
realidad: se trata de una tergiversación de los hechos con clara
intención de desprestigiar a los sectores progresistas de la
universidad. Una vez más, estamos ante una muestra del carácter poco
democrático de un sector que cree que la organización de una sociedad se
tiene que regir por principios morales privados y no bajo principios
resultantes de espacios de deliberación pública.
Estos
ataques, pues, no son propios de una sociedad democráticamente
organizada. En un Estado social y de derecho la libertad de expresión es
un derecho inalienable de las personas. Los y las estudiantes
manifestamos nuestra opinión, y es tarea nuestra mostrar el rechazo a
aquellos aspectos que socavan el carácter público de la universidad. La
organización estudiantil no apela a un ataque a ninguna religión
concreta, sino que se trata de una estricta defensa de la universidad
pública.
El
AEP ha trabajado, trabaja y trabajará siempre junto a las asambleas de
facultad. Son éstas el espacio legítimo de vertebración del movimiento
estudiantil, actor indispensable en la construcción de una universidad
verdaderamente pública. El AEP defiende la independencia del Estado y
sus instituciones respeto cualquier organización o confesión religiosa.
¡Por una UB verdaderamente laica, todos y todas a las asambleas!
—Miércoles, 1 de diciembre del 2010
El gran casino europeo
http://www.vimeo.com/15248048
Spot
producido por
Enlazando Alternativas sobre las políticas aplicadas por la Unión
Europea, como parte de la campaña “Contra la Europa del capital, la
guerra y sus crisis; por la solidaridad entre los pueblos”. Más
contenidos en
attac.tv
La
biblioteca de Babel
Antonio Madrid Pérez
La política
y la justicia del sufrimiento
Trotta, Madrid, 2010, 191 págs.
En
este recomendable libro Antonio Madrid hace una reflexión acerca del
sufrimiento profunda y contextualizada (en relación al entorno
sociocultural), muy atenta a la no siempre clara influencia que lo
político y lo jurídico (a pesar de su sólita desatención hacia los que
sufren) tienen en la creación y perpetuación de un fenómeno que se
muestra desigualmente repartido.
Es
en
torno a dicha desigualdad, característica de la sociedad global, que se
articula la particular visión del autor. Madrid analiza cómo las
estructuras jurídico-políticas
—aunque
no sólo éstas—
pueden imponer límites al sufrimiento, de igual modo que pueden suponer
la creación y normalización del mismo. Que la tendencia sea más a
esto último invita a una necesaria reflexión acerca de lo que, en
definitiva, hacemos con aquello que como seres humanos permite vernos
como iguales: el dolor.
[Joan Ramos]
Vicenç Navarro, Juan
Torres, Alberto Garzón
¿Están en
peligro las pensiones públicas?
ATTAC, 2010
La
“Mesa
de economía, ecología y trabajo de Socialisme 21 de Catalunya” informa
de la aparición de este libro (“pedagógico y de fácil lectura, da los
argumentos principales para desmontar la ofensiva del gobierno y del
capital para la ‘contrarreforma’ de las pensiones.”), consultable
íntegramente en:
http://www.scribd.com/full/27739006?access_key=key-jydhk73u2fcds25mnm6
Jesús Mosterín
Los
cristianos
Alianza Editorial, Madrid, 2010, 554 págs.
El
cristianismo ha tenido y tiene una amplia influencia en la historia del
pensamiento. Mosterín dedica este texto a hacer una exposición y, en
ocasiones, una interpretación sobre cuáles han sido los elementos
centrales de esta tradición. Su lectura es muy interesante y ayuda a
resituar la construcción oficialista realizada dogmáticamente por la
jerarquía católica. Trabaja especialmente la etapa que va de los
primeros siglos del cristianismo hasta la contrarreforma católica. Los
siglos restantes quedan tratados en 16 páginas. A quien le interese la
época más contemporánea puede consultar: Rosino Gibellini, La
teología del siglo XX, Sal Terrae, Santander, 1998.
[A.M.]
Lucio Magri
El sastre de Ulm.
El comunismo del siglo XX. Hechos y reflexiones
El Viejo Topo, Barcelona, 2010.
Este importante libro ha sido presentado por su autor en Madrid y
Barcelona. Mejor que una reseña, ofrecemos el guión de las palabras de
Lucio Magri a los asistentes a esos actos en noviembre de 2010:
Por
lo general, no me gustan las presentaciones de libros, ni siquiera
cuando se trata de los míos. Los que presentan el libro se ven obligados
a ser benévolos, la mayoría del público no lo ha leído aún y a veces
está allí únicamente para hacerse una idea del contenido y así evitar su
lectura. Casi nunca nace una verdadera discusión a partir de la
presentación de un libro. Además tenía muchas dudas de venir a hablar en
italiano a ustedes que ya tienen disponible mi libro traducido en
castellano.
Entonces, ¿por qué estoy aquí esta noche, sin que nadie me haya
obligado a venir?
Por
muchos motivos.
En primer lugar, he venido aquí para demostrar que, pese a que en este
libro hay pocas referencias directas a España, en realidad puede ser
útil para los lectores españoles, porque aporta elementos a la reflexión
sobre su propia historia nacional, muy a menudo, y no casualmente,
arrinconada o amputada por la narración de la historia internacional.
Empiezo
con una pregunta aparentemente obvia y descontada.
¿Por
qué ganó Franco, a pesar que el apoyo al gobierno democrático y legítimo
que el mismo Franco afrontó proviniera de una fuerza mayoritaria en el
país? ¿Por qué ganó Franco, a pesar de la resistencia heroica que lo
enfrentó y de la amplia simpatía que el gobierno legítimo y democrático
suscitaba en la opinión pública mundial?
La
respuesta que Santiago Carrillo da a esta pregunta en su autobiografía
es lapidaria: “Franco ganó gracias a la intervención y ayuda que recibió
del fascismo italiano” (un ejército organizado y muy bien armado de
60.000 hombres que llegaba de Italia, además de la poderosa cobertura
aérea alemana). La respuesta es convincente y, quizás, bastaría por sí
sola a explicar la derrota.
Pero
plantea una interrogante que ha quedado en la sombra.
La
guerra civil española se desarrolló y concluyó entre 1936 y 1939. Cuando
empezó, Hitler estaba en el poder desde hacía tres años. Había
proclamado sus intenciones agresivas y había comenzado a realizarlas.
Militarización de Renania. Anexión de Austria. Invasión de los Sudetes y
luego de Checoslovaquia. Y no era todo, ya que las amenazas se dirigían
también a las democracias occidentales; un poco más tarde, las cosas
caminarían aún peor: Polonia, Dinamarca y luego Bélgica, hasta llegar a
la claudicación de Francia. Inglaterra soportó los bombardeos y se salvó
porque el mar la protegió. En fin, todo desembocó en una guerra mundial
que costó decenas de millones de muertos. Y no solamente. Mi libro
documenta que Hitler podría haber sido parado a tiempo. Las altas
jerarquías del ejército que lo habían llevado al poder previeron la
derrota e hicieron saber a Londres que estaban listas para destituirlo.
¿Cómo
es posible que, en ese momento crucial, Francia e Inglaterra no sólo se
quedaran inertes, sino que incluso se convirtieran en cómplices de la
intervención de Italia y Alemania en la guerra civil española al
bloquear las fronteras a través de las cuales la República podía recibir
la ayuda que necesitaba? La explicación que este libro intenta dar es
que Chamberlaine y detrás de él Daladier siguieron una estrategia
precisa: desviar la agresividad nazi hacia el este, es decir, hacia la
Unión Soviética. En cambio, sucedió todo lo contrario. Francia sucumbió
en pocas semanas, Hitler efectivamente invadió la Unión Soviética y fue
derrotado principalmente por ésta.
No
ahondaré
en otra causa de la derrota porque mi libro la trata indirectamente y no
de manera adecuada: me refiero a las constantes divergencias que
caracterizaban el frente democrático a nivel político e incluso militar.
En sus orígenes el frente antifascista tuvo objetivos divergentes y un
grupo dirigente bastante heterogéneo. Actuaba más como una coalición que
como un frente.
Y
ahora
planteo otra pregunta, más difícil que la primera, ante la cual mi
trabajo puede resultar más útil y menos obvio.
¿Por
qué el fascismo español
—y
sólo el fascismo español—
logró sobrevivir tranquilamente durante más de treinta años, después de
la plena victoria de la alianza antifacista mundial, sin cambiar ni a su
líder, ni sus instituciones autoritarias ni, sobre todo, renunciar jamás
a una feroz represión? Y, al final, ¿cómo pudo incluso determinar
quiénes serían sus sucesores?
Mi
explicación, documentada, es la siguiente: pocos meses después del final
de la guerra mundial y de la repentina muerte de Roosevelt, la política
de los Estados Unidos cambió de forma radical, cambio que fue imitado no
solamente por los ingleses, sino también por aquellos que prácticamente
la víspera habían sido sus enemigos: alemanes, japoneses e italianos. En
otras palabras, empezó la “guerra fría”. Esta constatación ha sido
siempre eludida, es más, negada. Pero la sucesión de los acontecimientos
es clarísima. En primer lugar, dos bombas atómicas, que no eran
necesarias, doblegaron a los japoneses que ya estaban postrados; esas
bombas, en realidad, tuvieron como fin demostrar la superioridad
militar apabullante de los Estados Unidos frente a una Unión Soviética
destrozada por la guerra. Luego, el discurso en Fulton de Churchill
—convenido
previamente con Truman—
en el que ya se indicaba el nuevo adversario por liquidar y, además, la
expulsión de la izquierda de los gobiernos europeos. Después, el Pacto
Atlántico y la creación de la República Federal Alemana. Y, además, la
instalación de bases militares americanas en todos los continentes. Todo
ello alimentado y justificado por una propaganda verdaderamente
histérica. Evidentemente, en este contexto la desestabilización de la
España franquista no podía ni siquiera considerarse.
Y
ésta
fue sólo una primera etapa, la etapa que terminó sin que estallara una
tercera guerra mundial, al menos hasta el momento del equilibrio
atómico.
Más tarde, una segunda etapa permitió que el franquismo siguiera
viviendo gracias al apoyo externo. Y esto sucedió en el terreno
económico: España se aferró al último vagón del tren del desarrollo del
mercado europeo y se modernizó, sin que nadie le exigiera que cambiara
su régimen político. No recuerdo que le hayan otorgado el Nobel de la
Paz a Grimau antes de lo que lo hicieran pedazos, ni tampoco recuerdo
que el régimen franquista haya sido amenazado con la imposición de un
embargo económico para que modificase la Constitución.
En
mi libro se tratan otras cuestiones que podrían interesar a un español,
por ejemplo la evolución de la iglesia católica con respecto a la
política. Pero yo prefiero detenerme aquí para que no os aburráis.
Sin
embargo, debo pedir ayuda para resolver una cuestión que no he logrado
resolver. Porque esta tarde he venido aquí no sólo para subrayar algunas
cosas que vosotros ya sabéis y que, de todas maneras, podéis fácil y
cómodamente encontrar en el momento en que leáis mi libro.
He
venido, sobre todo, para plantearos un problema que considero muy
importante, no sólo para vosotros sino para todos. El problema es el
siguiente:
Es
indiscutible que, cuando empezó la guerra civil, los comunistas
españoles eran una exigua minoría. Pero es igualmente indiscutible que
en los años de la guerra los comunistas se multiplicaron, tanto entre la
población como en las instituciones. Esto podría deberse a varios
motivos: la ayuda material de la Unión Soviética, la oleada de
voluntarios que llegaban de otros países, el papel político que
desempeñó Palmiro Togliatti y las cualidades organizativas de Luigi
Longo.
También
es indiscutible que el Partido Comunista Español, con la energía que le
aportaba la juventud socialista, fue el único que, durante décadas y en
la clandestinidad, se opuso al régimen franquista. Unas veces cometió
errores (como el de un amago de lucha armada), otras obtuvo grandes
éxitos (huelgas generales, creación de una sólida red sindical). Pero
sus militantes demostraron en todo momento un extraordinario coraje
individual, que muchas veces pagaron con sus vidas.
Franco
murió en 1975 y debemos otorgar gran atención a ese año. En ese momento
el régimen estaba dividido en conservadores moderados, influidos por el
Opus Dei y partidarios de una suerte de democracia controlada, y
fascistas ortodoxos. Casi simultáneamente se derrumbaban los regímenes
semifascistas de Portugal (debido a la insurgencia de los oficiales del
ejército orientados hacia la izquierda) y de Grecia. Los principales
partidos comunistas europeos intentaban liberarse de la obediencia
debida a Breznev. En Francia, el acuerdo entre el PCF y el refundado
Partido Socialista estaba por llevar a Miterrand a la presidencia. En
Italia, se había registrado hacía poco una clamorosa afirmación
electoral del PCI. Todo el Occidente capitalista se veía sometido a una
grave crisis económica.
De igual modo, en el seno de la socialdemocracia europea se desarrollaba
una intensa discusión.
De
este
conjunto de hechos nace una cuestión sobre la cual he leído y discutido
mucho con muchos compañeros, pero sin lograr encontrar una respuesta
adecuada:
¿Cómo se explica que el Partido Comunista Español, con el patrimonio
histórico del que disponía, en un momento histórico en el que aún la
suerte no estaba echada (era 1975 y no 1989), en las primeras elecciones
libres tras la muerte de Franco, haya obtenido sólo un miserable 10% de
los votos (porcentaje que nunca llegó a superar), por no hablar de las
numerosas crisis que sufrió? ¿Cómo se explica que en España, durante
décadas, se hayan alternado en el poder exfacistas remozados o
socialdemócratas que poco tenían de socialistas?
No
es
un problema que atañe sólo a los comunistas, o sólo a los españoles.
Atañe a toda la izquierda europea que se ha puesto de rodillas ante la
hegemonía de los Reagan, las Thatcher, los Blair, por no hablar del
horrendo Berlusconi; atañe a esa izquierda que hoy, a pesar de la crisis
económica y de civilización que doblega el planeta, sigue perdiendo
fuerza e identidad cultural.
Desde
luego no es mi intención ni mucho menos achacaros la responsabilidad de
esta decadencia. Al contrario, reconozco que en los últimos años España
ha recuperado algunos rasgos de izquierda gracias a Rodríguez Zapatero,
que ahora cruje fuertemente ante la crisis económica. Quisiera solamente
entender por qué la ocasión de realizar un verdadero cambio fue sofocada
por la voluntad de censurar el pasado y convertir en mito la modernidad
que homologa a todos. En otras palabras, ¿por qué la movida ha sido más
llamativa que el desempleo?
No
pido
ahora una respuesta, solamente espero que mi libro contribuya a
estimular la reflexión.
Tal vez un esbozo de respuesta lo encontremos en las palabras del
mismísimo Franco cuando, sacando sus propias conclusiones, dijo: “He
construido una clase media fuerte”.
IV Muestra
de Cine Árabe
Josep Torrell
La consolidación
Del
16 al 19 de diciembre se celebrará la IV Muestra de Cine Árabe y del
Mediterráneo, organizada por SODEPAU y la Asociación CineBaix de Sant
Feliu de Llobregat, que es el primer cine autogestionado de España.
El
éxito
de un festival tiene que ver con las películas que propone y con el
público que atrae. Las personalidades invitadas dependen de las
películas; y la cobertura mediática suele depender un poco de todo: de
los famosos y de la fortuna.
Este
año las películas son impecables: nueve películas inéditas y la
recuperación de una que pasó por las carteleras con la fugacidad que
caracteriza las producciones árabes. Este año proponen Cuscús (La
graine et le mulet, 2007) de Abdelatif Kachiche, historia coral de una
familia de inmigrantes que luchan contra el destino, ataviado con los
trajes de unos cuantos consejeros municipales. Fue el primer papel de la
actriz Hafsia Herzi, que inmediatamente obtuvo el premio del Festival de
Venecia a la mejor actriz debutante (además del César francés a la mejor
actriz). La Muestra exhibe también el último éxito cosechado por Hafsia
Herzi, la coproducción franco-marroquí
Française (2008), de la joven
realizadora Souad El Bouahti. Película que mezcla la aridez del retorno
de los inmigrantes al país natal con el punto de vista de los hijos,
fuertemente emparentado con el derecho de las mujeres. Souad El Bouahti
juega con el título de su película (Francesa) en un final
insólito (y reivindicativo).
También
emparentada con el movimiento de mujeres, pero de una forma callada, es
Granadas y Mirra
(2009) de Natjwa Najjar, una producción libanesa que narra la historia
de una mujer casada (aunque sola), porque su compañero está condenado a
prisión. Como un velo, que deja simplemente entrever, la película
suscita serios interrogantes sobre la situación que retrata.
De
tema
palestino es la película que cierra el ábanico del panorama de cine
árabe: El tiempo que queda (2009) de
Elia Suleiman, una sátira mordaz y ácida sobre judíos (y, de paso,
palestinos). Elia Suleiman hace un repaso histórico de la opresión de
los palestinos en cuatro etapas, desde 1948 hasta el presente. Lo
novedoso es la mezcla de un sonsonete burlón y una resolución formal,
que deja al espectador asentar tranquilamente su mirada en el encuadre.
Y, cuando menos lo esperas, el estallido desusado de las carcajadas y
del cachondeo, un movimiento liberador que es, al mismo tiempo,
pensamiento crítico frente a Israel.
País invitado: Argelia
Argelia
es el país invitado, como el año pasado fue Siria, con realizadores como
Omar Amiralay. Este año hay directores con amplia solera —en festivales
internaciones, no por estos pagos— como
Merzak Allouache, y directores cuyo nombre resuena en los mismos foros,
como
Rabah Ameur-Zaïmeche
(cuya película El último maquis cautiva por su forma plástica y
su inequívoco mensaje).
Rabah Ameur-Zaïmeche
hace un cuento para adultos. La película empero entra en la conciencia
del espectador por el color (todas las gamas del rojo, estallando en la
pantalla) y por el movimiento de cámara y por el tiempo lento, que
muestran la sabiduría y el buen hacer de Ameur-Zaïmeche. Cuento de
empresa y trasfondo claramente argelino, que marca su alegoría
claramente política. El sentido social se percibe en el color que
impregna la película y sugiere lo que las imágenes parcamente dicen.
Por
el
contrario,
Merzak Allouache opta por un estilo aparentemente despojado en Los
quemados o Los jóvenes quemados (Harragás,
2009). Su película habla de los dos fenómenos sociales más cruentos del
Argelia: la oleada de suicidios entre jóvenes sin salida (fenómeno
totalmente acallado por las autoridades) y el intento desesperado de
ganar las costas europeas mediante pateras (que suelen terminar el
detenciones o accidentes mortales). Es la primera película argelina que
se aventura a tratar ambos temas. Hay imágenes que quedan para la
historia: por ejemplo, éstas.
Los
documentales
que presenta la Muestra también buscan en el pasado para mejor
comprender el presente y el futuro. Carta a mi hermana (2006) de
Habiba Djahnine (que es la hermana de Nabila Djahnine, joven dirigente
del movimiento feminista, asesinada el 15 de febrero de 1995). El brutal
asesinato de una de sus dirigentes fue un mazazo para el movimiento de
mujeres, difundiéndose una ola de miedo que hizo que desapareciera lo
poco que había de dicho movimiento.
También
es muy interesante Frantz Fanon, memoria de asilo (2002) de
Abdenour Zahzah. Fanon (1925-1962) fue bastante celebre durante los años
sesenta, como teórico de la descolonización de los pueblos oprimidos.
Fanon era psiquiatra, pero nadie se ocupó mucho de ello, hasta que llegó
este documental de Abdenour Zahzah y Bachir Ridouh. En los años
cincuenta del pasado siglo la nueva psiquiatría no existía siquiera:
afloraría diez años más tarde. En Francia había un médico catalán
(perseguido por Franco), Francesc
Tosquelles (1915-1994), que era pionero en estas prácticas, y que tuvo a
Frantz Fanon como asistente y discípulo. Cuando fue nombrado en 1951 uno
de los jefes del hospital psiquiátrico de Blida en Argelia, puso en
práctica lo que había aprendido. Entre 1953 y 1956 —año en que va a
Túnez, como embajador itinerante de la revolución argelina— dirigirá el
hospital con medios absolutamente insólitos para aquel tiempo.
¿Y el público?
El
público
está bien: en su casa, imperturbable.
Bromas
aparte, la programación de la IV Muestra de Cine Árabe y del
Mediterráneo se caracteriza por su excelencia y acierto, en el sentido
de atraer público deseoso de ver un cine que las distribuidoras
comerciales no suelen traer: documentales atípicos en su manera de
indagar la realidad y sacar a la luz una parte del pasado que nos afecta
a todos;
ficciones que pretenden decir algo, sin perder de vista a su espectador
potencial; obras que dicen sin perder su capacidad de interesar y
conmover; u obras que
son inequívocamente películas “de
autor”, que indagan la forma cinematográfica para tratar de ofrecer
nuevas maneras de expresarse con una cámara.
Ahora
bien, si bien hay que mencionar la excelencia al escoger las películas,
también hay que tener en cuenta las dificultades objetivas. La Muestra
se celebra en el único cine autogestionado del país, pero éste no se
halla en Barcelona sino a doce kilómetros más allá. Habrá que
“concienciar el inconsciente” —con palabras de Frantz Fanon— y sugerir
a los espectadores que ir a Sant Feliu de Llobregat es una excelente
oportunidad de ver buen cine (que normalmente no pasa por canales
habituales). Sólo así será posible el aumento de público que va a marcar
la consolidación de la IV Muestra de Cine Árabe y del Mediterráneo.
http://www.cinebaix.com/mostra/
Señora
de, un film documental de Patricia Ferreira
Patricia
Ferreira es una de las mejores directoras de cine españolas, y
seguramente la dotada de mejor punto de vista. Algunas de sus películas
—Sé quién eres, Para que no me olvides— permanecerán siempre en
nuestra memoria cinematográfica.
Ahora,
en 2010, presenta un documental, Señora de, que no tiene
desperdicio. Gracias a él se penetra a fondo en lo que fue la vida de
las mujeres del pueblo llano en la sociedad del franquismo. Ha impactado
en profundidad en la consciencia personal de quien escribe estas líneas,
que recomienda incondicionalmente ver esta película como sea, en el cine
o en el eventual formato digital.
Sin
embargo
también hay que subrayar las dificultades de difusión de una obra de
esta naturaleza. En Barcelona se ha estrenado en el especialísimo
horario de las 12.15 h. del mediodía. Y, por si esto fuera poco, el
pasado 15 de noviembre un tal J. O. publicó en El País una
crítica titulada simplemente "Otro documental" (puede leerse en internet)
que muestra fundamentalmente dos cosas: la incapacidad del crítico para
una tarea que vaya más allá de la propaganda consumista y su decidida
voluntad de cargarse una obra de arte. Según J.O. al documental "le
pierde la pereza narrativa"; tiene "poco que aportar
cinematográficamente hablando"; "acude sin remedio al maniqueísmo" y es
"otro documental que pasará por los cines sin pena ni gloria".
Por
mi
parte sólo puedo decir que las obras de Patricia Ferreira, y en
particular este documental de ahora, tienen la cualidad esencial de
cualquier obra de arte verdadera: la capacidad para suscitar una emoción
auténtica, no sentimental sino estética y moral, en quien las contempla.
Cosa que falta, como es natural, en las obras de entretenimiento que los
críticos de El País suelen publicitar con engañosos halagos. Esos
críticos se desacreditan al llevar a espectadores inteligentes a perder
el tiempo en cines con obras de poca monta.
No es
el
caso de Señora de. Que es hasta ahora una de las más importantes
contribuciones cinematográficas a nuestra memoria, a nuestra historia.
No de la gente "de palacio", sino de la gente corrient
[J.-R. Capella]
Páginas amigas
Centre de Treball
i Documentació (CTD)
http://www.cetede.org
Nómadas. Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas
http://www.ucm.es/info/nomadas
El Viejo Topo
http://www.elviejotopo.com
La Insignia-
http://www.lainsignia.org
Sin permiso
http://www.sinpermiso.info/
Revista
mientras tanto
Número 114
mientras tanto
BCCBBHBCCBBBCBBBCBBBBCCB |
Otoño 2010A los 25 años de la
muerte de Manuel Sacristán
Presentación
Manuel Sacristán Luzón: Ponencia de las jornadas intelectuales
comunistas de Barcelona
Manuel Sacristán Luzón: Introducción a un curso sobre los nuevos
movimientos sociales
Juan-Ramón Capella: La obra de Manuel Sacristán Luzón:
sugerencias de lectura
Los crímenes del
franquismo y la justicia española
LOS JUECES Y EL APRENDIZAJE DE LA IMPUNIDAD, A PROPÓSITO DE
LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO
Ramón Saez
ILEGITIMIDAD FRANQUISTA
FRENTE A LEGALIDAD REPUBLICANA
Carlos Jiménez Villarejo
JUECES Y FISCALES ANTE
CRÍMENES DEL FRANQUISMO
Antonio Doñate Martín
RESEÑAS
Retrato del cerebro de Adam Zeman
Alfons Barceló
Sobre los escritos
filosóficos de Castoriadis
Xavier Pedrol
CUESTION DE PALABRAS
Tres consideraciones
de Luis García-Montero
CITA |
mientras tanto bitartean mientras tanto mentrestant
BCCBBHBCCBBBCBBBCBBBBCCB
|
Contactar con la
Revista mientras tanto
Web
Icaria editorial:
http://www.icariaeditorial.com/colecciones2.php?id=22
Sugerencias: Apartado
de correos 30059, Barcelona.
Suscripciones:
e-mail: comandes@icariaeditorial.com
, icaria@icariaeditorial.com.
Tel. (34) 301 17 23/26 (lunes a viernes de 9 a 17 h.). Fax (34) 93 317
82 42..
Consulta de números atrasados:
http://www.icariaeditorial.com/colecciones2.php?id=22
Contactar con mientrastanto.e
Edita:
la redacción de mientras tanto, Fundación G. Adinolfi
- M. Sacristán.
Coordina:
Antonio Giménez y Antonio Madrid.
Producción:
Francisca Calderón y Agustí Roig.
Suscribirse y
desuscribirse:
http://www.grups.pangea.org/mailman/listinfo/mientrastanto.e,
o bien suscripciones@mientrastanto.org
Números atrasados:
http://www.ucm.es/info/nomadas/mientrastanto/
La suscripción a
mientrastanto.e es gratuita.