EDITORIALES


Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas
Registro de Pasajes y Mapas en la Cultura y el Conocimiento

ISSN 1578-6730 · Depósito Legal: M-49272-2000

 1999-2011: DOCE AÑOS DE RESISTENCIA

Se supone que la línea editorial de una publicación cumple una función (auto)reguladora. Sin apartarnos de nuestra posición de partida, la crítica es algo similar a un estilo de vida. Y la vida se confunde, a menudo, con un relato que no termina de contarse,  que se retoma cada vez que un nuevo episodio obliga a re-prensar el cuento.

Desde nuestro anterior editorial muchas cosas han cambiado, que recomiendan re-estructurar esta plataforma. Hemos hecho un prolongado paréntesis que genera preguntas. Provocador para algunos. Sugerente para otros. El tiempo que lo soporta no es, sin embargo, otro que el de la confusión o la duda que, a menudo, genera inseguridad. Como cualquier paréntesis, el nuestro es intersticio de un texto intempestivo. Los textos, con voluntad de permanencia, son necesarios cuando es posible la atribución. Cuando hay con-textos que garantizan la correspondencia: para (pretender)ver con más claridad cómo suceden las cosas y qué cosas realmente (nos)suceden. Sin paréntesis (corto o largo, cuestión de percepción) no es posible fundar la lógica de la continuidad, bajo forma de progreso. Pero también bajo la condición de permanencia en lo mismo, que lo otro nombra/legitima al negarlo.

Nuestro silencio ha de entenderse antes como respeto. Jamás lo hemos guardado como acto de rebeldía. Frente a nuestros colaboradores o frente a las instituciones que representan. La rebeldía que el silencio solapa sólo tiene sentido a nivel de compromiso, praxis. Cuando se restringe el corpus de las palabras y se acota su función para que las cosas sólo soporten el sentido (justificación y uso) que ese corpus impone. Cuando el intelectual no puede hacer uso de una de sus principales señas de identidad: re-pensar el lenguaje para que las cosas, al ser nombradas de nuevo, circulen generando un consumo acorde con las necesidades y un disfrute justo y menos beligerante del medio. Generando, por tanto, un nuevo estado de cosas.

En estos últimos cinco años ha aumentado sensiblemente la demanda, generalmente cualificada, de investigadores adscritos a campos diversos y áreas plurales. De lo que nos sentimos honrados. La mirada de cada uno de esos investigadores, desde posiciones diferentes aunque complementarias, se ha ido adaptando al nuevo modelo de equilibrio inestable que los acontecimientos fuerzan. Asumir que es ahora, en consecuencia, tiempo de responsabilidad obliga al científico social a nombrar las cosas desde soportes teórico-discursivos renovados, violando, si es preciso, la lógica tradicionalmente inherente a la racionalidad académica.

Decir ahora conflicto es impensable sin localizar los focos o bolsas de resistencia. La localización es geográfica, es cierto, pero también cultural. El ritmo e intensidad de la demanda de derechos fundamentales no es idéntico en todos los escenarios, si bien determina el correspondiente ritmo e intensidad del escenario colindante. A diferentes niveles geográficos, igualmente cierto. Pero también a distintos niveles culturales.

Reivindicar lo propio es un objetivo genuinamente humano, más latente en determinadas épocas que explícito en otras. La resistencia se disfraza a menudo de sumisión cuando se tiene certeza de que los objetivos no van a alcanzarse a corto plazo. En este supuesto la sumisión es teatro, representación. Como su doble la tensión que genera cualquier representación es necesariamente in-tensa y ex-tensa a la vez. La sumisión recobra su nombre originario cuando la teoría está preñada de praxis, es decir, cuando existen condiciones objetivas reales para invertir el protagonismo político-económico. Si se ha sabido antes negociar otro tipo de racionalidad castrense. O se ha sabido reconvertir la violencia de Estado que las fuerzas del orden ejercen en nombre de y por mandato de ese mismo Estado. A eso llamamos, por ejemplo, primavera árabe que carga de sentido las perspectivas de cambio. Pero también de riesgo.

Razones, a nuestro entender, suficientes que nos ha obligado a duplicar la edición semestral por la que habíamos optado desde nuestros orígenes en 1999. Así, a partir de la entrega 17 (2008/1.1) venimos editando dos números por semestre. Lo que nos ha permitido una cierta interacción crítica a nivel temático y de posiciones teóricas. A nivel interdisciplinar y geográfico.

La correspondiente demanda, al mismo ritmo e igualmente rigurosa y cualificada, aconsejan rediseñar la estructura temática de los índices, suprimiendo el bloque Latinoamérica e iniciando una serie autónoma de sucesivos monográficos con el nombre de América Latina.

El status de excelencia del que disfruta nuestra Revista ha sido posible gracias al trabajo desinteresado de una red de evaluadores propios y externos. Pero, más allá de esta obligada formalidad, excelentes han sido a lo largo de estos doce años la gran mayoría de los trabajos que hemos publicado, porque excelentes son las firmas que los avalan.

Muchas gracias


Madrid, Abril del 2011
Román Reyes