EDITORIALES |
Nómadas. Revista Crítica
de Ciencias Sociales y Jurídicas
Registro de Pasajes y Mapas en la Cultura y el Conocimiento ISSN 1578-6730 · Depósito Legal: M-49272-2000 |
Se supone que la línea editorial de
una publicación cumple una función
(auto)reguladora. Sin apartarnos de nuestra posición de partida, la crítica
es algo similar a un estilo de vida.
Y la vida se confunde, a menudo, con un relato que no termina de contarse, que se retoma cada vez que un nuevo episodio
obliga a re-prensar el cuento.
Desde nuestro anterior editorial
muchas cosas han cambiado, que recomiendan re-estructurar esta plataforma.
Hemos hecho un prolongado paréntesis que genera preguntas. Provocador para
algunos. Sugerente para otros. El tiempo que lo soporta no es, sin embargo,
otro que el de la confusión o la duda que, a menudo, genera inseguridad. Como
cualquier paréntesis, el nuestro es intersticio de un texto intempestivo. Los
textos, con voluntad de permanencia, son necesarios cuando es posible la
atribución. Cuando hay con-textos que garantizan la correspondencia: para
(pretender)ver con más claridad cómo suceden las cosas y qué cosas realmente (nos)suceden. Sin paréntesis
(corto o largo, cuestión de percepción) no es posible fundar la lógica de la
continuidad, bajo forma de progreso. Pero también bajo la condición de
permanencia en lo mismo, que lo otro nombra/legitima al negarlo.
Nuestro silencio ha de entenderse
antes como respeto. Jamás lo hemos guardado como acto de rebeldía. Frente a
nuestros colaboradores o frente a las instituciones que representan. La
rebeldía que el silencio solapa sólo tiene sentido a nivel de compromiso,
praxis. Cuando se restringe el corpus de las palabras y se acota su función
para que las cosas sólo soporten el sentido (justificación y uso) que ese
corpus impone. Cuando el intelectual no puede hacer uso de una de sus
principales señas de identidad: re-pensar el lenguaje para que las cosas, al ser
nombradas de nuevo, circulen generando un consumo acorde con las necesidades y
un disfrute justo y menos beligerante del medio. Generando, por tanto, un nuevo
estado de cosas.
En estos últimos cinco años ha
aumentado sensiblemente la demanda, generalmente cualificada, de investigadores
adscritos a campos diversos y áreas plurales. De lo que nos sentimos honrados.
La mirada de cada uno de esos investigadores, desde posiciones diferentes
aunque complementarias, se ha ido adaptando al nuevo modelo de equilibrio
inestable que los acontecimientos fuerzan. Asumir que es ahora, en consecuencia,
tiempo de responsabilidad obliga al científico social a nombrar las cosas desde
soportes teórico-discursivos renovados, violando, si es preciso, la lógica
tradicionalmente inherente a la racionalidad académica.
Decir ahora conflicto es impensable
sin localizar los focos o bolsas de resistencia. La localización es geográfica,
es cierto, pero también cultural. El ritmo e intensidad de la demanda de
derechos fundamentales no es idéntico en todos los escenarios, si bien
determina el correspondiente ritmo e intensidad del escenario colindante. A diferentes
niveles geográficos, igualmente cierto. Pero también a distintos niveles
culturales.
Reivindicar lo propio es un objetivo
genuinamente humano, más latente en determinadas épocas que explícito en otras.
La resistencia se disfraza a menudo de sumisión cuando se tiene certeza de que
los objetivos no van a alcanzarse a corto plazo. En este supuesto la sumisión
es teatro, representación. Como su doble la tensión que genera cualquier
representación es necesariamente in-tensa y ex-tensa a la vez. La sumisión
recobra su nombre originario cuando la teoría está preñada de praxis, es decir,
cuando existen condiciones objetivas reales para invertir el protagonismo
político-económico. Si se ha sabido antes negociar
otro tipo de racionalidad castrense. O se ha sabido reconvertir la violencia de
Estado que las fuerzas del orden
ejercen en nombre de y por mandato de ese mismo Estado. A eso llamamos, por
ejemplo, primavera árabe que carga de
sentido las perspectivas de cambio. Pero también de riesgo.
Razones, a nuestro entender,
suficientes que nos ha obligado a duplicar la edición semestral por la que
habíamos optado desde nuestros orígenes en 1999. Así, a partir de la entrega 17
(2008/1.1) venimos editando dos números por semestre. Lo que nos ha permitido
una cierta interacción crítica a nivel temático y de posiciones teóricas. A
nivel interdisciplinar y geográfico.
La correspondiente demanda, al mismo
ritmo e igualmente rigurosa y cualificada, aconsejan rediseñar la estructura
temática de los índices, suprimiendo el bloque Latinoamérica e iniciando una serie autónoma de sucesivos
monográficos con el nombre de América
Latina.
El status de excelencia del que
disfruta nuestra Revista ha sido posible gracias al trabajo desinteresado de
una red de evaluadores propios y externos. Pero, más allá de esta obligada
formalidad, excelentes han sido a lo largo de estos doce años la gran mayoría
de los trabajos que hemos publicado, porque excelentes son las firmas que los
avalan.
Muchas gracias
Madrid, Abril del 2011 Román Reyes |