NOMADAS.3 | REVISTA CRITICA DE CIENCIAS SOCIALES Y JURIDICAS | ISSN 1578-6730

II República Española: LXX Aniversario
[José Mª Laso Prieto] (*)

 El 14 de abril se cumple el LXX aniversario de la proclamación de la IIª República Española. Hoy, podemos valorar objetivamente el significado que tuvo para el pueblo español. Es obvio que la República constituye la forma más democrática de gobierno. Es la única en la que todas las magistraturas del Estado son electivas y en la que no se privilegia a ningún ciudadano por razones de nacimiento o de sexo. Independientemente de sus limitaciones, las repúblicas siempre fueron superiores a las demás formas de Gobierno. En España, contamos con la experiencia de dos repúblicas. La primera, en 1873, fue muy efímera. Aunque contó con presidentes tan prestigiosos como Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar, de gran honestidad y capacidad política, no pudo resistir a una conjunción de factores desfavorables: el carlismo, el cantonalismo, la acción de los espadones y la escasez de republicanos instruidos. No obstante dejó el ejemplo de la honradez de sus gobernantes frente a la corrupción generalizada del régimen de la Restauración. La IIª República Española culminó un creciente desgaste de la monarquía borbónica originado por el desprestigio de Alfonso XIII por sus arbitrariedades y perjurio de la Constitución, al ser cómplice de la dictadura de Primo de Rivera. Por ello, el pueblo español vivió alborozado la proclamación de la República el 14 de abril. Se abría para España la posibilidad de un régimen democrático que realizase las reformas progresistas que se habían ejecutado en los países de la Europa nórdica y occidental. Sin embargo, la situación general no era nada propicia. Europa estaba sumida e la gran depresión económica de la década del 30, con un enorme paro que impulsaba hacia el fascismo. Todavía era más grave que España estuviese dominada por una oligarquía cerrilmente reaccionaria incapaz de ninguna concesión. Ya desde la propia proclamación de la República, la oligarquía comenzó a conspirar contra la institución. Como muy bien precisa Antonio Ramos-Oliveira, en su "Historia de España": "Con una suma no despreciable para comenzar, iniciaron los monárquicos la organización de la guerra civil. Acordaron crear una entidad de estudios que divulgara textos de pensadores sobre la legitimidad de una sublevación, para lo cual se creó Acción Española" en diciembre de 1931. También decidieron "la preparación de ambiente en el Ejército, a lo cual ayudaron desde el primer momento algunos generales". Y, por último, se decidieron a crear un partido con plena legalidad, cuando menos aparente, que justificase reuniones, suscripciones y enlaces (...) Independientemente de las gestiones en curso para poner en marcha la nueva organización oligárquica, la aristocracia había establecido contacto con algunos de los generales más exaltados y perturbadores. No más allá de junio de 1931, buscaban ya los monárquicos a los generales Ponte, Cavalcanti, Barrea y Orgaz para sumarse a la conspiración". (Op. cit. Tomo III, página 255). Al mismo tiempo, reaccionando contra las reformas modernizadoras del Ejército, iniciadas por Manuel Azaña, realizaron una gran campaña de denigración contra este gran estadista al que convirtieron en "el Monstruo". Apoyándose en la Iglesia retrógrada que encabezaba el Cardenal Segura, calificaron de "campaña contra el catolicismo" la reforma de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, hoy imperante en todos los Estados modernos, incluida España. Así crearon el clima necesario para derrocar violentamente a la República.

La IIª República no fue homogénea. De hecho, se dividió en dos etapas muy diferenciadas:

-El bienio progresista 1931-1933. se realizaron reformas para la democratización del país. Es decir, la reforma militar, la reforma laboral, la separación de la Iglesia y el Estado y el intento, no logrado, de una amplia reforma agraria. Las reformas sociales, fueron insuficientes, por las vacilaciones de los gobiernos republicanos y la resistencia de la oligarquía terrateniente, y comenzó a hablarse del "desencanto de la República". No sucedió así en los planos educativos y cultural. Se construyeron millares de escuelas y se dignificó a los maestros. Empero fue en el campo cultural en el que se lograron mejores resultados. Desde la generación del 98, no se había producido tal florecimiento literario. A ello contribuyó, la "generación del 27", pero, sin el marco que le proporcionó la República, su actuación no habría sido tan fecunda. De ahí que propiamente fuera la generación de la República.

- Por el contrario, durante el segundo bienio  --el denominado "bienio negro"-- iniciado con la victoria electoral de la derecha, en 1933, se trató de destruir todos los avances sociales y culturales anteriores, así como de vaciar de contenido democrático a las propias instituciones republicanas. Gil Robles, dirigente de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) se declaró accidentalista, respecto a la forma de Gobierno, y pretendió destruir a la República desde dentro. Por entonces, ya se había instaurado el fascismo legalmente en Alemania y Austria. En 1934, se creó la psicosis de que iba a suceder lo mismo en España, si la CEDA entraba en el Gobierno. Gil Robles equivalía al canciller austriaco Dolfuss. Por ello, la insurrección de 1934 en Asturias, no fue tanto un intento revolucionario como el tratar de impedir el acceso al poder del fascismo por la vía legal. La represión de la insurrección fue dirigida por el general Franco, al que Gil Robles había nombrado Jefe del Estado Mayor. La campaña pro Amnistía posibilitó el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936. esta coalición antifascista trató de aplicar un programa de izquierda moderada, muy semejante al que otro Frente Popular aplicó en Francia. Allí se lograron las vacaciones pagadas y la semana laboral de 40 horas, entre otras conquistas sociales. Es lo que no permitió la oligarquía española, alzándose el 18 de julio de 1936 en armas contra el Gobierno de la República. Durante tres años, resistió el pueblo español contra los sublevados y el fascismo internacional, hasta que fue vencido por la superioridad de armamentos impuesta por la intervención de Italia y Alemania así como por la farsa de la "no intervención" de Gran Bretaña y Francia. No obstante, el recuerdo de la IIª República Española estimuló la larga lucha por el restablecimiento de la democracia que libramos los antifranquistas españoles. Pero no se trata de mirar con nostalgia al pasado sino de que contribuyamos activamente --mediante la concienciación de los ciudadanos-- a la futura implantación de una III República Española en unas condiciones mucho más favorables que las que tuvieron que afrontar las dos anteriores.


(*) Publicado en MUNDO OBRERO, Nº 116 - Mayo.2001. Reproducido con la correspondiente autorización

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