NÓMADAS - REVISTA CRÍTICA
DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS 12-2005/2 | Universidad Complutense de Madrid | ISSN 1578-6730 |
Ventura
Pons, Fernando: Democracia y sindicalismo de Estado Elecciones sindicales en el Área Sanitaria de Sevilla. Un estudio antropológico |
Beltrán Roca Martinez >>> CV |
Con
este excelente trabajo Fernando Ventura ha
traspasado las barreras invisibles que circunscriben los objetos de estudio
posibles y nos invita a cuestionar lo incuestionable.
Se ha atrevido a ubicar su lente sobre
la idea
más sagrada –junto
a la de mercado–
en que se fundamentan las sociedades
contemporáneas: la democracia.
Desde la escuela y los medios de comunicación se nos dice que la democracia
es algo bueno, cuanto menos
“el menos malo de los sistemas políticos”. Sin
embargo, no se propone la pregunta de si
vivimos o no en una democracia. Si
el buen científico es aquel
que no da nada por sentado, las
investigaciones más interesantes son
las que analizan desde el extrañamiento
las verdades más verdaderas. El
autor distingue dos formas básicas
de entender la democracia: la «democracia representativa», hegemónica,
representada en este caso por
Shumpeter, en la que los ciudadanos delegan en
un gobierno los asuntos públicos, y la «democracia directa»,
representada por Noam Chomsky,
que propugna la participación activa del pueblo en los asuntos que
le atañen. Esta investigación se
centra en el modelo hegemónico
de democracia.
El
libro se encuentra dividido en tres partes: teoría, descripción
etnográfica y entrevistas.
En la teoría, “donde se explica académica e inexorablemente aquello de
lo que se va a hablar”,
Ventura expone de
manera didáctica y
crítica el marco
de análisis que ha utilizado
–la
teoría de los campos de Bourdieu y el análisis del discurso
de Foucault–,
las bases teóricas sobre
las que sustenta su acercamiento –de
Korsch a Derrida,
pasando por
Entre
los distintos científicos y pensadores que componen el marco teórico,
Jean Baudrillard me parece uno de los más interesantes. Este
autor se propone deconstruir el marxismo, pues ha sido la forma más
extendida de oposición al poder, pero también la responsable
de la neutralización de las energías revolucionarias. La raíz
del fracaso de la teoría marxista está en su aceptación
–al igual que la ideología burguesa– del
productivismo. Entiende el productivismo como una cadena conceptual que incluye
las nociones de trabajo, producción, técnica, etc. El “desarrollo
de las fuerzas productivas” del materialismo histórico conllevaba
la asunción de la misma noción de trabajo que había desarrollado
la burguesía. Las organizaciones obreras asumieron esto reprimiendo
otras manifestaciones revolucionarias más
inspiradas en el rechazo al trabajo alienado y defensoras del componente
lúdico y creativo del mismo: ludditas,
anarquistas, bandoleros, etc., fueron
tachados por la historiografía marxista de “rebeldes primitivos”. El
error de Baudrillard consiste en negar toda posibilidad de organización
sindical que rechace el productivismo. En su opinión, la revolución
sólo es posible a través de la inversión de lo simbólico,
y no en el plano socioeconómico. Se contradice a sí mismo,
por tanto, oponiendo una revolución cultural a una revolución
social. En sus textos siempre ha mostrado cómo lo simbólico
y lo socioeconómico se encuentran articulados formando un todo inseparable y,
lo que es más, ha criticado el dualismo occidental naturaleza/cultura
o ideal/material como representación ideológica que fundamenta
múltiples procesos de dominación
(los civilizados sobre los salvajes, los humanos sobre los animales, los
patrones sobre los obreros, los hombres sobre las mujeres…). La
clave principal de
estas páginas dedicadas a
las teorías de diversos autores es
si, dada la crítica de la racionalidad política moderna, existe
alguna posibilidad de construir algún tipo de sindicalismo alternativo, cuestión
que queda abierta a la libre interpretación del lector.
Dentro
de los últimos
epígrafes de esta segunda parte,
dedica un capítulo especialmente interesante a los orígenes
del actual sistema de representación de los trabajadores en base a
las elecciones sindicales y los comités de empresa, en el contexto
de la llamada “transición democrática” española. Durante
los últimos años del franquismo, y
especialmente tras la muerte del dictador, España disfrutaba
de una oleada de protagonismo obrero: el número de huelgas se disparó
–incluso
huelgas de solidaridad, hoy ilegales–,
profusión de asambleas de trabajadores, ocupaciones de fábricas,
encierros en templos,
etc. Todas estas actividades
desarrolladas a pesar de la persecución,
encarcelamiento e incluso asesinato de
sus protagonistas. Los
sindicatos se legalizaron y, a
medida que el régimen iba
llegando a su fin, los líderes de las diferentes fuerzas sociales fueron
negociando el
nuevo modelo de sociedad que lo vendría a sustituir. Diversos
factores confluyen sinérgicamente para
consagrar el definitivo desencanto y la desmovilización de la mayor
parte de los trabajadores: la centralización de las organizaciones
obreras, su decantación por un modelo de relaciones laborales basado
en los pactos en lugar del conflicto, la crisis económica y los procesos
de reconversión industrial, el fomento del individualismo en los trabajadores,
etc.
A
lo largo de la segunda parte el
autor tratará de dar respuesta a
la siguiente pregunta
a través de la descripción de procesos concretos: “¿Poseen
en nuestros tiempos los sindicatos
capacidad transformadora?” (p. 81). En
la descripción etnográfica
–“donde se cuentan y se interpretan las cosas que pasan”–,
Ventura nos
deleita con una minuciosa
etnografía, descripción densa
que diría Geertz, de
la preparación,
desarrollo y desenlace de las elecciones sindicales celebradas en diciembre
de 1998 en uno de los centros de trabajo del
Servicio Andaluz de Salud (SAS), en concreto en el Hospital Universitario
Virgen del Rocío, que pertenece a
Fernando
Ventura nos desvela de manera no inocente cómo funciona la maquinaria
electoral en el ámbito sindical.
Los resultados de su investigación confirman su hipótesis de
partida: el sindicato antiguo ha sido reemplazado por una estructura
radicalmente distinta bajo un mismo nombre. El sindicalismo, como forma de
auto-organización obrera con objetivos de transformación radical
de las estructuras socioeconómicas, ha sido sustituido por lo que
llama Sindicalismo de Estado, un sindicalismo reconciliador que responde
a otro tipo de intereses –intereses corporativos del mismo sindicato, intereses
profesionales de dirigentes y liberados, etc.– y
ha acabado formando parte del complejo entramado de instituciones que aseguran
la reproducción social.
En
la tercera y última parte del libro nos ofrece una serie de testimonios
de diversos sindicalistas que narran sus experiencias
biográficas y sus planteamientos en torno al
problema tratado. Sindicalistas
convencidos, sindicalistas resignados, sindicalistas desengañados y
anarcosindicalistas de antaño, exponen sus vivencias
y reflexiones sobre diversas organizaciones
sindicales.
Este
libro Fernando Ventura trata
de condensar una parte de su
investigación doctoral
dirigida por el profesor Elías Zamora,
actualmente director del Departamento de Antropología Social de