Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Universidad virtual (Hacia una)  
 
José M. Prieto Zamora
Universidad Complutense de Madrid

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" Durante demasiados años la gente ha ido a colegios que menospreciaban el mundo del trabajo y a universidades que lo rechazaban de plano". Lord Young de Graffham, The Observer, (6 Octubre 1985).
 
La Universitas studiorum se ha trocado en Universitas alumnorum. Durante la década de los ochenta la población universitaria se ha duplicado en España. Durante el curso 1993-94, por ejemplo, aproxidamente un millón cuatrocientas mil personas estaban embarcadas en estudios universitarios. El 96,7% de ellas en universidades del Estado. Uno de cada cuatro jóvenes españoles entre los 18 y 24 años estaba matriculado en programas de educación superior. Este fenómeno ya no sorprende. Es un elemento más en el paisaje urbano. La acumulación de conocimientos es una actividad tan encomiable como la acumulación de capital. Un pueblo de hidalgos se ha trasformado en una nación de titulados superiores. Viene a ser un toque de distinción en una sociedad opulenta .

Ante este panorama conviene reanudar un viejo tema: )para qué existe, está ahí y tiene que prosperar la Universidad?. La respuesta a tales cuestiones difiere según se considere que cantidad y calidad en la vida universitaria son o no compatibles. En la dialéctica estudiantil de la década de los 90, el derecho a matricularse libremente prevalece como reivindicación respecto al derecho de matricularse en condiciones idoneas para el aprendizaje y el estudio. En la dialéctica del profesorado, existe una relación directa entre número de alumnos en el aula y número de contratos nuevos para personal docente asignados a los Departamentos. Un aula masificada justifica la solicitud de nuevos contratos y sustenta el crecimiento en importancia de los Departamentos. Surge así un círculo vicioso: el derecho a la libre matrícula y el derecho a los contratos. Desde el comienzo de la década el Consejo de Universidades ha puesto en marcha un amplio conjunto de carreras universitarias, bastantes de ellas inexistentes con anterioridad. Ha persistido la óptica autocrática: las titulaciones se acreditan verticalmente. La jerarquía académica establece qué carreras pueden estudiarse en las universidades españolas.

Los estudiantes saben que en la etapa actual las titulaciones tienen que configurarse horizontalmente. La combinación táctica de asignaturas determina un curriculum. El titulado superior competente es aquel que logra hacerse valer por el entramado de asignaturas que ha cursado. Para ello tiene que reflexionar sobre los puestos de trabajo a los que quiere acceder para decantarse por un perfil de estudios superiores que sea consonante y congruente. Lo que acredita es el curriculum de estudio acumulado, no la denominación de un titulo que consagra una super-estructura académica y autónoma. Conviene, pues, abordar qué es lo que está aportando y qué es lo que está pasando por alto la universidad española. "Una institución en que se finge dar y exigir lo que no se puede exigir ni dar, es una institución falsa y desmoralizadora" .

Desde antiguo la Universidad ha sido un foro y una palestra donde se han celebrado distintos torneos de índole intelectual. Durante los últimos veinte años la Universidad española se ha convertido en foro ideológico, en foro erudito, en foro científico, en foro tecnológico y en foro profesional. Los profesores y los estudiantes han protagonizado debates, confrontaciones, entendimientos, treguas etc. que han caracterizado, en cada etapa de la reciente historia española, una manera de entender la autonomía universitaria. El que fuera un foro con libertad condicional la permitió jugar un destacado papel en la transición hacia la democracia.

La universidad española es una institución de educación superior que mantiene determinadas cotas de autonomía respecto a la Sociedad y el Estado. Quizá sea éste el único nexo común que comparten las distintas ópticas que se van a mencionar. A partir de ahí las divergencias eclosionan a la hora de delimitar cuáles son los propósitos básicos que deben cubrirse a través del quehacer universitario.

La autonomía universitaria permite a los profesores y estudiantes plantearse qué tipo de cometidos y propósitos se van a potenciar durante los años de estudio de una carrera. Así mismo permite determinar de qué manera se pueden atender los objetivos previstos a través de la configuración de los curricula y la planificación de las actividades extra-académicas. Pero para ello es preciso tener muy claro qué tipo de titulados superiores demanda una sociedad que ha apostado por la democracia social como fórmula política de convivencia y desarrollo. Ciertamente, en el seno de la universidad española pueden coexistir los seis foros. Pero también es cierto que, puesto que los recursos son escasos, es conveniente decantarse por un ordenamiento que sea consecuente con determinadas prioridades.

La autonomía es un privilegio otorgado por la Sociedad y el Estado que es preciso justificar y sostener. Por ello es conveniente ahondar en el sentido y orientación que debe primar en el funcionamiento solvente de la comunidad universitaria. La Carta Magna de la Universidad Europea ha marcado un horizonte hacia el cual avanzar "en una sociedad que se transforma y se internacionaliza".


1. La Universidad como foro ideológico.

Durante la década de los sesenta y parte de los setenta, el debate ideológico de carácter político se adueñó de la Universidad . Durante años, la confrontación fascismo-marxismo, autonomías-centralismo, catolicismo-laicismo, democracia orgánica - democracia parlamentaria, sirvió de caldo de cultivo en el día a día de la cultura universitaria. Muchos de los profesores y catedráticos universitarios actuales maduraron y se convirtieron en tales desarrollando un cierto protagonismo en esa etapa de la historia española. Asumieron posturas activas ante tales dilemas ideológicos y una consecuencia de ello ha sido su presencia efectiva en los distintos parlamentos y gobiernos.

En otros paises europeos no es moneda corriente la presencia de tantos profesores en órganos legislativos y ejecutivos de la nación. Dieciseis años después de la promulgación de la Constitución española, siguen existiendo profesores en activo que consideran que la universidad tiene que ser un foro ideológico. Se escandalizan de las bajas cotas de militancia política que constatan en las aulas. Echan de menos grupos de debate y asambleas multitudinarias sin control alguno, donde cualquiera de los presentes es estudiante de esa Facultad por el mero hecho de acudir al reclamo de una convocatoria pública. Siguen siendo pasajeros de unos autobuses que hace años están aparcados en otras cocheras. No captan que la politización de la universidad es un fenómeno típico de paises que atraviesan una etapa de transición hacia la democracia. Incuban promociones que se hacen ilustres corriendo delante de los guardias y que, mas adelante, siguen siendo ilustres por tenerlos de guardaespaldas.

A menudo la abstención en las elecciones a claustro o a juntas y la falta de interés por actividades extra-académicas es la norma. Ya no se respira politización en los pasillos de una gran parte de las Facultades. Para algunos profesores ello es un indicio del deterioro de la vida universitaria. Para otros es un indicador de higiene mental y social en la convivencia universitaria. Los retos y desafíos parecen ir por otro lado. Los debates y los enfrentamientos ideológicos tienen ya su foro en el parlamento, los partidos, los sindicatos, la prensa, la calle así como en asociaciones varias y diversas.

Quienes ven la universidad como un foro ideológico han propiciado su politización de manera que desde el saber y mediante la cultura se proceda a educar, disciplinar y encaminar a los futuros dirigentes de la Sociedad y del Estado . La universidad se convierte en una escuela de líderes habituados a mantener conspicuos debates sirviéndose de la razón dialéctica. Un buen indicador de la eficacia de este modelo es el número de escaños que detentan en el parlamento o en el gobierno los profesores o los titulados de cada universidad.


2. La Universidad como foro erudito

Durante el final de la década de los ochenta el Consejo de Universidades lanzó sobre la Universidad un debate ilustrado. Ante la reforma de los planes de estudio los grupos de trabajo, los departamentos, las facultades se adentraron en otra maraña. Se dedicaron a diseñar contenidos de materias troncales que perfilaran el saber actual imprescindible en cada una de las áreas de conocimiento reconocidas por la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación. Las escaramuzas han sido tribales en la fecunda selva tropical de las enseñanzas universitarias.

Una lectura de los planes de estudio aprobados permitiría a cada Facultad redactar más de un centenar de enciclopedias, en varios volúmenes cada una, reseñando saberes antiguos y nuevos, ineludiblemente básicos y fundamentales, para cualquier titulado universitario que se precie de ser culto. De esta manera se aseguran los departamentos la presencia de centenares de estudiantes, durante 550 a 600 horas al año, tomando copiosos apuntes en cada una de las sucesivas clases.

Desde esta óptica la lección magistral sigue siendo el objetivo docente prioritario. La enseñanza universitaria queda reducida a conseguir que las notas del profesor se trasladen a los pupitres merced al vuelo inconsútil de la palabra y la imagen. No se considera pertinente el verificar si los alumnos efectúan las lecturas complementarias recomendadas, ya que las bibliotecas no cuentan con los soportes técnicos adecuados.

Una gran parte de los estudiantes han apostado por este modelo pues prefieren que el saber se lo den precocinado . Hasta ahora nunca se han movilizado para que la ratio profesor - alumno sea, al menos, similar a la que existe en la enseñanza secundaria. No han insistido en que haya menos lecciones magistrales y más indagación supervisada. No reivindican que los fondos acumulados en las bibliotecas estén realmente disponibles en consonancia con el número de usuarios. Organizan algaradas porque la selectividad deja pasar tan solo al 80% de los bachilleres o porque los horarios lectivos no les permiten ir a su casa a comer caliente. Consideran que es natural que las clases versen sobre lo que los profesores saben y no sobre lo que los alumnos necesitan saber. Acatan la libertad de cátedra aunque ello implique, a la larga, una organización anárquica de los programas en vigor. Mantienen la antigua mentalidad de los eruditos amanuenses a la hora de recopilar apuntes. Exigen de los docentes que expongan puntualmente en las aulas todo lo necesario para satisfacer las exigencias de los exámenes. El libre acceso a la cultura sirve de coartada para reclamar el derecho a un diploma que acredite que su titular lo conoce casi todo en una área relativamente delimitada.

De modo insistente, las Universidades han promovido, además, los ineludibles títulos propios de postgrado . La L.R.U. había otorgado determinados márgenes de autodeterminación curricular. A la hora de enunciarlos los departamentos se han basado en el saber de los profesores. No han indagado qué es lo que los estudiantes necesitan aprender para vivir dignamente en una sociedad competitiva. Han optado por divulgar conocimientos puntuales de nueva acuñación en las revistas especializadas de carácter científico, no en las de índole profesional. La mira ha estado en asegurarse la matrícula de un reducido número de alumnos que aspiren a convertirse en "personas ilustradas". La connivencia está garantizada porque así se privatiza la enseñanza superior y se promueve una remuneración extra para los profesores . Se institucionaliza la ampliación de la jornada docente, retribuida y compatibilizada anualmente, entre los profesores con dedicación exclusiva. Por contra la productividad investigadora se evalúa y sanciona cada seis años. El sistema de incentivos es congruente.

Una vez más el análisis de los contenidos y programas daría pie a redactar más enciclopedias complementarias de virtuales panaceas del saber. Fundamentalmente se imparten exuberantes gamas de descubrimientos incipientes. En muchos casos se trata de hallazgos "muy interesantes" que no están aún contrastados para integrarse en una disciplina.

Raras veces se entrena para la adquisición de aquellas habilidades que son pertinentes en una ocupación a través de ejercicios y prácticas estructuradas. Las clases ocupan más del 70% de la actividad lectiva en dichos programas. De esta manera se asegura la existencia de licenciados-masters que son sabios en campos restringidos . Ni siquiera esos departamentos han captado que la denominación de Master recién acuñada está devaluando la Licenciatura como denominación de origen. Ambas aluden a un título obtenido tras cuatro o cinco años de estancia en la Universidad. En España Master significa 61 o 71, sin que profesores y estudiantes se asombren o protesten por ello .

Tradicionalmente, en España la erudición es rentable. Convierte a los titulados universitarios en funcionarios natos . Al ser personas entendidas pueden prepararse para un amplio conjunto de oposiciones para la administración pública, tanto en la vertiente civil como en la militar. Durante los últimos veinte años la administración central, autonómica o local se ha nutrido de titulados superiores, que han acaparado puestos y plazas merced a su habilidad para acumular y demostrar sapiencia.

De esta manera la masificación universitaria cumple un papel desestabilizador en el mercado laboral. Permite a los titulados universitarios competir deslealmente con otros coetáneos accediendo a puestos para los que no son las personas idóneas. Las puntuaciones más altas en un examen o en un ejercicio prevalecen respecto a las intermedias. Un recurso ante los jueces, que también son licenciados, refrendará la pertinencia del criterio que bonifica a los números uno. Las exigencias y cometidos específicos del puesto a cubrir no cuentan en los dictámenes consuetudinarios de la jurisprudencia. El que más sabe siempre es el que más vale, aunque lo que sepa no tenga nada que ver con la labor a realizar.

Quienes conciben la universidad como un foro de erudición consideran que su función consiste en elevar el tono intelectual de la sociedad, en entrenar al estudiante a memorizar teorías y modelos alternativos, a detectar sofismas y planteamientos irrelevantes, a avanzar en la indagación de la verdad . La universidad prospera en la medida en que genera personas cultas que sepan sacar provecho de la razón ilustrada. Un buen indicador de la eficacia de este modelo es el número de horas o de páginas que los intelectuales de cada universidad acaparan en los medios de comunicación de masas.


3. La Universidad como foro científico

En las Universidades también se escuchan argumentos que apuestan por la lógica del descubrimiento científico. Promueven la enseñanza de los modelos y teorías que aseguran la investigación y la explicación científica . Se espera que los estudiantes aprendan a deducir el enunciado que describe un hecho dado a partir de una teoría o hipótesis más general. Para ello se recalcan los diseños experimentales, cuasi-experimentales y observacionales así como distintos procedimientos de análisis de datos o de inferencia formalizada para promover el progreso del conocimiento.

Los alumnos tienen que aprender a desenvolverse en los distintos marcos conceptuales y a descollar en diversas pautas operativas. Los profesores continúan siendo expertos mientras mantienen lineas de investigación reales y éstas son publicadas en revistas especializadas de índole nacional o internacional. Solamente se obtiene una titulacion superior en la medida en que se demuestra una suficiente capacidad investigadora. Es decir, el título acredita que el titular está en condiciones de proseguir la actividad investigadora en unos ámbitos de exploración científica determinada. No basta con aprobar los exámenes teóricos; hay que mostrar un dominio riguroso de los procedimientos de investigación a través de la presentación de resultados concretos en los trabajo encomendados. Estos pueden tener lugar en el laboratorio, en los estudios de campo o en la inducción formal. Teoría y práctica se combinan a través de la experimentación. La adquisición de habilidades resulta tan relevante como la adquisición de los conocimientos pertinentes.

En este tipo de foros, la masificación universitaria está contraindicada, ya que la función de tutoría y supervisión no queda garantizada. Se estudian y se trabajan los temas que se abordan. Los apuntes cuentan poco. Los titulados universitarios compiten para acceder a ocupaciones altamente especializadas. La valoración de candidatos incluye sus calificaciones durante la carrera así como el dominio de conocimientos y técnicas suplementarias como informática, lenguas extranjeras y la demostración de hallazgos específicos reseñados en publicaciones o trabajos presentados en Congresos. Su presencia en oposiciones es circunstancial, asumiéndolas como un mal menor cuando no ocupan puestos específicos. La administración española crea pocos puestos para personas con formación científica. Más bien los infravalora a través del sistema de retribuciones que favorece a quienes dominan el derecho administrativo. De ahí que su movilidad laboral sea elevada. Casi siempre la promoción les encamina hacia la empresa privada o extranjera.

Quienes entienden la universidad como un foro científico creen en la idea del progreso internacional de la ciencia a través de las aportaciones rigurosas de las distintas lineas de investigación. El análisis sistemático de los hechos sustenta un avance efectivo en el estado del conocimiento disponible. La universidad adquiere relieve por los investigadores que muestran un dominio adecuado de la razón científica . Un buen indicador de la eficacia de este modelo es el número de premios y reconocimientos científicos que se cosechan.


4. La universidad como foro tecnológico

Igualmente en las Universidades se está estimulando la lógica del diseño de sistemas técnicos. Se espera de los estudiantes que aprendan a concebir distintas gamas de actuación que permitan transformar una situación previa en otra que se considere más oportuna . Los profesores utilizan el conocimiento científico para combinarlas con habilidades prácticas a la hora de resolver necesidades de la vida diaria. Es decir, se anima a los alumnos a ocuparse de aquellas situaciones en que se produce un desajuste entre los propósitos que son viables y la realidad compleja .

Prima la flexibilidad adaptativa en los programas de formación de suerte que el alumno puede configurar por su cuenta una porción relevante del curriculum. Se incita a la localización de técnicas innovadoras para descubrir en qué consisten y cómo poder mejorarlas. Las investigaciones propias que se llevan a cabo se transforman en productos comerciales. Se intenta integrar las fases de desarrollo de una investigación con las de producción. Se presta especial atención a los patrones de normalización. Los estudiantes aprenden al mismo tiempo que colaboran generando un prototipo . Se promueve el pensamiento crítico para acotar un problema, formular y dar respuesta a las preguntas necesarias así como detectar aspectos estructurales en el desorden aparente. Así se aprende a generar soluciones que sean viables.

Los proyectos de fin de carrera permiten una valoración global del entrenamiento y capacitación acumulada durante los estudios universitarios. Los diseños incompletos son rechazados. Solo aquellos que son plausibles y convincentes sustentan la determinación del apto. Normalmente tales titulados universitarios aspiran a obtener puestos de trabajo directamente ligados a su cualificación en la empresa privada o en la pública. El ejercicio liberal es la alternativa por la que optan con asiduidad.

Quienes consideran la universidad como un foro tecnológico promueven la preocupación constante por los problemas y necesidades que atañen a una mejor calidad de vida de la sociedad. Se presta gran atención a las posibles aplicaciones de la ciencia o al desarrollo de procedimientos innovadores. Los logros merecen la pena en la medida en que sea útiles y rentables a corto o a largo plazo. Se intenta promover técnicos cualificados que sintonicen con los dictados de la razón práctica. Un buen indicador de la eficacia de este modelo es el número de patentes que se registran o avalan en la Universidad.


5. La Universidad como foro profesional

Cerca del 90% de los estudiantes que acceden a la Universidad acuden con la idea de convertirse en profesionales expertos. De esta manera se deciden a invertir una parte de su tiempo y energías juveniles en la Universidad para asegurarse un futuro solvente y gratificador.

Para su sorpresa, descubren que los profesores no conciben los estudios universitarios como un programa de capacitación que les asegure un puesto de trabajo en la sociedad. Asimismo comprueban que los docentes no suelen indagar cuales son los enfoques pedagógicos más adecuados para impartirles los conocimientos y entrenarles en las habilidades que facilitarán el desarrollo de una carrera profesional. Esta es una linea de pensamiento que está ausente en el discurso habitual de los profesores. La flexibilidad y versatilidad pedagógica no es compatible con la masificación del alumnado.

Constatan una gran desvinculación entre las categorías laborales y las categorías conceptuales que están vigentes en su curriculum. No se les anima a pensar de un modo analítico y sintético a la vez. No se valora el que sepan estructurar los problemas y resolverlos de un modo convincente. En contadas ocasiones se les habitúa a trabajar individualmente o en equipos de forma metódica. Rara vez se sacan a relucir las implicaciones e interrelaciones económicas que condicionan los asuntos que abordan. En contadas ocasiones se estimula el que se involucren a fondo en un asunto o tarea. Se valora muy poco la creatividad y la capacidad de persuasión. No se les entrena a mostrarse competitivos .

Sin embargo, las preocupaciones de los actuales estudiantes parecen centrarse premeditadamente en las salidas profesionales. Comprueban que gran parte del profesorado se desentiende formalmente de dicha óptica. Una nueva dicotomía, materialismo-idealismo, cobra enconada vigencia en los escasos diálogos que entablan docentes y estudiantes sobre la reforma universitaria.

Quienes propugnan que la universidad ha de ser un foro profesional prestan una gran atención a los puestos de trabajo que existen en el entorno productivo y que pueden ser cubiertos de modo solvente por los titulados universitarios. Se preocupan por captar las demandas de personal cualificado que surgen en una sociedad industrial avanzada. Para ello se lleva a cabo un seguimiento de las contrataciones laborales de las que se benefician los graduados en los distintos programas en vigor. Se estimula la formación de expertos, en un mercado laboral flexible, que basen sus diseños productivos e innovadores en la razón funcional. Un buen indicador de la eficacia de este modelo es la ratio de empleo que se constata entre los miembros de una promoción.


6. La Universidad como foro virtual

En 1969 comenzaron a conectarse en red los ordenadores de distintas universidades americanas. El propósito era facilitar la comunicación y el intercambio de conocimiento experto entre investigadores de primer nivel. Surgía así la era de las autopistas de la información, todas ellas de carácter virtual. Hasta que España no se incorporó a la OTAN, las universidades españolas estuvieron excluidas de tales redes por no tener acceso al protocolo de control de la transmision.

En Diciembre de 1994, unos cuatro millones de ordenadores estaban conectados entre si de modo permanente, dando cancha a unos 30 millones de usuarios, la gran mayoría profesores y estudiantes universitarios. En esa fecha varias universidades españolas aún no estaban conectadas a dicha red, y cerca del 90% de los departamentos universitarios carecían de una conexión permanente. Sólo el 1% de los profesores universitarios consultaba de modo regular el gran banco de datos e informes disponible en dicha red. De tal palo tal astilla, de suerte que el 99,99% de los estudiantes universitarios no mostraba el más mínimo interés en conectarse a dicha red. Estaba disponible, como un arcano, en los campus.

El escaso número de profesores y estudiantes que se conectan regularmente a sistemas tales como Internet, Bitnet, Compuserve, Ibertext comparten unas características comunes: saben leer y escribir en inglés, tienen un ordenador personal en el despacho o en casa, son usuarios habituales de distintos programas informáticos y tienen claro que la información impresa casi siempre está obsoleta ( la información que obtienen en linea es tan contemporanea como efímera). Además se han habituado a consultar documentos en hipertexto y en hipermedia, donde palabras, imágenes y sonido forman un todo integrado como en la vida misma.

Un estudiante de medicina, por ejemplo, puede acceder en linea a toda la documentación de un caso clínico: historial, radiografías, ecografías, escáner, análisis de sangre y orina etc. No solo las puede consultar sino que, a menudo, las puede grabar en diskettes para un estudio más pormenorizado en el ordenador de casa. En linea, se puede conectar el estudiante con un ordenador lejano para efectuar una consulta bibliográfica en la biblioteca, para charlar con otro estudiante de la misma especialidad en otra universidad de un país cercano o lejano, para efectuar una consulta con el autor de un artículo que acaba de leer, para incorporarse a foros de discusión monográficos o para obtener gratuitamente programas específicos de software que no están comercializados en los circuitos de distribución local. La gama de posibilidades es abierta.

Se trata, pues, de un cambio cualitativo . Los programas de educación a distancia pusieron de relieve que el contacto regular entre el profesor y el universitario/a no es imprescindible para asegurar determinadas cotas de aprendizaje. Las autopistas de la información ponen de relieve que los estudiantes puede escoger el docente, el campus, los compañero/as que consideren más adecuados para alcanzar las cotas de aprendizaje que se ha propuesto. Los estudiantes pueden ayudarse entre sí en la consecución de sus objetivos mucho más que si dependen de la supervisión de un tutor. Por ejemplo, en el foro Aenseñanza de la psicología@ ayudantes, becarios y asociados que han de impartir una determinada asignatura intercambian regularmente trucos, libros recomendados, ejercicios prácticos con otros colegas que se encuentran en una tesitura similar en otros países. Estos jóvenes profesores han obtado por no consultar asiduamente a su mentor formal; por su parte, tales mentores descubren con sorpresa enfoques docentes innovadores entre sus tutorizados, desconociendo la fuente de inspiración de tales iniciativas. Otro tanto ocurre entre los estudiantes de doctorado, ya que existen foros dedicados al intercambio de estrategias y ayudas.

En el ciberespacio, los estudiantes universitarios aprenden descubriendo por su cuenta territorios del saber dispersos alrededor del mundo por el simple hecho de sacar partido de su bilinguismo y de su familiarización con la informática. Dejan de ser estudiantes pasivos, para convertirse en estudiantes activos navegando a sus anchas por hiperespacios virtuales. Por contra comienza a ser una minusvalía intelectual el hecho de ser catalogado como alumnado monolingue con fobia a la informática.

Asimismo se preveen cambios notables en el papel que han de desempeñar el profesorado en su interacción con el alumnado que sabe navegar a sus anchas por las autopistas de la información . Por ejemplo, es más importante brindar asesoramiento sobre el tipo de información que deben buscar que el que se imparta dicha información en el aula. Es más importante ayudarles a aprender como se separa el grano de la paja, que darles el grano debidamente clasificado. Es más importante evaluar los logros y fracasos personales de cada estudiante que lleva a cabo una búsqueda en el hiperespacio que comparar sus logros y fracasos con los de otros estudiantes. Trabajando en equipos de 2-3 personas, los estudiantes ganan si se asocian con colegas cuyo perfil es distinto y complementario, que si se asocian con colegas cuyo perfil es excesivamente afín. Se potencian los agrupamientos por conveniencia que por amistad. Los recorridos virtuales suelen ser diferentes e incluso originales al albur de la iniciativa de cada estudiante o equipo de estudiantes. Cada vez le va a ser más difícil al profesor el poder verificar las fuentes documentales a las que acceden sus estudiante, ya que los itinerarios disponibles constituyen una tupida tela de araña a lo largo y ancho del mundo (World Wide Web). Aprender a localizar la información y a sacar partido de la misma está siendo mucho más importante que el aprender unos contenidos concretos. El universitario que domina el cómo se hace algo es un experto de mayor valía y cotización que el estudiante que sólo sabe qué es lo que entra en el examen.

Asimismo, la brecha se incrementa entre los estudiantes y profesorado que saben deambular por las autopistas de la información que quienes siguen utilizando las técnicas de investigación y docencia que ya estaban en vigor en el siglo XIX. En un mismo campus conviven una mayoría de universitarios tercer mundistas con una minoría de primer mundistas. La diferencia de estatus es cada vez más notable.

Igualmente ello va a entrañar una nueva configuración de la logística universitaria. En la L.R.U. por ejemplo, se pone el énfasis en docencia e investigación. En la nueva tesitura, el acceder a bancos de información y el poner a disposición de la comunidad internacional los propios bancos de datos e informes será cada vez más relevante. En la mayoría de las universidades españolas, tres de cada cuatro ordenadores están destinados a finales de 1994 a tareas administrativas, con el consiguiente reparto del personal de apoyo. En la nueva configuración, la distribución de ordenadores destinados a la investigación y a la generación u obtención de información tendrán que equiparse con los que se ocupan con la gestión administrativa. Los departamentos van a requerir un documentalista, que localice y gestione los fondos documentales. Por defecto, los becarios y ayudantes pueden asumir tales funciones, añadiéndola a las investigación y docencia. El perfil, pues, se complica, respecto al de los predecesores. No bastará, pues, con un buen expediente académico. El manejo de lenguas y la familiarización informática constituirán un requisito previo. La razón es clara, un departamento universitario que no esté conectado a las autopistas de la información generando y recabando documentos e informes electronicos, será un departamento con una existencia cada vez más anodina, provinciana y obsoleta.

Un buen indicador de la eficacia de este modelo es el número de servidores con que cuenta una Universidad conectados de modo permanente y el volumen de conexiones externas que acceden y consultan electrónicamente los documentos, informes y datos que están disponibles en tales servidores.


Los seis modelos coexisten en el entorno universitario . La rebelión estudiantil de la década de los sesenta convirtió a la universidad en un foro de debate ideológico y cuestionó la primacía de las restantes ópticas. Durante la década de los setenta y parte de los ochenta, el modelo erudito recuperó forma como consecuencia de la reconversión del personal no numerario en personal numerario a través de oposiciones y concursos en los que se respaldaba la erudición. Una vez instalados en sus plazas, el profesorado ha optado por recalcar la óptica científica y técnológica, mientras que el alumnado ha reclamado la conveniencia de introducir una óptica eminentemente profesional en las carreras universitarias. La óptica cibernética y virtual solamente está asentada en una minoría de departamentos con una raigambre eminentemente técnica; se contempla como un lujo inefable en la mayoria de los departamentos, facultades y escuelas. Se trata, pues, de un nuevo marco de referencia y un nuevo desafío en la concepción de la vida universitaria. Los seis modelos delimitan un mapa de rutas a la hora de visitar cada campus. Quienes apuestan por la excelencia, tienen claro qué foros deben evitar y en cuales han de ahondar. Nutren, en su conjunto, un marco global de referencia.


THEORIA  | Proyecto Crítico de Ciencias Sociales - Universidad Complutense de Madrid