Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Grupo de intervención (El)  
 
Alfonso Valero
Equipo de Estudios EDE, Madrid

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El grupo de intervención es una técnica sociológica proto-dialéctica que se sitúa en la frontera 'borrosa' entre la técnicas estructurales y las dialécticas. Su campo metodológico y epistemológico parte de los presupuestos teóricos del análisis institucional en situación por cuanto que se aplica en el seno de una institución, ensayada por EDE en la institución escolar como una adaptación a la investigación sociológica de la técnica dialéctica "sociosicoanálisis".

Le separa de la técnica estructural 'grupo de discusión' la diferencia de grado de los contextos situacional y convencional; el colectivo al que se dirige la técnica no es un grupo homogeneizado exteriormente por variables sociológicas para que cumpla la función de muestra analógica de un grupo social referente determinado, extraído de distintas estructuras funcionales, ni el objetivo único que persigue la técnica es extraer información del grupo, discurso grupal, en el proceso de investigación.

El microgrupo forma parte de un colectivo instituido, y sus miembros pueden seguir formando conjunto terminada la intervención. En el plano linguístico el grupo funciona con un mayor grado de libertad discursiva; sus miembros, y en relación a los objetivos propuestos y consensuados por analistas y grupo, pueden hablar sin limitaciones, las intervenciones de sus miembros no pretenden producir un discurso grupal que pliegue las diferencias, sino enriquecer al grupo con sus reflexiones, estructurando el desarrollo de las sesiones para que el grupo produzca junto a componentes discursivos componentes transformadores. La capacidad de producir este tipo de comportamientos depende en gran medida del funcionamiento del grupo, del desarrollo de la técnica, y de la producción de los analizadores adecuados. Que la actividad del grupo de intervención traspase las fronteras del propio grupo y se refracte en el colectivo es algo que si se produce es exterior a la técnica.

En el diseño y aplicación de la técnica sus miembros asisten y participan voluntariamente, conformándose como un virtual grupo-sujeto homogeneizado por su pertenencia a una institución. La técnica coadyuva a cumplir el objetivo, asumido por el grupo, de emprender un proceso de conocimiento encaminado a que los miembros del grupo tomen conciencia de sus necesidades y demandas, en función de los intereses y deseos que el grupo sea capaz de introyectar en el proceso de aplicación de la técnica, para lo que es necesario la actualización de las capacidades psíquicas y sociales de cada uno de los miembros para la producción por el grupo-sujeto de un "yo del enunciado" o sujeto colectivo como instrumento transformador limitado espacial y temporalmente.

El grupo que se conforma para la aplicación de la técnica forma conjunto de pertenencia como 'clase' funcional (en el sentido que Mendel lo aplica al sociopsicoanálisis) de la institución en la que se integra, y para la que se realiza la investigación. Clases funcionales son los alumnos, profesores, personal administrativo si se trata de un Centro de Enseñanza, en una institución productiva se distinguirían por las distintas posiciones que ocupan sus miembros estructurados por la división social y técnica del trabajo y por la organización y funcionamiento jerarquizado de las relaciones sociales y de poder establecidas.

Hay pues un mayor grado de libertad y de implicación en los miembros que participan en el grupo de intervención y que voluntariamente se comprometen a realizar un número determinado de reuniones -el número es fijado por el propio grupo- con la finalidad de reflexionar en el marco de la institución con "un material que no es sino la relación que los individuos mantienen con las instituciones" (Lourau 1.970) y tomar conciencia de las necesidades de conocimiento, formulación a partir de la exploración de los niveles latentes y manifiestos de las demandas sociales dirigidas a la institución como término a una visión crítica de la oferta institucional asociada al objetivo manifiesto de producir un proyecto alternativo que satisfaga sus intereses formativos y de conocimiento a partir del proceso de significación de sus necesidades emprendido.

El 'grupo de intervención' se diferencia de las técnicas dialécticas, y del socioanálisis en particular, en dos importantes cuestiones metodológicas. En primer lugar, en el 'grupo de intervención' la demanda de la técnica no parte del grupo, es el acuerdo, aunque con carácter voluntario, a iniciativa de los analistas con un grupo de alumnos (en el caso de una institución de enseñanza) que muestran algún interés por actualizar sus capacidades de poder psíquico y social a partir de un proceso de autoconocimiento que impulsa la técnica. En segundo lugar las condiciones propias de constitución del grupo de trabajo aunque tenga un referente dialéctico con la clase funcional que comprende al conjunto de alumnos de la institución de la que forman parte, en última instancia, y modelada por el carácter restringido de la demanda institucional -cliente- de conocer las actitudes y opiniones y expectativas e intereses de los alumnos en relación con la oferta material de la Institución (la demanda de conocimiento puede surgir en el seno de otras clases funcionales, por ejemplo del profesorado), la técnica trabaja para que el grupo conozca y signifique sus insatisfacciones y demandas latentes y manifiestas, con el objetivo asociado, si hay acuerdo en su seno, de producir un proyecto alternativo y transformador que contemple y pueda satisfacer las necesidades descubiertas por el grupo en su proceso de reflexión sociológica y de autoconocimiento.

El trabajo del grupo y su capacidad vitual de actualizar técnicas de tipo conversacional/accional, se dobla con el cierre estructural de la actividad investigadora, e incide de dorma directa en el informe conclusivo que, integrado en el diseño de las técnicas metodológicas, se le ha asignado la tarea de producción de un plan crítico y en su caso alternativo a la oferta institucional. La institución-cliente se atribuye, por su posición de poder, el posible uso social de los resultados de la investigación.

Así pues a la técnica del 'grupo de intervención' se le asigna el objetivo de provocar en un grupo de alumnos la actualización de la capacidad de diseñar, conociendo sus necesidades y a partir de sus propias autorreferencias, un proyecto alternativo en relación a la actividad que realizan en una institución.

La articulación de esta técnica como culminación de la puesta en funcionamiento de una estructura metodológica compleja en la que se incluyen técnicas de carácter distributivo y/o estructural, nos parece muy adecuada cuando se trata de perseguir un doble efecto. Por un lado, trabajar desde una posición dialéctica con estructuras metodológicas que incluyen técnicas que contribuyan a sacar a la población que habitualmente utiliza la sociología convencional, de su condición de objeto a una posición de sujeto de conocimiento para que conozcan, como sujetos, qué tipo de necesidades tienen, y por tanto que demandas hacen a la institución, y por otra parte y como resultado de esa implicación grupal, producir proyectos alternativos para su plasmación en el informe que de forma 'provisional' cierra la investigación en un sentido restringido y su entrega a la institución cliente. La técnica consigue su objetivo si en el informe de la investigación se incluye la producción por el microgrupo de un proyecto alternativo como resultado de un proceso de conocimiento pleno emprendido por la técnica, significación desde su autorreferencia del medio social, proyecto de transformación de la oferta institucional que responda a las necesidades descubiertas y significadas por el grupo de alumnos durante la aplicación de la técnica, y la presentación de un plan alternativo para que sea objeto de estudio por la Instución-cliente que desea conocer las necesidades formativas que tienen sus alumnos.

Los alumnos no son sujetos de la transformación, pero sí participan como tales, en condiciones controladas, en el proceso de investigación y de conocimiento de sus necesidades, lo que le diferencia de forma cualitativa de las técnicas estructurales, y la institución toma para sí la secuencia transformadora.

En principio la aplicación de esta técnica, aunque adaptada a las condiciones particulares de la institución donde se realiza, debe trabajar conjuntamente con otras técnicas, incluidas las conferencias o charlas, para conseguir el objetivo de captar las actitudes críticas ante la institución, y poder incidir sobre un reducido colectivo para que se despierte la "necesidad" de una reflexión personal y a fondo sobre el ejercicio social de la actividad que despliega la institución, para ello es interesante si se han realizado otras técnicas el entregar la información -tratada como analizador- para que se manifieste una demanda para la formación de un 'grupo de intervención'. En el 'grupo de intervención' se trabaja sobre un espacio liso, y la iniciativa de la realización de este técnica aunque propuesta por el grupo investigador debe cederse a quienes despierte ese interés reflexivo y crítico.

Conformado el grupo y los investigadores que van a formar parte de esta experiencia, éstos desempeñarán la función auxiliar de "analistas", dispuestos a dedicar las sesiones que se hayan acordado al ejercicio reflexivo sobre la función social del profesor y alumnos en la institución enseñante, su relación entre sí y con la administración educativa, y sobre la formación que esta función y estas relaciones exige, formación que debe actuar de referente para plantearse la posibilidad de construir un proyecto de formación alternativo.

Los analistas que intervienen en el 'grupo de intervención' están asistidos desde fuera por un grupo interdisciplinar de investigadores, grupo de apoyo donde se reflexiona, se analiza los resultados de las sesiones, se producen los analizadores y el tema que los analistas van a proponer en la siguiente reunión, para que el grupo derive hacia posiciones discursivas de trabajo, y evitar que la acción del grupo se clausure por actitudes o posiciones terapéuticas de regresión psicofamiliar que impiden y bloquean la acción social del grupo.

La técnica del 'grupo de intervención' exige además de la producción de la demanda de conocimiento, condición necesaria para estimular y promover la participación voluntaria de un pequeño grupo de personas, explicar en qué, cómo y para qué participan. Hay que dar al grupo de intervención toda la información necesaria para que desde el primer momento tomen conciencia de lo que se les propone, garantizando un espacio/tiempo y unas condiciones de producción con el mayor grado de libertad y de simetría que el grupo sea capaz de actualizar.

Así pues la situación del 'analista' en el grupo debe perder el papel de 'preceptor' que le asignan las técnicas estructurales en el grupo de discusión, para colocarse en una posición de instrumento para un objetivo: producción de un plan alternativo o transformador de la institución, de un colectivo homogeneizado como clase funcional por la posición que ocupan en la estructura. La técnica prevé, si en el grupo dominan relaciones simétricas, que la función del analista pueda simplemente salir por designación del grupo y aun turnarse. Esto no siempre funciona pero es conveniente para la eficacia de la técnica plantearlo al grupo desde la primera sesión de constitución.

En la técnica el número de sesiones debe quedar abierto a las decisiones del grupo y a las que requiera alcanzar los objetivos propuestos. También debe ser competencia del grupo quien decida en cuestión de horarios y el lugar donde las sesiones se llevan a cabo.

La aplicación de esta técnica en un centro educativo de postgrado, inscrita en una estructura metodológica compleja que comprendía técnicas distributivas y estructurales (encuestas, grupos de discusión, análisis de textos) la organización y funcionamiento del 'grupo de intervención', creado a partir de la invitación que se hizo a un pequeño grupo de alumnos interesados en participar en los objetivos de esta técnica, contempla algunos principios de partida.

En cada sesión el analista (uno de los investigadores pero es conveniente plantear al grupo su rotación) introduce brevemente el tema. Excepto en la primera reunión, en que la introducción sirve para explicar "las reglas del juego" y los objetivos, en las demás sesiones, la introducción consiste en dar a cada uno de los componentes del grupo un resumen de la sesión anterior, resumen trabajado en los períodos de entresesión para conformar con las propias palabras de los miembros del grupo un discurso significativo capaz de servir de elemento "provocador" para la reflexión. Al finalizar cada reunión se les entrega un segundo documento relacionado con el tema para que sirva de segundo elemento provocador para la sesión siguiente. En esta técnica está previsto el uso de "analizadores" que deben actuar como componentes provocadores o estimuladores de la reflexión del grupo, siendo los analistas parte de ellos.

En las sesiones los investigadores aun presentes se mantienen al margen de la reflexión colectiva aportando tan sólo elementos de reflexión pero no, desde luego, su propia reflexión.

Entre cada sesión, los investigadores, ayudados por un equipo exterior a la investigación, proceden al análisis de las grabaciones de la sesión anterior, a la crítica de sus propias intervenciones, a la constatación de los progresos y de las regresiones en la reflexión del grupo, así como también a la producción de dos analizadores que por sesión se van poniendo en juego.

El proceso de conocimiento emprendido por el grupo-sujeto culmina para la investigación con la producción de un proyecto

transformador, pero en sí mismo el proceso contiene el germen de registrar la representación producida mediante el despliegue de un proceso más amplio de conocimiento pleno.


THEORIA  | Proyecto Crítico de Ciencias Sociales - Universidad Complutense de Madrid